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Vista del Campillo que se obtiene desde la calle Castillo. :: pakopí
El Campillo, de proyecto estrella a quebradero de cabeza

El Campillo, de proyecto estrella a quebradero de cabeza

La renovación de esta zona continúa bloqueada cinco años después de que el Consistorio anunciara la intervención

Tania Agúndez

Domingo, 29 de noviembre 2015, 00:35

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Parece la historia interminable. Ese asunto enredado que no tiene fin. La renovación del Campillo ha estado en el punto de mira del Ayuntamiento durante décadas, y fue uno de los objetivos de los responsables municipales en las últimas legislaturas. Desde 2005 se han barajado varias ideas, pero ha sido la última, impulsada por el equipo de Miguel Celdrán, la que parecía ser la definitiva.

La propuesta se presentó a principios de 2011, unos meses antes de que se celebrasen las elecciones municipales. En esos comicios Celdrán arrasó con 17 concejales y sobrepasó con creces la mayoría absoluta. Entonces nadie podía presagiar que una legislatura después (en la presente) el PP perdería esa mayoría y necesitaría el apoyo de otros grupos políticos de la oposición para sacar adelante el proyecto del Campillo.

La iniciativa se planteó como la propuesta estrella de la ciudad, el plan urbanístico que conseguiría salvar esta zona deprimida del Casco Histórico de Badajoz. Sin embargo, la recuperación del Campillo continúa bloqueada cinco años después de que el Consistorio la anunciara. Ahora ese gran proyecto se ha convertido en un quebradero de cabeza para el actual Gobierno local.

La regeneración de esta parte del barrio histórico de la ciudad ha sido una petición que los vecinos han demandado reiteradamente. Se había convertido en un foco de marginalidad y para renovarlo había que actuar de manera urgente. A lo largo de los años se han planteado muchas soluciones. En 2005 la entonces delegada de Urbanismo, Cristina Herrera, apuntó a un promoción de VPO para jóvenes, pero nunca más se supo al respecto. En 2008, con Celestino Rodolfo al frente del área, anunciaron dos edificios para centralizar los servicios municipales frente a la muralla del baluarte de San Pedro y la construcción de bloques residenciales frente a los jardines de la Galera. Incluso se refirió a la posibilidad de habilitar un aparcamiento subterráneo en el citado baluarte.

Pero el plan que ha llegado más lejos fue el revelado en 2011. Se trata de una ambiciosa actuación promovida por la Inmobiliaria Municipal que, además de la construcción de viviendas y la rehabilitación de casas en el Campillo, contempla acondicionar la vía rápida, crear plazas y abrir nuevas calles, entre otras actuaciones. Los trabajos están organizados por fases.

El principal problema, la financiación, pareció solucionarse con la llegada de subvenciones. El Ayuntamiento calculaba que el coste del proyecto sería de unos 20 millones de euros que se cubrirían con los 4,25 millones de euros de una ayuda estatal y con otros 1,42 millones que aportaba el Gobierno regional. El Consistorio financiaría el resto.

Aunque al proyecto le quedaba un largo recorrido y los técnicos debían redactar los estudios detalle de cada una de las manzanas de la zona de actuación, pronto se empezaron a dar fechas. La intención de Urbanismo era que las obras de urbanización de la fase inicial arrancaran en 2012 con el deseo de que los primeros vecinos llegaran a las nuevas viviendas a finales de 2015. Esta primera fase, que incluía la creación de medio centenar de casas en dos urbanizaciones cerradas cerca de la Torre de Espantaperros, es ahora el principal elemento de discordia entre el Gobierno local y los partidos de la oposición.

Vecinos

La polémica empezó mucho antes, tras anunciar que el Ayuntamiento iba a comprar, expropiar o negociar permutas con los propietarios de las viviendas que quedaban en la zona. Enseguida los vecinos expresaron su malestar con este proceso. Los derribos también forman parte de esta historia no exenta de trabas.

Mientras este asunto se resolvía, los trabajos para elaborar los proyectos de las infraestructuras planteadas en el área continuaban adelante.

De hecho, el Ayuntamiento aportó más detalles del diseño de esas primeras casas y sus características a mediados de 2013, durante una visita que realizó a Badajoz el entonces consejero de Vivienda, Víctor del Moral. A finales de ese mismo año ya se habían interesado por la compra de esos inmuebles 180 vecinos. Esa era la cifra de usuarios que estaban apuntados en la lista que había abierto la Inmobiliaria Municipal. Actualmente el dato ronda las 400 personas.

A principios de 2014 el Ayuntamiento dio un nuevo paso e inició los trámites administrativos para ejecutar las obras. En febrero pasó por la Comisión Provincial de Patrimonio, organismo que solicitó al Consistorio el estudio de detalle que incluyera el proyecto de actuación singular.

A mediados del año pasado Patrimonio sí dio el visto bueno a las obras para llevar las nuevas instalaciones de saneamiento a la zona del Campillo, labores que se acometieron en noviembre de 2014. El proyecto, que ya había sufrido algunos retrasos, estaba más cerca de convertirse en una realidad y fue entonces cuando comenzaron a surgir algunas voces críticas hacia esta iniciativa municipal.

¿Cuándo saltó la chispa?

Fue a principios de 2014, al conocerse más aspectos de la propuesta, cuando los concejales de Izquierda Unida, que entonces tenía representación, se posicionaron en contra del proyecto. Sucesivamente Amigos de Badajoz, la Asociación Cívica, la plataforma 'Salvar el Parque Ascensión', la agrupación Pro Mercado de Abastos o Adenex , entre otros colectivos, denunciaron también varios aspectos de la propuesta. Esto sólo hizo saltar la chispa.

A partir de entonces el movimiento social que cuestionaba la actuación del Campillo fue creciendo. Arquitectos, arqueólogos, historiadores, agrupaciones pacenses que defienden el patrimonio e incluso la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes han expresado su opinión sobre la recuperación planteada y han mostrado su oposición.

Mientras tanto, el tiempo se echaba encima y las subvenciones que dependían de los plazos para llevar a cabo la obra comenzaron a peligrar. La controversia estaba servida.

A pesar de que la situación se complicaba a medida que iban pasando los meses, no ha sido hasta principios de este año cuando el Ayuntamiento ha puesto en práctica una política más abierta respecto a la regeneración del Campillo.

Fue en febrero, de nuevo en periodo preelectoral, cuando Celestino Rodolfo convocó la primera presentación pública sobre el proyecto. A la cita acudieron vecinos de la zona afectados por la actuación, ciudadanos que decían estar molestos con la propuesta y también personas interesadas en vivir en las nuevas casas del Campillo.

En varias ocasiones Rodolfo ha reconocido que las viviendas diseñadas en la zona se han ido modificando para tratar de lograr el consenso social. Con estos cambios también pretende ganar el apoyo de los grupos de la oposición. En verano todo el trabajo técnico y arqueológico ha estado expuesto en las Casas Consistoriales para difundirlo.

El alcalde de la ciudad, Francisco Javier Fragoso, ha señalado en alguna ocasión que el Ayuntamiento está dispuesto a seguir introduciendo cambios con el fin de mejorar la propuesta municipal.

Sin embargo, tal y como destacó Germán López Iglesias, primer teniente de alcalde, no van a retirar el proyecto e iniciar otro desde cero. Eso es lo que piden Ciudadanos y PSOE, mientras que Podemos ha resuelto respaldar la recuperación del Campillo siempre que se acepten modificaciones en el diseño de las viviendas.

En ese punto se encuentra ahora esta cuestión. La intención es que pase por Pleno en diciembre. Si logran el apoyo de alguno de los grupos el PP podrá desbloquear el asunto y sacar adelante el proyecto. De este modo, podrían comenzar las excavaciones en extensión, ya que las labores de urbanización tienen el visto bueno de Patrimonio.

La renovación del Campillo se ha atascado hasta tal punto que en alguna ocasión los responsables municipales han llegado a decir que si no consiguen el respaldo necesario para intervenir en la zona «no se hará y punto».

Desenredar esta madeja no ha sido sencillo hasta ahora y, aunque en los últimos días se ha abierto un nuevo horizonte, el tiempo juega en contra. Mientras las negociaciones y el debate permanece sobre la mesa, los pacenses contemplan cómo la dejadez y el abandono siguen campando a sus anchas en el Campillo.

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