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Natalia
Domingo, 8 de noviembre 2015, 08:22
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badajoz. Isidoro Barragán tiene 19 años. Es un joven tímido y está muy serio. Ha viajado los 80 kilómetros que separan Los Santos de Maimona y Badajoz para dar su primera clase de tauromaquia. Su profesor, el torero de plata Fernando González, le pregunta: «¿Alguna vez has cogido un capote?». «No», responde. Se lo ponen en las manos y lo extiende. «Pesa», susurra Isidoro, que luce una gran sonrisa.
Durante los fines de semana de noviembre Fernando González está impartiendo un taller de tauromaquia algo especial porque está abierto a cualquier aficionado que quiera dar el salto al ruedo y saber lo que sienten los toreros a los que admiran. En estas clases, en su finca de Tres Arroyos, hacen toreo de salón, ejercicios de banderillas o pases con carretones que imitan la embestida del astado. El último día podrán torear una becerra.
Es la segunda vez que se celebra este taller, que ha congregado en esta edición a una docena de participantes. González espera que, si hay demanda, pueda repetirlo de nuevo en el mes de febrero.
El perfil de los participantes es similar al de Isidoro. Grandes aficionados al toreo que quieren saber más sobre el mundo que les apasiona. Es el caso de Victoriano Mayo, un pacense de 54 años que suele ir a las corridas. «Quería aprender desde dentro. Ahora ves los toros con otros ojos. Yo he leído muchos libros, pero cuando tienes el capote, lo aprecias más. Te imaginas al toro rozando y cuando vas a las corridas, las ves de otra forma distinta».
Una de las primeras impresiones que se llevó Mayo en la clase de ayer fue la dificultad que supone sujetar una muleta con el estoque. «Pesa y el brazo duele porque es una postura a la que no estás acostumbrado».
Una de las alumnas más ilusionadas en Miriam Díaz Hoffman, de Alconchel. Es la segunda vez que se desplaza desde su pueblo para realizar este taller y su postura deja claro que está aprovechando las clases. Tiene 16 años y la afición al toro proviene de su padre, aunque su madre, de nacionalidad alemana, también apoya su pasión. «Es otro ambiente. Es una forma de estar más cerca del mundo del toreo».
No es la única mujer en un mundo que va perdiendo el monopolio masculino. Al curso también acude María José González desde Fuente de Cantos. A sus 33 años ha decidido saltar al ruedo. «Por curiosidad. Me ha animado mi abuela de 90 años y me esta gustando».
Mientras María José practica con el capote, se acerca el profesor para corregirla. «No puedes llevarlo atrás porque el toro se te mete detrás y es un problema. Tenéis que imaginaros siempre al toro», anuncia a sus alumnos.
Entre los participantes destaca Pablo Asuar. Con 13 años no asiste por curiosidad, sino siguiendo un sueño. Está acompañado de su tío, Jaime de la Iglesia, que fue quien le inculcó la afición a este mundo. El objetivo de este niño es entrar en una escuela de tauromaquia y llegar a vestirse de luces. «Desde pequeño le ha atraído», explica su tío.
Para Fernando González, es un orgullo motivar a estos aficionados. Espera que siga habiendo interés para continuar adelante con esta iniciativa. Los interesados pueden inscribirse a través de la página del taller en Facebook (Taller de toreo de salón para aficionados prácticos en Badajoz).
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