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Rastrillo promovido por el colectivo en la Plaza Alta, año 1997. ::HOY
Dos décadas de lucha a pie de calle

Dos décadas de lucha a pie de calle

Amigos de Badajoz celebra este año el 20 aniversario de su nacimiento como asociación cultural que defiende el patrimonio y la historia de la ciudad

Tania Agúndez

Domingo, 1 de noviembre 2015, 09:15

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Dos décadas dan para mucho y si no que se lo pregunten a los miembros de la asociación cultural Amigos de Badajoz, que este año cumple 20 años de existencia. Su trayectoria ha estado marcada por momentos que están determinando el presente y el futuro de la ciudad. Su larga historia está llena de retos, logros, polémicas y también algún disgusto. Su trabajo no ha dejado indiferente a nadie y su labor la han llevado a cabo luchando a pie de calle.

Amigos de Badajoz nació en mayo de 1995 con la vocación de promocionar, recuperar y difundir del patrimonio y las costumbres pacenses. Esta organización sin ánimo de lucro comenzó su andadura con 50 socios. En la actualidad cuenta con unos 500 miembros, aunque ha llegado a tener 600.

A pesar de la importancia que representa este 2015 para la asociación, la celebración está siendo bastante modesta. La directiva presentó hace unas semanas la reedición en facsímil de un libro sobre la historia de Badajoz y, de momento, no tienen previsto realizar ningún acto más. «Nuestros recursos son los que son», afirma Manuel Márquez, portavoz de este colectivo al que pertenece desde sus inicios.

Márquez reconoce que los primeros momentos de Amigos de Badajoz fueron duros. Disponían de medios limitados para desarrollar las iniciativas que proponían. «Siempre hemos luchado en desventaja», dice.

La organización surgió ante la necesidad que existía hace dos décadas de recuperar el Casco Antiguo de la capital pacense y rehabilitar sus monumentos. La zona histórica estaba muy degradada y eran muy pocos los que se atrevían a pasear por la Plaza Alta. «Nuestro objetivo era reivindicar la defensa del patrimonio histórico y artístico así como impulsar nuestras raíces. El sistema abaluartado estaba muy denostado. Nadie quería venir al Casco Antiguo. Estaba abandonado», apunta Márquez.

Su intención era lograr que los ciudadanos fueran conscientes de la riqueza que tenía Badajoz, un camino que iniciaron prácticamente solos. Amigos de Badajoz fue el primer colectivo civil que dio un paso al frente para reclamar una mayor atención hacia los bienes culturales de la ciudad. Se convirtió así en el azote de la sociedad y las administraciones, a las que trataba de sensibilizar sobre el valor y la importancia histórica que tenía la capital pacense. «Fuimos pioneros en este ámbito. Luego surgieron más asociaciones con la misma filosofía y hoy en día estamos más arropados en esas cuestiones», destaca.

Márquez recuerda que en una de las primeras acciones que la asociación puso en marcha en cuanto echó a andar los asociados se reunieron con los directores de los hoteles para pedirles que cuando llegara un grupo de turistas que quisiera visitar la ciudad avisaran a este colectivo, que les brindaba la oportunidad de hacer una ruta guiada por los principales enclaves. «Quienes venían se iban a pasar el tiempo a Elvas o Mérida. Nosotros les proponíamos que se quedaran para enseñarles todo lo que tenía Badajoz», manifiesta.

Esas mismas rutas las empezaron a organizar para los propios vecinos de la ciudad, actividad que fue ganando seguimiento con el tiempo. También ofrecían conferencias y exposiciones relacionadas con la historia y los monumentos pacenses. Igualmente pusieron en marcha la campaña 'Badajoz mucho que ver' y decidieron repartir miles de postales en defensa del Casco Antiguo. La organización también convocaba hasta hace un año una ruta a la ermita de Bótoa durante la romería.

Amigos de Badajoz fue el promotor del rastrillo cultural y artístico que se celebraba en la Plaza Alta. «El mercado de artesanía que hoy organiza la asociación de vecinos del Casco Antiguo es heredero de nuestra iniciativa». El colectivo pretendía atraer a la gente hacia este barrio para que lo conociese. Con este mismo fin celebraban jornadas y comidas en el parque de la Alcazaba. De este modo, su petición de arreglar la zona histórica fue ganando fuerza y apoyo social. «Queríamos recuperar el Casco Histórico y para eso había que generar opinión».

Almossassa y el Guadiana

La consolidada fiesta de Almossassa nació en 1998 organizada por Amigos de Badajoz. La asociación impulsó este evento gracias a ayudas públicas. El Ayuntamiento tomó las riendas de esta cita unos años después, aunque el colectivo sigue hoy desarrollando un papel importante y promueve el ciclo de conferencias previo a la inauguración.

También fueron los ideólogos de la desaparecida jornada 'Mira al Guadiana'. Además de preocuparse por el patrimonio histórico, quisieron volcarse con el patrimonio natural de la ciudad y por eso comenzaron a fomentar un día de convivencia junto al río con conciertos de música y actividades acuáticas. «Queríamos que los pacenses pudieran recuperar las márgenes del río y disfrutar de ellas».

De la historia más reciente de la asociación destaca el sonado caso del Cubo de la Alcazaba. Ganaron sus reivindicaciones con el edificio y ahora el Ayuntamiento tiene que derribarlo. Sin embargo, no temen que el colectivo sea recordado sólo por este hecho. «Se nos crucificó por ello. Se nos descalificaba llamándonos 'enemigos de Badajoz'. Ya nadie duda de que lo que se hizo estuvo mal y nosotros lamentamos haber llegado a esta situación». También se opusieron a la fachada de la ampliación del Museo de Bellas Artes.

Hoy en día, el colectivo continúa muy vivo. Además de seguir realizando rutas y otros actos culturales, siguen editando los calendarios anuales que muestran los aspectos positivos de la ciudad. Llevan 18 años consecutivos. Igualmente publican la revista de historia Sharia de tirada gratuita, que ha alcanzado el número 74. Actualmente están embarcados en la defensa del Campillo, la recuperación de la villa romana de la Cocosa, la restauración del retablo de las Adoratrices, la rehabilitación de la antigua ermita San José y la adecuación del puente de Cantillana, en el camino de Bótoa. Su intensa actividad hace pensar que aún queda Amigos de Badajoz para varias décadas más.

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