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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Sor Loli, en el piso tutelado de Badjaoz
«A veces los niños acogidos son retirados de sus padres demasiado tarde»

«A veces los niños acogidos son retirados de sus padres demasiado tarde»

que dirige el piso tutelado de las HH de la Caridad, se marcha a un nuevo destino tras haber atendido a cientos de menores en la ciudad, donde llegó por primera vez hace veinte años

Rocío Romero

Lunes, 7 de septiembre 2015, 00:16

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Llegó a la casa cuna en 1996 y hoy se marcha del piso tutelado de las Hermanas de la Caridad, donde atienden a niños que han sido retirados de sus padres. Le espera una residencia de ancianos en Cádiz. En los últimos veinte años ha tenido que atender otros destinos marcados por su congregación, pero Sor Loli (Dolores Jiménez, 45 años, Lebrija -Sevilla) cierra una etapa en la que ha visto la evolución de Extremadura en el cuidado de los niños que más lo necesitan.

¿Cómo llegan los niños a esta casa?

Tenemos ocho plazas, normalmente siempre cubiertas. Ahora hay siete niños y la otra plaza es de un crío que está actualmente en un centro psicoterapéutico, lo que antes se venía a llamar un psiquiátrico. Los niños siempre llegan a través de la Junta de Extremadura. Son niños retirados, aunque en el último caso lo trajo la familia porque se le ordenó. Esa es la versión oficial, pero en el fondo es una cuestión económica porque han retirado el equipo de menores que hacía la retirada de los niños por falta de dinero. Esa es la versión que yo tengo. Aquella niña llegó a las ocho de la tarde, algo aberrante para una cría que no tiene ni tres años.

¿Cómo se hace la retirada?

A veces, demasiado tarde. Faltan medios y te encuentras con historias muy complicadas, con niños que tenían que haber sido retirados antes. Los servicios sociales de base son los que detectan las situaciones. A los centros llegan los casos más deteriorados, pudiendo haberse hacho una intervención antes. Vienen niños muy mal. Hay una gran diferencia en el perfil de los niños que había en la casa cuna y los que hay hoy.

¿Cuál?

La mayor diferencia es que ahora hay más disfunciones en la personalidad de los niños. Antes no había tanto trastorno mental infantil y la casa cuna atendía a niños con necesidades básicas y de madres solteras que sufrían una condena social, pero que los atendían. Ahora es tanto el deterioro afectivo que están sufriendo los niños que desemboca muchas veces en un trastorno mental. La afectividad es tan importante que su falta deteriora mucho. Y te encuentras madres que están muy deterioradas afectivamente, quizás por historias muy duras.

¿Hay un máximo de tiempo para estar aquí?

Este centro es un puente para niños de hasta doce años. Llegan aquí mientras se ve cuál es la alternativa mejor para él. Tratamos de aliviar y reconstruir a la persona.

¿Dónde suelen ir?

Muchos van a la reintegración familiar porque alguno de los padres se ha recuperado. Y otros se reincorporan con cualquier miembro de la familia, si es idóneo. Un niño, donde mejor está, es con su familia. Afectivamente, el hueco de una madre no lo ocupa nadie. A veces son mamás que repiten el patrón que ellas mismas tuvieron en su infancia, cuidan negligentemente de los niños porque lo hicieron con ellas. No saben hacerlo de otra manera. Abogo mucho por la escuela de padres. Y también hay niños que van a la adopción.

¿Cuál es su experiencia de la adopción?

A nivel nacional está cambiando. Hay muchas devoluciones de niños. Incluso, de adopciones internacionales. Yo creo, que no soy ninguna experta, que el fallo está en el planteamiento de la propia pareja. Es distinto que se planteen una adopción por llenar su vacío de hijos, a que se planteen abrir la casa a un niño que lo necesita. Los niños llegan con su propia mochila a cuestas y no se puede ignorar su pasado. Las familias tienen capacidad sanadora, pero hay que reconocer las heridas. Hasta entonces, hay que aguantar conductas especiales.

Y cuándo los niños se van, ¿qué siente?

Es muy duro. No soy madre porque la madre tiende a quedarse con los niños. Es como los alcornoques, como las encinas de Extremadura, cuando las descorchan. Se me parte el alma.

Hace hincapié en los trastornos mentales que hoy afectan a muchos niños, ¿hay necesidad de centros especiales en Extremadura?

Algunos niños están tan deteriorados, con trastornos mentales irreversibles, que necesitan de una atención específica. Hacen falta centros específicos, en ocasiones se han trasladado a Andalucía, donde sí lo hay. Extremadura está siendo pionera en un estudio de salud mental de niños tutelados. Es único en España. Queda mucho, pero vamos a reconocer que en Extremadura también se está avanzando.

¿No echa de menos tener su propia familia, sus propios hijos, que sean carne de su carne?

¡No me da lugar! ¡No tengo tiempo de planteármelo! No hay instinto maternal y me molesta porque al hablar de ese instinto se excluye al hombre. La capacidad de fecundar la vida es común al hombre y la mujer. A un hijo se le puede parir físicamente y se le puede parir con el alma.

¿Y cuando escucha las críticas a las ayudas económicas de los gobiernos a la Iglesia?

Y yo me pregunto: ¿Por qué nadie se cuestiona sobre la labor de Cáritas en España? Cáritas está quitando mucha hambre que deberían haber quitado los gobiernos. Las hermanas del comedor de la calle Martín Cansado atienden a muchas familias en la ciudad. Están exentas de IBI, bien. ¿Y el hambre, que políticamente tenían que haber quitado y no lo han hecho? ¿Quién está atendiendo a las familias? Y no hablo de familias marginales. Las hermanas están viviendo situaciones tan dramáticas como tener que pagar recibos de luz o dar comida a familias que colaboraban económicamente con el comedor antes de la crisis. Es el cambio social que se ha dado estos años.

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