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Un trabajador retirando camalote ayer en la zona de Caya. Al lado, restos amontonados en la orilla. :: J. V. Arnelas
El camalote llega a Badajoz y la CHG espera erradicarlo en una semana

El camalote llega a Badajoz y la CHG espera erradicarlo en una semana

Los técnicos afirman que está inmovilizado junto al Brazo Jamaco y también se trabaja en otra mancha de esta especie invasora en Caya

J. López-Lago

Miércoles, 19 de agosto 2015, 07:11

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Hace diez años que se detectó camalote en el tramo extremeño del río Guadiana, concretamente en Mérida, y entonces los botánicos de la Universidad de Extremadura afirmaban que era imposible que esta planta invasora llegara a Badajoz. Desde entonces ya han sido varios los episodios relacionados con esta especie de gran capacidad reproductora, principalmente en Mérida, la presa de Montijo y en la zona de Medellín, en las Vegas Altas. Ahora ha sido detectado por primera vez en aguas de Badajoz.

Exactamente hay una mancha de más de una hectárea en el Brazo Jamaco, en la margen izquierda junto a la desembocadura del arroyo Rivillas. Según la Confederación Hidrográfica del Guadiana, es un brote controlado que se encuentra inmovilizado y será retirado en los próximos días, por lo que finalizarán los trabajos la semana que viene. Además, en estos momentos hay otros brotes junto en la zona de Caya, junto a la frontera portuguesa, donde técnicos de la Confederación llevan varios días trabajando con personal portugués para retirar esta planta.

En la CHG explican que la presencia de camalote es preocupante ahora mismo en Mérida, y que en el caso de Badajoz estaban esperando a contar con medios para retirarla. Ahora han llegado los recursos necesarios y harán desaparecer esa mancha de camalote que la CHG tiene inmovilizada con el fin de que una posible crecida del río no la arrastre aguas abajo, en cuyo caso se propagaría de forma descontrolada. De hecho, la llegada a Badajoz de esta planta invasora se produjo tras las inundaciones de 2013, cuando el cauce del Guadiana se desbordó.

El camalote ojacinto de agua, cuyo nombre científico es Eichhornia crassipes, tiene una capacidad de reproducción que trae de cabeza a quienes intentan erradicarlo. Esta planta no tiene raíz que la sujete al lecho del río, por lo que se desplaza fácilmente con la corriente del agua y se propaga velozmente.

Los recursos destinados a ella han sido millonarios desde que en 2005 se informara de su presencia en el Guadiana. Incluso se formó una especie de alianza entre la Universidad de Extremadura, la Junta y la CHG para combatirla. Pensaban que el invierno ayudaría a destruirla, pero no ha sido así, de modo que la retirada ha sido lenta y costosa pues la mayor parte del camalote solo podía ser sacado del río a mano.

Tres años después de ser detectada, en febrero de 2008, los máximos responsables de la CHG anunciaban que se había ganado la batalla y que apenas quedaba rastro de esta planta tropical que afecta al equilibrio natural de los ríos y que puede perjudicar a la agricultura al bloquear las tomas de agua en su trayecto hacia los canales de riego.

A la luz de los hechos, la erradicación total no ha sido posible -de hecho se piensa que no ocurrirá- y en 2009 ya se habían retirado 226 toneladas de plantas y gastado 18 millones de euros para lograr que la plaga estuviese «bajo mínimos».

La inversión para su desaparición ronda ya los 24 millones desde 2005, lo que incluye la compra de embarcaciones anfibias y una cosechadora acuática.

A partir de ahora, los trabajos se centran en el entorno de Mérida, pero estos días se han desplazado a Badajoz algunos equipos de menor tamaño.

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