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Tania Agúndez
Sábado, 27 de junio 2015, 08:08
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De monumento a basurero en menos de un año. La Puerta de Mérida, ubicada en el Campillo y a pocos metros del baluarte de San Pedro, acaba de cumplir su primer aniversario rehabilitada. Sin embargo, el cuerpo de guardia que aún conserva esta construcción se ha convertido en un vertedero.
La puerta que limita el acceso a este espacio se encuentra actualmente abierta y cualquier persona que eche un vistado a esta estancia podrá contemplar el montón de desperdicios que se acumula en el interior. El suelo está lleno de recipientes, excrementos, botellas de refrescos, pañuelos, cartones y ropa. Incluso se aprecian restos de hogueras, ya que algunas partes del pavimento están ennegrecidas. Estas huellas hacen pensar que el espacio ha sido utilizado como cobijo por indigentes o vándalos. Esta situación puede provocar el deterioro de este monumento que recientemente ha sido restaurado.
El arreglo de este tramo de muralla se llevó a cabo al mismo tiempo que las obras de acondicionamiento del baluarte de San Pedro. Ambos proyectos estaban incluidos en el plan para regenerar la zona del Campillo. El Ayuntamiento impulsó esta actuación en 2013 y los trabajos concluyeron en marzo de 2014. Un año después de su estreno, el área empieza a sufrir deficiencias.
Además de los problemas que registra la puerta de Mérida, existen otras cuestiones pendientes. Los taludes, por ejemplo, continúan sin estar ajardinados. Aunque se planificó instalar césped en esta zona, en estos momentos sólo crecen hierbajos y flores silvestres.
Capilla
La actual Puerta de Mérida se construyó a finales del siglo XVII. En la parte superior había una capilla. La puerta ha estado abierta y cerrada intermitentemente a lo largo del tiempo. Finalmente en el siglo XX se tapió este acceso, ya que el paso era complicado por el desnivel que producían las canteras y solo se utilizaba para entrar mercancía de contrabando. En el siglo XIX y durante el siglo XX se amplía la excavación de la cantera en la zona exterior, y se configura el actual foso que agranda el desnivel de la puerta con el suelo de la zona de extramuros. En el siglo XX este espacio se utiliza como vivero.
El cuerpo de guardia era un pequeño espacio que se utilizaba para era albergar a los soldados que hacían guardia a la entrada. Realizaban el control de acceso y salida.
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