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Momento en el que una grúa de gran tonelaje comienza a levantar el camión cesta.
Un camión cesta del servicio de alumbrado cae sobre un coche en Valdepasillas

Un camión cesta del servicio de alumbrado cae sobre un coche en Valdepasillas

El operario se encontraba a diez metros de altura cuando cedió una pata de sujeción y la pluma comenzó a inclinarse

Evaristo Fernandez

Lunes, 6 de abril 2015, 12:08

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Julián Triviño vivió ayer uno de los momentos más críticos de su vida al venirse abajo el camión cesta con el que trataba de reparar una farola averiada en la explanada de aparcamientos de la avenida José María Alcaraz y Alenda donde se encontraba la freiduría La Mar, frente al gimnasio Puertapalma.

El suceso ocurrió a las 10 de la mañana cuando este operario del Servicio Municipal de Alumbrado se encontraba a unos diez metros de altura. «De pronto comenzó a ceder una de las patas hidráulicas que sujetan al camión mientras trabaja la cesta y yo vi que la pluma comenzó a inclinarse», narró después.

En un primer momento pensó que el mecanismo se había accionado de forma accidental, pero pronto descubrió que el vehículo comenzaba a inclinarse. «La suerte que he tenido es que ha caído de forma progresiva». Consciente del peligro, Julián se aferró con fuerza al borde de la cesta en la que trabajaba para tratar de reducir los riesgos. «El miedo era que chocara contra el suelo y yo saliera despedido, temí que me pasara algo serio».

Finalmente, la cesta se detuvo a escasos centímetros del asfalto y Julián pudo salir por su propio pie. En ese momento recibió la ayuda de un barrendero que presenció la escena con el corazón sobrecogido. «Ha sido un momento muy tenso», confesó un testigo presencial.

Minutos después de ocurrir el suceso comenzaron a llegar a la zona los servicios de emergencia. Entre ellos, varios agentes de la Policía Local que acordonaron la zona para evitar posibles accidentes. «Mi compañero y yo hemos estado hablando de la suerte que hemos tenido. El otro día estuvimos trabajando en la plaza de los Alféreces y allí siempre hay chiquillos corriendo. La suerte es que aquí no había nadie debajo».

Donde sí se apreciaron las consecuencias fue el Seat Ibiza de color rojo propiedad de María Esther Rodríguez González.

El brazo hidráulico que sujetaba la cesta de la grúa cayó con fuerza sobre su turismo, que estaba estacionado, y hundió la zona trasera. «Menos mal que no había nadie dentro, ha sido una suerte enorme».

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