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Woody Allen en la sala azul del palacio de Congresos, el pasado martes antes de actuar. :: Pakopí
Cuatro horas y doscientos titulares

Cuatro horas y doscientos titulares

El paso de Woody Allen por Badajoz fue fugaz, pero la expectación unió el nombre de la ciudad y el del director durante tres semanas

Antonio Gilgado

Domingo, 4 de enero 2015, 08:30

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Lo de Woody Allen y Badajoz fue efímero. El neoyorquino se presentó el pasado martes en el Palacio de Congresos pasadas las siete de la tarde y se fue antes de las once de la noche. Cuatro horas de estancia que sin embargo han dado para mucho. Desde que Fragoso y Monago anunciaran el concierto de la New Orleans Jazz Band el 10 de diciembre, casi todos los días se han colado entre los titulares asuntos relacionado con la visita del neoyorquino. Durante veinte días, los nombres de Badajoz y de Woody Allen fueron de la mano. Fragoso ya argumentó que los 163.650 euros que costaba el evento resultaban baratos porque colocar a Badajoz junto a todo lo que mueve alguien como el de Manhattan no tiene precio. Hay ciudades que pagan para salir en sus películas.

La repercusión mediática ha sido el principal argumento de la Junta y el Ayuntamiento para justificar este evento. En Google hay en estos momentos más de doscientas entradas con referencias al acontecimiento. Tanto los principales medios nacionales generalistas como páginas especializadas en música y jazz han estado informando en los últimas semanas sobre Badajoz.

En el ámbito internacional también se han hecho eco medios de comunicación portugueses y webs francesas, que vinculaban la presencia en Mónaco el día anterior de la New Orleans Jazz Band con su marcha a Badajoz. En Hoy.es, por ejemplo, la información sobre el concierto del día 30 de diciembre registró cuatro mil usuarios únicos y trescientos enlaces a las redes sociales Facebook y Twitter. Fue la tercera noticia más vista del día y el anuncio del 9 de diciembre tuvo la misma repercusión. Poco más de 4.500 usuarios únicos.

El panel de la Junta junto al clarinetista también se vio en los informativos televisivos del día 31. En rtve.es, por ejemplo, todavía se puede visualizar la crónica de cincuenta segundos sobre el concierto. El resto de grandes cadenas también dedicaron parte de sus informaciones de cultura del último día del año al concierto de Badajoz y al de Barcelona.

Pero el foco mediático no se ha centrado sólo en la sesión musical del Manuel Rojas. Woody Allen pasó de anuncio estrella a tema recurrente.

El efecto sorpresa derivó más tarde en polémicas sobre su coste o en manifestaciones en contra. El 16 de diciembre salieron a la venta las entradas y en poco más de una hora se vendieron. Del registro de doce entradas por minuto y la expectación en la ciudad también se habló en todos los medios. En Barcelona, por ejemplo, no llenó el Liceu. Actuó ante 1.750 personas -poco más que el 80% de ocupación- pero en la Ciudad Condal ya había tocado varias veces y se le espera para el futuro.

La controversia empezó con el coste, lo que dio pie a manifestaciones contrarias a la visita o a conciertos paralelos a modo de protesta, aunque con escasa repercusión mediática. Tampoco tuvo mucha resonancia el supuesto reparto de entradas por protocolo. Fue el partido político UPyD quien aseguró que no habían salido todas las localidades a la venta porque la Junta se las reservaba como invitación, pero lo cierto es que en el patio de butacas del pasado martes la presencia institucional se limitó al presidente de la Junta, José Antonio Monago, el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, y el presidente de la Asamblea, Fernando Manzano. Los tres se sentaron en la segunda fila, como parte del público y el propio alcalde asegura que compró su entrada por Internet. Junta y Ayuntamiento han evitado en este primer concierto institucional de Año Nuevo un auditorio lleno de altos cargos de la Junta o del Partido Popular con invitaciones. La primera fila la ocupaba gente que pagó su entrada.

Tampoco pasó desapercibido el precio de las localidades y en algunas webs incluso comparaban las butacas de Badajoz, entre 20 y 50 euros, con los de Barcelona, entre 60 y 130. Desde el Ayuntamiento ya han explicado que la subvención pública buscaba precisamente este efecto para que el público de Badajoz pudiera acceder a la entrada más cara de Badajoz a un precio menor que la más barata de la gala del Liceu.

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