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Julio Rodríguez en un paraje del Gurugú. :: Pakopí
«Nosotros  llegamos  donde no lo hace  la administración»

«Nosotros llegamos donde no lo hace la administración»

La labor de Julio Rodríguez en la Margen Derecha le ha valido el Premio Nacional de Ciudadanía Ejemplar de la fundación catalana Esplai

Antonio Gilgado

Lunes, 1 de diciembre 2014, 08:24

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«A sus 28 años, es el motor vivo y constante del trabajo en red de las entidades del Gurugú porque su implicación y entusiasmo sirven de apoyo al trabajo conjunto». Con este perfil presentan en la fundación Esplai, una asociación sin ánimo de lucro de El Prat de Llobregat, a Julio Rodríguez, y por esta dedicación le han dado este año el premio Ciudadanía Comprometida.

¿Cómo interpreta usted este premio?

Esplai tiene proyectos en toda España y trabaja en barrios conflictivos de las principales capitales. En Madrid, Sevilla, Mallorca o Valencia por ejemplo. Nosotros no tenemos ninguna relación con ellos, pero tienen un programa en el que estudian experiencias sociales por toda España y conocieron lo que hacemos en la Margen Derecha. Yo no creo que sea un premio para mí, es más bien un reconocimiento a todos los colectivos del barrio. Uno solo no hace nada.

¿Cuesta trabajar en red?

Ni mucho menos. Colaboramos todos con todos. Hay tres asociaciones de vecinos. La Santa Engracia, El Progreso y la del Gurugú. Después otros tres centros de promoción de la mujer. Los colegios y el instituto están metidos de lleno y lo mismo ocurre con el centro de salud. Las parroquias y la mezquita también se han implicado y hasta las monjas, que dan clases de alfabetización. Por eso digo que el premio, en realidad, es para toda esta estructura.

¿Cómo se organizan?

Todos los colectivos hacemos una labor social de la que debemos sentirnos orgullosos. Hace años fundamos Avanzando, una plataforma que aglutina a todos los colectivos. Es algo único en Extremadura. Yo soy vocal de medio ambiente y juventud y tenemos reuniones periódicas. La presidenta es la responsable del centro de promoción de la mujer y la secretaria es Gloria, del centro de salud. Los profesionales del centro de salud, de los colegios o de los institutos no viven en el barrio, pero forman parte muy activamente de este proyecto común.

¿Hasta dónde llega esta labor social?

Hasta donde la administración no llega. Ahora, con la renta básica somos nosotros, a través de voluntarios de la asociación de vecinos o de los centros de promoción de la mujer, quienes asesoran a la gente. Vienen a nosotros porque no encuentran respuesta en las administraciones. Si los voluntarios dejan de ir, ¿Qué hacemos con esa gente? ¿Se quedan sin pedir las ayudas?

¿Qué falla para que ustedes tengan que sustituir a los poderes públicos?

A los proyectos les falta continuidad y fijar objetivos a largo plazo. Se firman convenios por seis meses o por un año y sus resultados se esfuman. Los monitores y educadores están encima de los chicos, les dan apoyo escolar y le hacen un seguimiento, pero volvemos a lo mismo. Cuando se van esos monitores ¿qué hacemos con los chavales? Los voluntarios seguimos con ellos. Hemos conseguidos que chicos de los Colorines vayan a la universidad. No es mérito nuestro porque no hemos estudiado por ellos, pero hemos puesto los medios porque mantenemos el apoyo escolar.

¿Sigue usted colaborando con los jóvenes?

Soy presidente de la asociación juvenil y cultural Pedro de Valdivia, es un grupo Scout de la parroquia Nuestra de la Asunción del Gurugú. Organizamos campamentos de integración con niños de los Colorines, la Luneta y el Gurugú. Tratamos de buscar un sitio a los jóvenes y organizamos talleres de refuerzo escolar o de alfabatización. También participó en la asociación de vecinos.

¿Dónde nace su vocación por colaborar con el barrio?

Yo soy nacido y criado en el Gurugú. De pequeño iba al colegio público El Progreso, el que derribaron junto a los Colorines. Era uno de esos niños que iba a los talleres que organizaba Ricardo Cabezas. A los dieciocho años me saqué el título de monitor de ocio y tiempo libre y sentí la necesidad de hacer con los chavales del barrio lo mismo que hicieron conmigo. Me sentía en deuda.

¿Cómo trabajan ahora?

En los campamentos enseñamos a convivir y tratamos de que los niños tengan claro de qué se tienen que alejar.

¿Por qué sólo hay experiencias como ésta en la Margen Derecha?

El grupo joven de Suerte de Saavedra también hace una gran labor social en su barrio. No tiene la misma dimensión porque allí no hay una interconexión con otros colectivos, pero están muy implicados, dan la cara y cuentan con un programa muy amplio con los chavales.

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