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Palmera en pie junto a tocones en el camino de San Vicente. :: pakopí
Prohibido plantar palmeras hasta 2017 por el picudo rojo

Prohibido plantar palmeras hasta 2017 por el picudo rojo

La Junta marca un radio de once kilómetros desde los dos primeros árboles afectados, por lo que abarca toda la ciudad

Rocío Romero

Martes, 11 de noviembre 2014, 07:42

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Durante tres años no se pueden plantar palmeras en todo el término municipal. Con carácter general tampoco se pueden mover. Ello solo es posible si se acompañan de un pasaporte fitosanitario, después de haber sido tratadas y siempre que se haya avisado antes a la Dirección General de Agricultura y Ganadería. De hecho, hace semanas que los viveros de la ciudad tienen las palmeras inmovilizadas. Allí están de exposición, no las pueden vender.

Todas estas medidas las ha decidido la Junta de Extremadura para luchar contra el picudo rojo. Este insecto originario de Asia y que mide entre dos y cinco centímetros apareció ayer en el Diario Oficial de Extremadura. El boletín publicó una resolución en la que recoge el protocolo establecido para acabar con este escarabajo.

Desde la Universidad de Extremadura, el profesor José Luis Pérez Bote lo tiene claro: «Es importante atajarlo cuanto antes, no dejarlo ni respirar. En la ciudad ya tenemos algunos ejemplos de especies invasoras, como el camalote». Este investigador del área de Zoología explica que el picudo rojo es muy complicado de erradicar una vez que afecta a la palmera.

Se alimenta de materia vegetal y es muy voraz. Ello es posible gracias a la trompa y las mandíbulas, que le permiten comerse el interior de estos árboles. «Habría que hacer un muestreo de entre 20 y 30 kilómetros para erradicarlo, pero es una solución cara y dura», añade.

Por el momento, la disposición de la Junta de Extremadura recoge los dos primeros puntos en los que ha aparecido este coleóptero: la avenida de Elvas y el camino viejo de San Vicente. A partir de esas dos palmeras ya cortadas se establece una zona infestada. Se trata de un kilómetro alrededor de cada punto. En esas dos áreas se van a censar todas las plantas que pertenezcan al mismo lote en el momento de su plantación.

A partir de los límites de estas zonas infestadas, la Junta marca otro perímetro de diez kilómetros como de especial vigilancia. De ahí que abarque toda la ciudad. Si detectan la presencia del insecto en alguna otra palmera de ese radio, volverían a definir la zona demarcada y podría ampliarse.

Los síntomas que advierten de la plaga son hojas externas caídas y un aspecto decaído de las hojas más tiernas del penacho central, con un color que puede ser amarillo o rojizo.

Los propietarios de palmeras que resulten afectadas deberán avisar a la Inspección Fitosanitaria, en el número de teléfono 924011096. Deberán someterlas a un tratamiento y los gastos que se generen correrán a cargo de los titulares, bien sean ciudadanos o el Ayuntamiento.

Durante tres años ni se podrán plantar nuevas especies ni tampoco se pueden trasladar. En la resolución se explica cómo se deben realizar los tratamientos y la eliminación de la planta si ya está afectada. Entre otros puntos, recomiendan la trituración de todos los restos como el método más eficaz. Incluso, después de eliminarlos hay que tratar las proximidades con productos químicos.

Tres meses para cien años

La jefa de servicio de Sanidad Vegetal de la Junta, Guadalupe Espárrago, explica que este insecto es tan destructor que puede acabar en tres meses con una palmera de cien años. Ahora están desarrollando un programa de prospección para estudiar las palmeras en toda la ciudad. Inspección vegetal de la Junta está recibiendo llamadas de toda la región para alertar de palmeras afectadas, aunque solamente han declarado focos en Badajoz y Madrigalejo, en Cáceres. Fue allí el primer lugar donde se advirtió hace más de un año.

«Es una pena, porque si no se acaba con este insecto, arrasará. Quizás al final tengamos que aprender a convivir con ellos», razona.

Los viveros de la ciudad están ya sufriendo las consecuencias del picudo rojo. Braulio Ramos, de Jarex, corrobora la idea de Guadalupe Espárrago y de José Luis Pérez Bote. Es una plaga muy complicada de erradicar. «Y es muy peligrosa, se puede cargar todas las palmeras de Extremadura», añade.

Explica que el insecto entra en la única yema por la que crece la palmera y desde ahí se mueve. Llega a una profundidad de un metro, la larva se desarrolla y se come la rama principal. Así destruye las palmeras.

El precio de las palmeras oscila entre 2.000 euros y 8.000 euros, aunque ahora se venden menos que hace unos años, cuando eran muy solicitadas para nuevas urbanizaciones. Ejemplos de los más caros se pueden ver en el Paseo de San Francisco.

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