Jóvenes, estudiantes y católicos
Dos pacenses han sido elegidos para dirigir la JEC a nivel nacional
MIGUEL VERÍSSIMO
Lunes, 11 de agosto 2014, 08:23
Álvaro Mota (Badajoz, 1990) es pianista. Sin tapujos, asegura que su fe le ha llevado a hacer música para los demás. Carmen Ledesma (Badajoz, 1989) es maestra. Para ella, la educación es el motor de cambio del mundo, y está decidida a ponerlo en marcha.
Ambos han sido elegidos por la asamblea general de militantes de la JEC -Juventud Estudiante Católica- para que asuman la tarea de encabezar el movimiento durante los próximos tres años. Las reuniones celebradas en Valladolid entre el 30 de julio y el 4 de agosto dieron como resultado un voto por la consolidación y la extensión de la organización, por la actualización de los lenguajes que unen la fe católica y el mundo estudiantil. Álvaro y Carmen serán los encargados de liderar esta nueva etapa tras ser ratificados por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez.
Álvaro acaba de finalizar su formación como pianista en el conservatorio superior de la Badajoz. A pesar de las horas de estudio y puesta en práctica de las partituras, ha sacado tiempo para formar parte activamente de la JEC, una circunstancia que, según dice, le ha enriquecido personal y profesionalmente.
El hasta ahora presidente de esta organización en la archidiócesis de Mérida-Badajoz define la JEC como «una asociación que apuesta por procesos en los que los jóvenes estudiantes descubran una conexión de su vida educativa con la fe». El movimiento, dice, pretende ofrecer claves a los estudiantes para dejar a un lado la individualidad y ayudar a los más desfavorecidos.
Mota ha sabido trasladar estas enseñanzas a su aprendizaje y evolución como pianista. «El mundo de la música es muy competitivo, elitista e individualista -señala-. Yo en la JEC he encontrado un sentido que no me lleva a la promoción personal, sino a apuestas de servicio y compromiso». Mota percibe la música como un regalo. «Mi fe me ha llevado a entender que quiero hacer música para los demás», sintetiza.
Carmen Ledesma también se ha servido de la JEC para tener una visión distinta de su profesión. En su caso, podrá trasladar esta vocación de ayuda a generaciones futuras. «Yo estudié magisterio infantil y psicopedagogía. No quiero ir por la vía del funcionariado. Como maestra quiero ir por la vía de la ayuda a los demás». Además de en la JEC, Ledesma colabora en la ONG 'Entreculturas', donde ofrece su apoyo a quienes más lo necesitan. Estas experiencias le han hecho tener claro que su trabajo es clave. «La educación hace que cambie el mundo», argumenta.
Retos
Álvaro, como presidente, y Carmen, como ecónoma, serán los dos miembros liberados del equipo permanente de la JEC a nivel nacional. Ambos deberán trasladarse a Madrid durante los tres próximos años para dirigir las actividades del movimiento.
Ante ellos se plantean varios retos, el más urgente, el de transmitir su mensaje entre unos jóvenes desencantados por la situación económica, política y social actual. Mota, asume ciertas críticas, pero matiza: «no podemos quedarnos en declaraciones polémicas de algunos dirigentes que no representan a la mayoría de la Iglesia ni a su línea oficial». «Hay una demanda de sentido y profundidad en los jóvenes, por ejemplo, en lo referente al estudio o a la vocación», señala.
La JEC buscará también renovar su discurso en esta etapa. «Es cierto que la Iglesia a veces se plantea en lenguajes lejanos a los jóvenes, pero la intención es poder lanzar un mensaje que llegue a más personas, y sobre todo, estar en conexión con el mundo y dar respuesta a las necesidades de los jóvenes estudiantes de hoy», afirma el que será el nuevo presidente nacional. En esta actualización, el Papa Francisco está jugando un papel fundamental. «Es un aire nuevo de esperanza que representa la renovación del discurso y una actualización del lenguaje que la Iglesia necesita para acercarse a los más pobres».
Entre las líneas de actuación fijadas en Valladolid, destaca una intención de llevar la JEC a nuevas diócesis y afianzar el trabajo que se está realizando. «Queremos que aquellas personas que han formado parte de la JEC y se han pasado a otros movimientos, vuelvan como adultos», explica Mota. El objetivo, dice, es nutrirse de las experiencias de quienes pasaron por esta organización y crecieron con ella.
El piano de Álvaro o las enseñanzas de Carmen son, tal y como afirman los protagonistas, la puesta en práctica del mensaje trasmitido por la JEC. Su intención sigue siendo que este mensaje llegue al mayor número de jóvenes estudiantes posible, para que ellos también puedan aplicarlo. «Cualquier profesión, cualquier carrera puede enfocarse a la justicia y al servicio a los demás», concluye Mota.
«Mi fe me ha llevado a entender que quiero hacer música para los demás»
«Como maestra, quiero ayudar a quienes más lo necesitan. La educación hace que cambie el mundo»