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Varias mesas ocupadas en el velador de la plaza, ayer por la mañana.
Los negocios de San Andrés aprovechan la renovación de la plaza

Los negocios de San Andrés aprovechan la renovación de la plaza

Desde que se ha cambiado la iluminación y los jardines y se ha reforzado la vigilancia paran más familias

Antonio Gilgado

Jueves, 17 de abril 2014, 10:23

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Juan José Campanón lleva siete días como empresario. Se estrenó la semana pasada en un pequeño local de quince metros cuadrados en una esquina de San Andrés. Paga 200 euros de alquiler por un espacio en el que vende pan, fruta y refrescos. Vive en San Roque pero ha emprendido su aventura en San Andrés porque allí trabajó durante años en el supermercado de Paco 'el cerillo'. Conoce la clientela y dice que es el mejor sitio para un negocio como el suyo. Como otros comerciantes en la plaza ha notado el resurgir de público. Familias y vecinos que antes pasaban de largo ahora se sientan. Atrás han quedado los tiempos donde los bancos eran un punto de encuentro de toxicómanos que bebían litronas acompañados de perros grandes. «No tiene nada que ver lo que hay ahora con lo que había antes», dice.

El Ayuntamiento se propuso el año pasado rescatar esta plaza y le dedicó una inversión de 80.000 euros de su plan de impulso local. Además de la jardinería y la iluminación, los comerciantes agradecen la presencia de un guardia de parques y jardines porque los usuarios respetan las flores.

Después de varios meses, los negocios del perímetro valen cómo termómetro para medir hasta qué punto la plaza ha salido del ostracismo. El negocio de Sidi Mohamed vale como medidor. Vende pasteles, chucherías y refrescos. Cuenta que en las últimas semanas, con la llegada del buen tiempo, hay muchos abuelos y padres con niños pequeños que entran a su local. «En primavera hay un ambiente estupendo». La misma radiografía, pero con otras palabras, hace Silvia Almansa. Trabaja de camarera y atiende el único velador de la plaza. Ayer a mediodía tenía todas las mesas llenas. Por la plaza también apostó hace poco más de un año Mercedes Pedrosa. La propietaria de la panadería de la esquina se jubiló y ella se la compró por 40.000 euros. «Hay un ambiente estupendo, vecinos de toda la vida a los que les gusta comprar en el barrio».

Entre esos vecinos de toda la vida a los que les despacha pan está Eloisa Almansa. Recuerda que crió a sus tres hijos en la plaza y nunca tuvieron problemas. «Por fin se han acordado de nosotros», dice en referencia a los nuevos jardines y farolas que han puesto. No entiende cómo se han podido dejar fuera de la obra el piso de mosaico del suelo. En algunas esquinas se han abierto baches de varios centímetros que pueden ser una trampa para los mayores. El concejal encargado de parques y jardines, Antonio Ávila, explicó hace meses que descartaba actuar en un futuro en el pavimento (al menos reponer las piezas del mosaico que se han perdido y corregir los socavones) y recuperar también el quiosco abandonado que hay delante de la estatua de Zurbarán. En su día fue un cafetín, pero muy pocos en la plaza lo recuerdan abierto.

Los 80.000 euros han dado para cambiar las luminarias antiguas por otras más potentes de led y forja vistosa de estilo fernandino. Ahora funcionan las 15 farolas en el entorno de la plazoleta.

En el interior también se reforzó la iluminación para evitar la sensación de penumbra que había antes y se alumbró el chorro que desprende la fuente de la estatura de Zurbarán. Llevaba una década con el circuito roto.

También se ha recuperado la jardinería. La maleza seca bajo la estatua se ha sustituido por flores ciclamén. Se han podado los árboles para dar más luminosidad.

Más allá de la infraestructura, la Policía Local también tiene su papel en este rescate.

Tras varios incidentes y peleas entre toxicómanos empezaron una campaña de vigilancia estrecha pidiendo documentación que ahuyentó a los más agresivos y problemáticos a otras zonas menos vigiladas. Esta medida se mantiene todavía porque pasan con mucha frecuencia coches y motoristas de patrulla.

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