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Los jugadores de la selección, tran incrédulos ante la derrota frente a Francia.
El sueño tornó en pesadilla

El sueño tornó en pesadilla

El Mundial de España estaba llamado a ser el broche final para la generación del 80, que ha protagonizado la década más gloriosa de la historia, pero la triste derrota en cuartos ante Francia deja un futuro complicado

luis miguel cámara

Lunes, 29 de diciembre 2014, 13:09

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Todo estaba preparado para que el 14 de septiembre se celebrara un segundo título mundialista en el Palacio de los Deportes de Madrid, ante la entregada afición local y frente a la aparentemente accesible enésima versión del 'Dream Team' americano. Así se cerraría del modo más brillante la década dorada del baloncesto español y se despediría en lo más alto a la maravillosa generación del 80 tras años irrepetibles de gloria y medallas para 'La Roja'.

La mejor hornada de la historia, representada por Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes, estaba además secundada por una fantástica guardia de acompañamiento que contaba con estrellas de la talla del 'hermanísimo' Marc Gasol; del ahora base titular de los Knicks de Nueva York, José Manuel Calderón; del mejor jugador de la Euroliga, Sergio Rodríguez; del elegido como mejor baloncestista fuera de la NBA, Rudy Fernández; del 'golden boy' Ricky Rubio o del muro de ébano Serge Ibaka. España presumía del mejor equipo y del juego interior más temible de un torneo con numerosas y vitales bajas en algunos de los principales aspirantes al podio.

Por si fuera poco, el cuadro del campeonato había resultado de tal forma que la anfitriona y Estados Unidos sólo se verían las caras en la deseada final. ¿Casualidad o estrategia organizativa?

Tras una preparación que no hizo más que sacar lustre al ego patrio, en la que sólo la falta de acierto desde la línea de tres puso un pero que parecía insignificante. La exigente primera fase de Granada estaba destinada a marcar las posibilidades de los de Juan Antonio Orenga. Tras los pertinentes repasos a Irán y Egipto, los excelsos partidos ante Brasil, Serbia y Francia, con palizas incluidas a todos ellos y la sensación de que aún faltaba por ver lo mejor, no hicieron más que refrendar las aspiraciones de España.

De la ciudad de la Alhambra se viajó a Madrid para afrontar las eliminatorias por el título. El primer escollo era la sorprendente Senegal, a la que se batió por 33 puntos de diferencia (56-89) y de nuevo Francia esperaba en los cuartos de final, la línea que separaba el polvo de la paja.

La que estaba llamada a ser la dulce venganza tras la derrota en la semifinal del Europeo anterior y otro festival hacia el partido definitivo se convirtió en la gran pesadilla del baloncesto español reciente, que se colocará en las páginas negras junto a otros desastres como el 'angolazo' de los Juegos de Barcelona.

Los galos no contaban con Tony Parker y habían sido barridos por sus vecinos (88-64) en la liguilla inicial. Pero Vincent Collet aprovechó los días previos al choque para tejer una tela de araña en la que el rival se enredó sin remedio desde el primer segundo hasta acabar asfixiando a una selección española que se ahogó en sus errores en el tiro exterior, entre la ofuscación de los postes, y en una discutible gestión de recursos por parte de Orenga. Los pírricos 52 puntos con los que los anfitriones acabaron el partido dejaron bien patente el naufragio ante los aguerridos y aplicados franceses. La hinchada hispana se cebó con el seleccionador, al que ya pidió la dimisión sin tan siquiera haber acabado el choque, mientras que despidió a los jugadores con sonoras ovaciones cuando abandonaron el pabellón. El que ya se apuntaba desde antes del campeonato como el eslabón más débil de España acabó roto en mil pedazos.

Turbio futuro

Un disgustado Felipe Reyes, que apenas contó con minutos durante el Mundial, y que no jugó contra los galos, había advertido antes del choque que, mientras se ganara, todo iba bien. Se perdió y todo reventó de repente. El capitán Juan Carlos Navarro apuntilló al técnico nada más ser eliminados al declarar que no habían preparado bien el partido.

En los días previos a los cuartos, Marc Gasol viajó a Barcelona para vivir el nacimiento de su primera hija y llegó al trascendental duelo sin apenas dormir, algo lógico por otra parte. El renqueante Pau le acompañó en el viaje. También el ayudante de Orenga, Sito Alonso, viajó entonces a Bilbao para firmar su contrato como entrenador de los 'hombres de negro'. Parecen razones suficientes para apoyar las palabras de 'LaBomba' respecto a la posible relajación previa.

Mientras, Estados Unidos sí completó un plácido camino hacia el oro con una exhibición ante una Serbia que fue de menos a más de la mano del carismático 'Sasa' Djordjevic desde el banquillo y del talentoso Milos Teodosic sobre la cancha.

La derrota, además de la enorme decepción para los aficionados, empujó a Orenga a una dimisión tardía y dejó un peligroso futuro en el que la clasificación olímpica se presenta ahora harto complicada. Sin seleccionador anunciado y con muchas dudas sobre la presencia en la próxima convocatoria de muchos de los que han formado la columna vertebral de 'La Roja' en estos años mágicos, España deberá alcanzar la final para lograr una de las dos plazas directas para Río de Janeiro o clasificarse entre los seis primeros para poder disputar un preolímpico en el que adquirir los últimos billetes para Brasil.

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