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El enoturista suele tener conocimientos previos del mundo del vino. :: g. c.
La pujante apuesta por el enoturismo

La pujante apuesta por el enoturismo

El aumento en un diez por ciento del número de visitantes da la razón a los que creyeron en el producto

GLORIA CASARES

Domingo, 29 de enero 2017, 13:39

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La Ruta del Vino Ribera del Guadiana de Extremadura se puso en marcha hace casi una década, aunque no fue hasta 2013 cuando obtuvo la certificación oficial del Ministerio de Agricultura. Con la idea de promover el enoturismo en la región, cuenta con 22 bodegas integradas, dos museos, una veintena de municipios y numerosos establecimientos hosteleros, la ruta extremeña va caminando a paso lento, pero fuerte.

LA RUTA EN CIFRAS

  • uTuristas. El último dato de visitantes que hay apunta a una cifra de 38.553 durante 2015, casi 6.000 más que el año anterior.

  • uMiembros. La Ruta del Vino Ribera del Guadiana cuenta con 22 bodegas y dos museos adscritos.

  • uMunicipios. Una veintena de municipios, la mayoría de la provincia de Badajoz, pertenecen a la ruta, aunque ya se está en vías de ampliarlos a Cáceres.

La ruta extremeña incrementó en 2016 su número de visitantes en un 10 por ciento, al falta de cuantificar las cifras oficiales. Según las últimas proporcionadas por la Asociación de Ciudades del Vino de España (Acevin), la Ruta del Vino extremeño tuvo en 2015 un total de 38.553 visitantes a bodegas y museos, casi 6.000 más que el año anterior.

Aunque es una de las más jóvenes de las 25 que hay en España y que forman parte de Acevin, la ruta extremeña está en el medio en la escala de números de visitantes. Así, supera a una decena de rutas más minoritarias, que oscilan entre los 3.000 visitantes de la de Yecla (Murcia) a los 35.000 de la valenciana Utiel-Requena.

En España el top en ese listado lo encabezan las dos rutas por excelencia, la del Marco de Jerez (Cádiz) y de la catalana del Penedés. El motivo es que, según indica la técnico de la Oficina de Turismo de Almendralejo, Isabel García, municipio que preside la ruta, «las rutas del vino y las denominaciones de origen van parejas». Así, denominaciones históricas como la de los vinos de Jerez es difícil comparar con otras denominaciones más nuevas y cuyos vinos tienen menor peso en el mercado de calidad del vino en España.

Aún así, el número de visitantes sigue creciendo. Además, se trata de un turismo «que va poco a poco, pero que va a paso firme. Es un producto a largo plazo, pero es muy consolidado. Tiene un turismo fiel».

«El público que practica el enoturismo procede del turismo de interés, que gasta más», apunta García Vázquez.

Es un visitante que suele tener conocimientos previos del mundo del vino y, a menudo, han estado ya en otras rutas enoturísticas y repiten. Ello, unido al interés que despierta Extremadura en el turismo interior. «Además de los enoturistas, llegan turistas en general, que visitan la zona por el interés patrimonial, pero que consumen también enoturismo».

Falta promoción

El visitante suele llegar a la zona en su coche propio y generalmente ha hecho las reservas por teléfono. «Cada uno se prepara su viaje, pero no suele ser de agencias. Suelen tener una organización particular y logran la información por Internet», asegura Isabel García.

Por ello, esta técnica de la Ruta del Vino extremeña reclama la promoción como pieza básica para el desarrollo de este producto enoturístico. «Nos hace falta la cuestión promocional».

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