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Un agente con la lechuza encontrada esta semana. :: Cedida
Cuando hay que rescatar animales
ALMENDRALEJO

Cuando hay que rescatar animales

La Policía Local ha tenido que rescatar una culebra protegida, meter abejas en una caja o recoger un buitre de un parque

GLORIA CASARES

Domingo, 22 de junio 2014, 08:25

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Esta semana una señora se encontró una lechuza en los alrededores del parque de El Espolón. Estaba en el suelo, la cogió y la dejó en un establecimiento comercial cercano. Allí, sus responsables llamaron a la Policía Local. Seguramente los calores la habían dejado desorientada. La suerte es que fue rescatada y entregada por los agentes a la asociación conservacionista Dema.

Aunque no es habitual, tampoco es raro que alguna ave aparezca en alguna calle y que tenga que ser rescatada por la Policía Local.

Hace unos años se llegó a encontrar un buitre leonado. Un ejemplar de gran tamaño, de edad que supuso toda una atracción para los que la vieron, también en El Espolón. El buitre fue trasladado a las instalaciones de la Jefatura de la Policía Local, donde permaneció hasta que los trabajadores de un centro de recuperación de aves salvajes lo recogieron.

Pero hasta que ese personal especializado se hace cargo de esos animales, son los agentes los que tienen que recogerlos. No están obligados a ello, pero rara es la vez, por muy singular que sea el animal, que alguno no se atreve a ello.

Esta primavera, por ejemplo, tuvieron que rescatar una culebra de herradura que había salido de una alcantarilla en la calle Francisco Pizarro. Fue uno de los agentes de guardia el que se atrevió a meterla en una bolsa y posteriormente la trasladaron a una zona de San Marcos, para devolverla a su hábitat, al medio natural. «Son comunes ver este tipo de culebras por esta zona», apuntaba a este periódico un agente, aunque no dejan de estar protegidas y no se pueden sacrificar.

Estos son los animales más raros, pero, por ejemplo, en época de cría «casi todos los días caen pollos de cernícalos primilla de la torre. Se caen porque no saben aún volar». Por ello, es habitual ver a estos polluelos en la jefatura, mientras llegan los miembros de Dema, la asociación local que se encarga de mantenerlos y protegerlos.

Aunque son animales más comunes, tampoco es muy normal ver un pato en medio de la calle, pero éso ha pasado. En ese caso, los agentes tuvieron que llamar a un funcionario municipal, que luego lo soltó en el estanque del parque de La Piedad.

También se encuentran muchas palomas, que se entregan a Dema o algún aficionado a la colombicultura, apunta otro agente.

Pero sin duda, uno de los episodios más curiosos fue el que le ocurrió a un veterano policía. Aunque puede resultar insólito, en muchas ocasiones los agentes son alertados de la presencia de enjambres de abejas. Normalmente se llama a apicultores, que son los que se encargan de meter a las abejas en alguna caja.

Sin embargo, el día en cuestión, no había ningún apicultor localizable. Una vecina había alertado a la jefatura de un enjambre en un coche estacionado en la calle Pilar, justo debajo de unos pisos. Cuando los agentes llegaron, vieron «un enjambre, del tamaño de una cabeza humana, rodeando un retrovisor de un coche». Resultó que el propietario del turismo había estado en un cortijo, allí la abeja reina se metió en el espejo retrovisor, así que cuando estacionó en la calle Pilar, cientos, miles de abejas que concentraron a la llamada de la reina.

Este veterano agente, que ya había visto el proceder de varios apicultores, «me dejaron un plumero y suavemente fui empujando las abejas en una caja y se fueron metiendo. Es que las abejas, si no las atacas, no se vuelven agresivas. Y se veía que, por la hora que era, no estaban muy rabiosas».

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