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0,46% de viñedo, un pequeño gran problema

ANÁLISIS AGRARIO ·

El boicot a los productos catalanes ha aumentado mucho la demanda de cavas de otras regiones, por lo que muchos empresarios han querido aprovechar la oportunidad para consolidarse, una opción completamente lícita y profesional

JUAN QUINTANA

Lunes, 22 de enero 2018, 08:59

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Controlar la caída de precios en el mercado mediante la limitación de la oferta, es una práctica habitual. Se puede abordar de varias maneras. Por ejemplo, almacenando de forma voluntaria la producción a la espera de que suban los precios; es decir, generando stocks de forma proactiva, no por caída de la demanda. En todo caso, una opción bastante complicada, sobre todo con productos perecederos, como son buena parte de los que provienen de la agricultura y ganadería. Además, impide recuperar tesorería y reducir los costes financieros del capital circulante.

Hay otras alternativas, algunas potestad de las autoridades, ya que dependen de la decisión de aplicar medidas de intervención en circunstancias excepcionales, financiando la retirada de producto. Esta opción se aplica con cierta frecuencia, pero tiene un impacto limitado y solo se puede articular para algunos sectores. Una tercera posibilidad es, simplemente, limitar la producción; algo que puede ser articulado por el propio sector, tal como se hace en determinadas denominaciones de origen, o mediante sistemas regulados por la administración pública.

En el caso de la viticultura se ha aplicado esta tercera alternativa, estableciendo límites máximos para la plantación de nuevas cepas. La Unión Europea (UE) ha establecido un límite máximo del 1% para nueva superficie plantada, dejando a cada Estado la decisión de aplicar menores porcentajes.

En el caso de España la limitación se ha fijado en un tope del 0,54% sobre la superficie ya plantada el 31 de julio de 2017. A priori, ese 0,46% de menor incremento sobre el máximo establecido por la UE puede parecer insignificante y poco polémico; pero no es así. Se trata de un total de 4.217 hectáreas por las que muchos se baten el cobre.

Es evidente que la solicitud de nuevas plantaciones no es igual de intensa en todas las zonas ni en las diferentes denominaciones de origen. Por ejemplo, el aumento de la demanda de cavas valencianos, murcianos, extremeños y riojanos ha disparado las peticiones de nueva superficie de cultivo en estas regiones, muy por encima del 0,54% del total de superficie de viñedo que en la actualidad está dentro de esta denominación de origen protegida. Situaciones similares se producen en otras zonas calificadas; sin embargo, el cava tiene algunas singularidades, derivadas de su carácter transregional. Uno de los aspectos que ha tenido un impacto significativo ha sido el boicot a productos catalanes; una decisión que han tomado no pocos ciudadanos, poco recomendable desde un punto de vista económico y social, además de inútil desde una perspectiva política; no olvidemos que la mayoría de la sociedad catalana no ha entrado en el juego independentista que tanto ha animado a los amantes del boicot.

Dicho esto y al margen de opiniones, la realidad es que el boicot ha existido, en particular para este producto. Por ello, ha aumentado mucho la demanda de cavas de otras regiones no catalanas. Los productores, que han visto en esta anómala situación política un catalizador del posicionamiento de sus productos en el mercado, quieren aprovechar la oportunidad para consolidarse; por cierto, un opción empresarial completamente lícita y profesional.

En estas regiones reclaman que aumente el 0,54% para plantaciones orientadas a cava y que se estime la demanda real de cada zona.

El Consejo Regulador guarda silencio, ya que el control por parte de las grandes bodegas catalanas les hace estar en una posición incómoda; por un lado deben defender la expansión e incremento de mercado para su producto, ya que la demanda lo justifica, pero a la vez hay temor de que el cava de otras regiones se coma parte de la producción catalana, donde están los buques insignia. Por otro lado, ante la escasez de uva propia y el aumento de demanda, las bodegas de fuera de Cataluña han tenido que adquirir cava catalán sin etiquetar. Así, el cava catalán también ha hallado otra vía de salida, aunque con menos margen. El mercado, siempre busca un nuevo cauce.

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