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Una investigadora de Philip Morris maneja una máquina en uno de los laboratorios del Cubo, en la localidad suiza de Neuchâtel. :: pmi
La reinvención del tabaco

La reinvención del tabaco

Philip Morris pretende sustituir a medio plazo el cigarrillo tradicional por los dispositivos para calentar que ha desarrollado en Suiza

Claudio Mateos

Plasencia

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Lunes, 14 de mayo 2018

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La mayor compañía mundial de tabaco se encuentra inmersa en un profundo proceso de transformación con el que, según afirma, pretende nada menos que acabar con el cigarrillo tradicional. Con ese objetivo en mente, Philip Morris International (PMI) lleva invertidos en los últimos años 4.500 millones de dólares, buena parte de ellos en su centro de I+D+i de Neuchâtel (Suiza), donde ha desarrollado dispositivos que permiten consumir el tabaco calentándolo en lugar de quemándolo. Según los estudios de la compañía, así se reduce hasta en un 95% la concentración de las cerca de 6.000 sustancias que genera la combustión del tabaco, muchas de ellas dañinas para la salud y causantes de graves enfermedades, como el cáncer. PMI cree por lo tanto que consumir tabaco calentado puede suponer un menor riesgo que seguir fumando cigarrillos de combustión. Sin embargo, aún no existen suficientes estudios clínicos independientes que permitan asegurarlo de manera científica.

PMI emprendió este nuevo rumbo hace una década y desde entonces ha desarrollado varios productos alternativos al cigarrillo de combustión. Su gran apuesta es IQOS, un dispositivo de tabaco para calentar que ya se comercializa en 36 países, entre ellos España, y que se diferencia de los cigarrillos electrónicos en que sí contiene tabaco. De hecho, la propia multinacional indica que su consumo no está exento de riesgos para la salud, y advierte de que no se trata de un producto pensado para dejar de fumar porque contiene una cantidad de nicotina similar a la de un cigarrillo tradicional, una sustancia adictiva pero que no es una de las causantes directas de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo.

Philip Morris invitó el pasado mes de abril a visitar su centro de innovación de Neuchâtel a 19 tabaqueros extremeños, casi todos ellos de la comarca de La Vera, que han participado en la última edición del Programa Emprendedor, puesto en marcha por la compañía en colaboración con la Universidad de Extremadura (UEx) para impulsar la innovación en el cultivo del tabaco y modernizar las prácticas empresariales de las compañías y cooperativas tabaqueras. Hay que recordar que Extremadura produce el 97% de todo el tabaco de España, con unos 30 millones de kilos anuales, de los que Philip Morris compra aproximadamente 6,5 millones. Los productores extremeños visitaron el Cubo, el edificio dedicado a investigación donde se desarrolló IQOS, y también la fábrica anexa donde PMI elabora tanto cigarrillos tradicionales como las unidades de tabaco para calentar o 'sticks' que se insertan en el dispositivo.

19 tabaqueros extremeños visitan las instalaciones de Neuchâtel para conocer el producto de primera mano

El funcionamiento es sencillo. Lo que ha buscado Philip Morris es tratar de reproducir al máximo la experiencia de fumar un cigarrillo de combustión. Los 'sticks', que se compran en paquetes de 20 unidades y tienen forma de medio cigarrillo con filtro incluido, se insertan en un dispositivo con forma de pluma estilográfica, el cual lleva en su interior una cuchilla que calienta el tabaco hasta una temperatura aproximada de 300 grados. Al aspirarlo se inhala un aerosol, que no es humo ya que no existe combustión, pero que reproduce la experiencia de fumar porque sabe a tabaco y después se puede exhalar, de manera que resulta visible y parece humo. El tiempo de consumo de cada una unidad es aproximadamente el mismo que el de un cigarrillo normal. Tras cada uso, el dispositivo se guarda en una funda parecida a un iPod grande donde se recarga y queda listo para volverlo a utilizar.

El encargado de explicar a la comitiva extremeña tanto el funcionamiento de IQOS como los resultados de las investigaciones de la compañía fue Ignacio González Suárez, un biólogo molecular asturiano que trabaja en el Cubo como responsable de Verificaciones Externas de PMI. «Lo mejor que puede hacer un fumador es dejar de fumar, pero se sabe que muchos no lo hacen», afirmó. «Nuestro objetivo es que el fumador que quiera seguir fumando esté lo más cerca posible del riesgo que tendría si dejara de fumar». Insistió en ese sentido en que IQOS contiene nicotina y por lo tanto no se trata de un sistema para dejar de fumar ni apropiado para exfumadores o personas que nunca hayan fumado. «Queremos que lo usen solo los fumadores que van seguir fumando, y de hecho nuestros estudios dicen que no resulta atractivo para exfumadores ni para personas que no fuman».

Riesgo reducido

Ignacio González hizo mucho hincapié en la «transparencia» con la que están tratando todo lo que tiene que ver con IQOS y los estudios que, según la multinacional, lo avalarían como producto de riesgo reducido, una denominación con la que pretende comercializarlo en Estados Unidos, aunque para ello debe pasar antes el filtro de la FDA (Food and Drug Administration), el organismo que regula los productos que se pueden vender en ese país. Su resolución se espera para los próximos meses, si bien a principios de año fue noticia el informe de un grupo de asesores externos de la FDA que concluyeron que Philip Morris no ha demostrado aún que IQOS reduce el daño a la salud comparado con los cigarrillos tradicionales.

Los estudios de la compañía indican que el tabaco calentado genera hasta un 95% menos de sustancias dañinas que el de combustión

«Nunca hemos dicho que IQOS no tenga tóxicos, pero nuestros estudios avalan que aparecen en una concentración muy inferior a la del cigarrillo tradicional de combustión», afirmó González ante los tabaqueros extremeños. Ya hay estudios independientes que avalan esos resultados químicos, de manera que los esfuerzos de PMI se centran ahora en los estudios clínicos, es decir, los que analizan el impacto real sobre la salud de las personas. «Este año vamos a publicar estudios a más largo plazo, de hasta un año, y con más fumadores», avanzó.

Es un producto demasiado nuevo como para que se puedan conocer aún las consecuencias de su consumo para la salud a medio o largo plazo. «Hasta que no completemos los estudios y obtengamos la validación de las autoridades competentes, no podrá afirmarse que IQOS es un producto de riesgo reducido», admite la compañía.

Los tabaqueros extremeños mostraron durante su visita interés en conocer las características del producto, si bien sus preguntas se orientaron claramente a saber qué consecuencias tendría para ellos, como productores de la materia prima, que en el futuro llegue a imponerse esta forma de consumir tabaco. De hecho, aunque Philip Morris lleva ventaja en la investigación y el desarrollo, sus principales competidores también están empezando a apostar por este tipo de productos, especialmente British American Tobacco (BAT) y Japan Tobacco International (JTI). Imperial Tobacco (en España, Altadis), que es el principal comprador de tabaco extremeño, aún no comercializa ningún dispositivo de tabaco calentado, pero ha enviado a la FDA estadounidense un escrito en apoyo de la solicitud de Philip Morris y del impulso por parte de las administraciones públicas al desarrollo de productos de riesgo reducido.

El argentino Mauro González, responsable de Transformación del Modelo de Producción de PMI, respondió a algunas de las cuestiones formuladas por los tabaqueros extremeños. Dijo que en la fabricación de las unidades para calentar que se consumen con IQOS se usa «una mezcla de diversos tipos de tabaco con características más afines al tabaco que se produce en España, si lo comparamos con la mezcla del cigarrillo tradicional». Estas unidades llevan aproximadamente la mitad de tabaco que un cigarrillo tradicional, algo que preocupa a los cultivadores, así como qué características debe tener para que sirva como materia prima de IQOS. «Es muy importante la sostenibilidad del producto», explico Mauro González. «Necesitamos que ciertos parámetros sean sostenibles en el tiempo, es decir, que el tabaco que usamos tenga los mismos valores todos los años en nicotinas, azúcares y otros componentes inherentes al tabaco. Por eso tienen que ser cultivos fijos que continuamente, año tras año, puedan aportar esos mismos valores».

Mercados

Por el momento, el tabaco extremeño no aparece entre los que usa PMI en sus unidades para calentar. «Hay mercados ya calificados como fuente de tabaco para IQOS y otros que están en lista para ser evaluados a futuro, entre ellos España», afirmó el responsable de Transformación, quien aclaró que «al igual que España, aquellos países que destaquen por su capacidad de sostenibilidad estarán mejor posicionados para formar parte del futuro del tabaco». La recomendación de Mauro González a los productores que quieran subirse al carro de IQOS es que «deben centrarse en la parte de la sostenibilidad, y para eso es importante fomentar buenas prácticas como el uso de biomasa en los secaderos, como ya se hace en Extremadura, y seguir haciendo hincapié en la parte social».

Con respecto a la menor cantidad de tabaco que se utiliza para fabricar las unidades para calentar de IQOS, Ignacio González matizó que «no implica necesariamente usar menos plantas ya que el proceso de fabricación de este nuevo producto es muy diferente al del cigarrillo». Señaló además que, aunque el objetivo final de PMI es dejar de fabricar en algún momento cigarrillos tradicionales, «todo este proceso va a llevar mucho tiempo y ahora no podemos hablar de medidas específicas en relación a los productores, pues dependerá de muchos factores y al final se trata de decisiones estratégicas de la compañía, pero nuestro compromiso es que la transición sea llevadera».

Los tabaqueros extremeños salieron del Cubo con sensaciones ambivalentes. Carlos Díaz, director financiero de Agroexpansión, cree que se trata de «un producto muy positivo para el sector que sirve para limpiar la imagen negativa que tiene el tabaco, ya que están haciendo todo lo posible por reducir los productos cancerígenos». Sobre la repercusión en el negocio, cree que también «será positivo para el cultivo de tabaco en España, ya que exige una trazabilidad y unas buenas prácticas de cultivo mucho mayores para poder entrar en este tipo de productos de riesgo reducido».

A largo plazo

Entre los más suspicaces estaba Alfonso Paz Simón, que tiene una explotación tabaquera en Rosalejo y es vocal del consejo rector de la Cooperativa Asociaciones Agrupadas de Talayuela. «El producto es innovador y creo que tendrá muy buena venta en países con un nivel económico alto», afirmó, aunque admitió que en relación al futuro del sector se lleva un «sabor agridulce». «No nos han dejado las cosas muy claras sobre si España va a estar o no entre los países donde se comprará tabaco para el IQOS», señaló. «Y si la intención es que cambiemos de cultivo, como se ha llegado a insinuar, es que desconocen la zona y las grandes inversiones que hemos hecho a muy largo plazo y que sirven únicamente para el tabaco».

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