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Una abeja descansa sobre una flor de lavanda. :: efe
Jaque a los pesticidas que acaban con las abejas

Jaque a los pesticidas que acaban con las abejas

El pasado domigo se celebró por primera vez el día mundial de estos insectos polinizadores, que cada vez están más amenazados

EFE

ROMA.

Martes, 22 de mayo 2018, 08:20

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Si los pesticidas se inventaron para poner fin a las plagas que mermaban cultivos, algunos de ellos han terminado siendo una pesadilla para los insectos polinizadores como las abejas, que tanto contribuyen a la producción de alimentos.

La complicada relación entre insecticidas, polinizadores y plantas hace necesaria una revisión de la agricultura actual, según expertos y activistas consultados por el Día Internacional de las Abejas, el 20 de mayo, el primero que se celebra después de que la Asamblea General de la ONU lo declarara en 2017.

Se calcula que tres cuartas partes de los cultivos que alimentan el mundo dependen de la polinización de insectos y otros animales para producir semillas y frutos. Ese proceso ha disminuido en muchos lugares a medida que las explotaciones agrícolas ganaban extensión, surgían más pestes y el uso de químicos se ampliaba.

El pasado abril, la Unión Europea aceptó restringir más aún desde finales de año el empleo de ciertos pesticidas conocidos como neonicotinoides que, según estudios científicos, son dañinos para las abejas. Para la responsable de Greenpeace en Italia Federica Ferrario, se trata de un «primer paso muy importante, pero no suficiente para proteger los polinizadores en general».

«Hay otras sustancias utilizadas en la agricultura que continúan siendo un problema para estas poblaciones. Lo que se debe hacer es ayudar a los agricultores a pasar del modelo industrial a prácticas más ecológicas», sostiene Ferrario.

En Italia y en España se ha observado en los últimos años la muerte anómala de abejas, un fenómeno particularmente grave hace una década. En 2008 entró en vigor una primera prohibición de las semillas de maíz tratadas con cuatro sustancias tóxicas, que incluso en dosis muy pequeñas hacían que las abejas se desorientaran y perdieran capacidad de aprendizaje y memoria olfativa.

Frente a la oposición de la industria química, que minimiza esos efectos, los ecologistas consideran que este tipo de medidas dan un «respiro» a las colonias, si bien se siguen aplicando insecticidas que influyen en su despoblación.

La experta asociada al Centro Agroforestal Mundial Barbara Gemmill-Herren no ve dudas desde el punto de vista científico e insiste en que «la cantidad de pesticidas que se aplican actualmente es mucho menor que antes, pero su nivel de toxicidad hacia abejas y polinizadores es mucho más alto».

Alerta de que la prohibición de pesticidas peligrosos no significa que no se desarrollen otros nuevos, por lo que recomienda «transformar la agricultura hacia enfoques más ecológicos» sin renunciar a los buenos rendimientos.

Trabajar en terrenos más pequeños y con diversos cultivos puede evitar la aparición de pestes fuera de control.

Norteamérica y Europa son las regiones donde más difícil resulta para los polinizadores hacer su trabajo, pues necesitan pasar de unas plantas a otras, una diversidad inexistente en las grandes superficies de monocultivos que allí predominan.

«Deberíamos tratar a las abejas con más respeto. La gente no sabía que la polinización era importante hasta que empezó a perderla», asegura. De ella depende directamente la producción mundial de alimentos valorados entre 235.000 y 577.000 millones de dólares anuales (de 200.000 a 490.000 millones de euros), de acuerdo a la Plataforma Intergubernamental Científica-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicio de los Ecosistemas (IPBES).

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