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Cosechadora recogiendo el tomate en una parcela situada en el término municipal de Don Benito el lunes pasado, a primera hora de la mañana. :: brígido
La campaña más inestable del tomate

La campaña más inestable del tomate

Las lluvias de primavera y las tormentas de julio han condicionado mucho al tomate, con una bajada al menos de un 10% de la producción y peores precios para los agricultores

Celestino J. Vinagre

Jueves, 11 de agosto 2016, 00:21

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La campaña de este año se podría definir como la de "la supervivencia". Se trata de la campaña que más incidencias negativas ha tenido en los últimos años y cuya finalización, hasta finales de septiembre, más se alargará. «Se trata de salvar los muebles», resume gráficamente Luis García, de 37 años, agricultor de Santa Amalia que pone voz al sentimiento generalizado de un sector imprescindible para el desarrollo socioeconómico de Extremadura. Frente al optimismo de inicios de la primavera, con la impresión de que una nueva campaña histórica iba producirse, agricultores e industrias resoplan para que no haya más incidentes y hasta principios del otoño, cuando todavía se seguirá cogiendo tomate, la climatología se sosiegue.

El exceso de agua en abril y mayo y las tormentas de los primeros días de julio se han confabulado para dejar, a primera vista, una bajada apreciable de la producción prevista, como poco, de un 10%, aunque como se había sembrado más que en el año pasado el descenso en kilos no será tan acusado. Además, para el bolsillo de los agricultores, este ejercicio será peor porque, aunque algunos industriales han decidido mantener precios, lo normal es que la media que se recibirá es de dos euros o dos euros y medio menos por tonelada de tomate.

En este caso, el factor meteorológico no tiene influencia sino que, como se apunta desde el grupo extremeño Conesa, líder del sector mundial del tomate en polvo y que transforma el 43% del tomate que se hace en nuestra comunidad autónoma, la bajada de precios se explica por el contexto mundial, con exceso de producción de otros años. No obstante, este año habrá también, como en Extremadura, menos tomate transformado en el conjunto del mundo.

Manuel Vázquez, director general del grupo, apunta una estadística muy relevante. Este año se cosechará un 30% de la producción a partir de la segunda semana de septiembre. Se trata de un porcentaje altísimo y anormal. Conesa apunta también otro aspecto, la bajada de los rendimientos por hectáreas. Si se pensaba al inicio de campaña llegar a las 89 toneladas ahora «es lógico y razonable que ese margen se quede en 80».

Serias incidencias

«Seguramente dejaré de tener 20.000 kilos sobre lo que pensaba inicialmente», explica García, al frente de una explotación agraria familiar con 115 hectáreas de tomate, gran parte de ellas situadas en el término municipal de Don Benito. Este también ingeniero técnico agrícola dice que este año se han dado un «palizón» para poner en marcha la producción tomatera.

«No pude plantar buena parte de lo que tengo, 60 hectáreas, hasta el 20 de mayo. Una fecha tardía que obliga a variedades tardías. Y luego llegó el granizo de julio, que a quien le ha cogido bien, y en esta zona nuestra han sido muchos, le ha hecho un daño tremendo cuando se empieza a tirar para adelante», relata al diario HOY el lunes pasado, en el primer día oficial de campaña.

«La climatología ha hecho que en esta campaña no se haya podido plantar en su momento. Y ahora, en los sitios que no han sufrido daños por las tormentas, hace que vayamos a tener tomate hasta finales de septiembre, con la incertidumbre también de lo que pasará a partir de mediados de ese mes», explica Domingo Fernández, presidente del grupo cooperativo Acopaex y de la industria-cooperativa Tomates del Guadiana, uno de los referentes tomateros extremeños.

En cifras redondas, Fernández pronostica que este año en Extremadura se alcanzarán los 1,9 millones de toneladas, frente a los 2,1 que se obtuvieron el año pasado. Saldrán de las 24.608 hectáreas (en principio se hablaban de hasta 25.110) que se sembraron en este año, unas 2.500 más que en el ejercicio anterior.

«El campo siempre es el campo. Si tuviéramos seguridad no nos dedicaríamos a plantar tomate o cereales», concluye para restar dramatismo Pedro Fernández, de Santa Amalia, que acumula 36 años como encargado de parcelas de la familia de Luis García. Cada mañana, entre las siete y la una y media de la tarde, se pone al frente de un equipo de trabajadores, con el protagonismo de la cosechadora, para sacar el conocido como oro rojo de las tierras del entorno amaliense.

«Ahora mismo no estamos teniendo sobresaltos recién comenzada la campaña. Eso es lo bueno, y que tenemos producciones con calidad. Solo esperamos que sea normal porque lo que tuvo que pasar de malo ya llegó». En la vecina Andalucía, otra región productora de tomate en España, tampoco se han salvado de daños apreciables en la zona de Lebrija (Sevilla) y del cauce medio-bajo del Guadalquivir.

En Extremadura, solo el granizo ha aniquilado en julio 1.000 hectáreas de tomate, localizadas en las Vegas Altas del Guadiana.

La organización agraria UPA-UCE Extremadura ha hecho también su análisis. Habla sin tapujo de año nefasto para el tomate aunque su secretario general, Ignacio Huertas, muestra cierto punto aún de prudencia. Señala que ver la evolución del cultivo para comprobar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios aplicados tras las lluvias y pedriscos postreros.

Huertas incide, al igual que Domingo Fernández, en el aumento de la plantación de tomate tardío y en que este hecho incrementa los riesgos en la cosecha. «Es una variedad con menor producción y mucho mayor riesgo por las tormentas de finales del verano», finaliza.

Pérdidas y perspectivas

Desde UPA-UCE calculan que la bajada de precios de los industriales supone unas pérdidas para los agricultores de 8 millones de euros, y otros 16 millones se habrían perdido por causa del tiempo.

«El descenso mundial de la producción será de un 8%. Bajará la cosecha en Estados Unidos, en China, en España...En nuestro caso, a pesar de las adversidades, hay que ser positivos ya para el próximo año. El tema de los precios para los agricultores será mejor», subraya Manuel Vázquez, de Conesa.

«El sector está trabajando bien y con sentido común, a pesar de las dificultades», agrega Domingo Fernández también en esa línea optimista. En clave interna, el presidente de Acopaex y de Tomates del Guadiana, industria situada en el término de Medellín aunque pegada a Santa Amalia, resalta que ahora sus agricultores han empezado por recoger cuatro millones de kilos diarios pero esa cifra se duplicará en poco menos de una semana de trabajo. Este año, hasta casi octubre.

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