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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Eduardo en su explotación de frutales . :: f. h.
«Ahora hay que hacer el trabajo bien para luego recoger los frutos»

«Ahora hay que hacer el trabajo bien para luego recoger los frutos»

Lleva una explotación de 220 hectáreas de regadío, 200 de secano y 1.000 ovejas junto con sus tres hermanos

FRAN HORRILLO

Viernes, 24 de abril 2015, 10:25

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Eduardo Lorenzo Paniagua es un agricultor de 51 años, natural del municipio de Pizarro, que lleva una explotación agroganadera en las Vegas Altas del Guadiana y además es socio de la cooperativa San Rafael de su pueblo y de la OPFH de Frugalia, de la entidad local menor villanovense de Zurbarán.

¿Cómo llegó a la agricultura?

Prácticamente nací en ella, porque mi padre era agricultor y entonces el campo lo mamé en casa. Además, es una profesión que me gusta. Si no te gusta, difícilmente puedes salir adelante en la agricultura ni aguantar.

¿Lleva mucha labor?

Entre mis hermanos Marcial, José Antonio, Francisco y yo llevamos 220 hectáreas de regadío y unas 200 de secano. De regadío, 100 son de frutales, 95 de tomate y el resto de maíz. En cuanto al secano, todo es de cereal y para el ganado, ya que tenemos también unas mil ovejas. La verdad es que estando cuatro hermanos, vamos todos a una. Y eso siempre es positivo para que todo marche lo mejor posible.

Tanta superficie generará muchos jornales ¿no?

Bueno. Tenemos entre 40 y 50 personas trabajando con nosotros entre todos los cultivos. Es un orgullo crear tanto empleo, aunque nuestras obligaciones con ellos a veces hace que nosotros mismos nos tengamos recortar de muchas cosas.

¿Es sacrificada esta profesión?

Sí que lo es. Hay veces que no te compensa el trabajo que has hecho, pero ya no puedes volver atrás. Sobre todo porque muchas veces, nuestras cosechas no dependen de nosotros mismos, sino de otros factores externos.

¿Qué labores tocan ahora en el campo y cómo es un día normal?

Ahora estamos a tope. Yo creo que es el peor momento del año. Peor que en verano. Ahora es cuando realmente hay que hacer el trabajo bien para luego recoger los frutos. Si lo haces mañana, ya puede ser tarde. En concreto, estamos plantando el tomate, el maíz y con el entresaque de la fruta. Y a esto hay que añadir el ganado, ya que a las ovejas no les puede faltar la comida a diario. Los días en esta época son interminables. Yo a veces echo entre 17 y 18 horas. No tenemos hora y hay días que dejo de trabajar cuando ya no puedo más.

Y siendo cuatro hermanos, ¿cómo se reparten el trabajo?

Cada uno lleva su parcela. Lo tenemos asignado de un año para otro, ya que lo conocemos y así evitamos que haya menos fallos.

¿Hay algún cultivo rentable en la actualidad?

A ciencia cierta no se puede decir, porque hoy puede ser uno y dentro de dos días otro. No obstante, si es cierto que el tomate es el que está un poco regular, aunque yo creo que a corto plazo. El resto, lo comido por lo servido.

¿Cuál cree que son los principales problemas que afectan al sector y qué soluciones aportaría?

Es complicado. Aunque sin duda el principal problema que yo veo es el del poco margen de ganancia que nos queda siempre a los agricultores. Esto hace que si a la mínima tienes un fallo, puedes ir fácilmente a la ruina. Por ejemplo, si una hectárea tiene unos gastos entre los 3.000 y los 4.000 euros, qué mínimo que de esa hectárea puedas sacar unos beneficios de entre 100 o 200 euros. Pues eso, muchas veces, es difícil conseguir. Y ese poco margen que nos queda, es algo que tiene que solucionar el gobierno.

¿Es atractivo hoy en día el campo para los jóvenes?

Para un joven que tenga que invertir en tierra, maquinaria y demás, es complicado acceder al campo. Lo suyo es tener el respaldo de tu familia y coger el testigo de la agricultura. Por eso desde aquí me gustaría darle un toque de atención a las autoridades, para que fomenten y concedan más ayudas a la incorporación de los jóvenes al campo, porque si no los pueblos agrícolas se mueren.

Imagino que pertenecer a una cooperativa es vital para un agricultor hoy en día ¿no?

Sin duda alguna. Si no fuera así, estás vendido por completo. En Frugalia, por ejemplo, me siento muy a gusto, ya que realizan un trabajo muy profesional.

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