Nueva Delhi, 23 mar (EFE).- Un activista de 80 años que había emprendido una huelga de hambre hasta la muerte" para "salvar" el río Ganges de su degradación ambiental puso hoy fin a su ayuno tras lograr concesiones del Gobierno indio, informan medios locales.
El activista G.D. Agarwal, que se había puesto en huelga de hambre el pasado 15 de enero, bebió un zumo en el hospital delhí AIIMS, al que había sido trasladado el lunes desde la ciudad sagrada de Benarés por razones de salud.
"Solo tomaré dieta líquida hasta que se tomen decisiones para salvar el Ganges. Solo tomaré comida cuando se tomen decisiones concretas para garantizar su pureza y un flujo constante de agua", dijo Agarwal en declaraciones citadas por la agencia india IANS.
El activista, antiguo profesor universitario y miembro del grupo Ganga Sewa Abhiyan, decidió beber tras tener noticia de que el Gobierno ha aceptado convocar el 17 de abril un reunión del organismo encargado de la limpieza en el río Ganges, el NGRBA.
"¿Cómo puede el Gobierno comprometerse a salvar el Ganges mientras permite que prosigan las actividades mineras, la construcción de pantanos y la llegada de aguas residuales al río?", agregó el veterano activista.
Agarwal, que había dejado de beber agua el pasado 9 de marzo, se había reunido poco antes de poner fin al ayuno con el Ministro de Carbón, Sriprakash Jaiswal, para llegar a un acuerdo sobre el encuentro del NGRBA, organismo creado en 2009.
Tanto el presidente de ese comité como dos miembros de su cúpula directiva habían dimitido la semana pasada por la "insensibilidad del Gobierno con el activista" y su negligencia ante el empeoramiento del estado de este río sagrado para el hinduismo.
La cuenca del Ganges nutre de vida a un tercio de las tierras que forman parte de la India y no solo presta sustento a una de cada doce personas del mundo, sino que es uno de los ejes de peregrinación de los hindúes, que acuden en masa a sus orillas.
Aparte de los residuos biológicos, numerosas industrias peleteras situadas en la ribera vierten desechos de cromo y otros metales al caudal del río, que está sometido a una intensa presión por la construcción masiva de presas en sus afluentes. EFE