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Viernes, 4 de junio 2010, 13:13
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Se dice que los gatos tienen siete vidas, pero cuando la realidad supera la la ficción, demuestra que los perros también. Si hace tres años, este Diario sorprendía contando la historia de Val, un podenco atropellado que quedó literalmente empotrado en el parachoques del vehículo durante varios kilómetros y sobrevivió al accidente, el milagro ha vuelto a repetirse hace unos días en Santiago de Chile.
El pasado 20 de mayo, una señora atropelló a un perro y cuando llevó el coche al taller, casualmente el mismo modelo que el vehículo de Badajoz, un Citroën C4; los mecánicos se dieron cuenta de que el animal se encontraba dentro del parachoque y seguía vivo.
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