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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
María del Mar Macías | BRÍGIDO FERNÁNDEZ
«Que se lo quiten a los altos cargos, no a una desgraciada»
María del mar macías | funcionaria de la junta de extremadura

«Que se lo quiten a los altos cargos, no a una desgraciada»

CARLOS BENITO

Viernes, 14 de mayo 2010, 13:21

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Cuando pensamos en la vida de funcionario, solemos imaginar una existencia plácida, sin mayores zozobras, cobijada en el cálido abrazo de la Administración. A María del Mar, con sus cuentas justas y su miedo al porvenir inmediato, ese arquetipo le daría ganas de reír si no fuese porque le da más ganas de llorar: «Mi situación es extrema, ya tengo números rojos. ¿Soy yo una privilegiada?», plantea. María del Mar es funcionaria de la Junta de Extremadura, dependiente de la consejería de Educación. Pertenece al grupo 5 en la categoría de camarera-limpiadora. Más concretamente, limpia un instituto de Calamonte de dos de la tarde a nueve o diez de la noche, con uno de esos sueldos que rozan el mileurismo sin llegar a tocarlo: 990 euros netos al mes. Su marido trabaja en la construcción: «El lunes se presentó un ERE en su empresa y él es uno de los últimos que han entrado. ¿Quién va a salir? Pues seguramente él». Con una hipoteca de 400 euros, letras de 260 por un 'Ford Escort' de segunda mano -el anterior coche se quemó en un viaje a Cáceres- y dos hijos adolescentes, los recortes de Zapatero han caído como una losa en casa de María del Mar. «Mi sueldo se va en cuanto llega. Mi hija ha dejado de estudiar porque no nos lo podemos permitir. Si mi marido se va al paro, ¿de qué vamos a vivir? Con los 50 euros que van a quitarme, tengo para la luz».

El sindicato de funcionarios CSIF ha tachado las medidas de «graves, injustas y evitables». María del Mar hace hincapié en lo segundo, en esa molestísima sensación de que se ha rifado el marrón y les ha tocado a ellos: «¿En qué se va a gastar el Gobierno el dinero que me quita a mí? ¿En más altos cargos y en más asesores elegidos a dedo? Que se lo quiten a todos esos altos cargos que tienen empresas privadas por detrás, no a una desgraciada». Pero, además, también duda de que la actuación del Gobierno sea efectiva: «Creará más paro. Yo, desde luego, si tengo que elegir entre reparar el baño y comprar el pan, me quedaré con el pan, así que no sé de qué vivirán los fontaneros». En la parte baja de la pirámide del empleo público -no olvidemos que en la lejana cúspide, en algunas administraciones de este país tan complejo, hay personas que llegan a cobrar 80.000 euros netos al año-, el abrazo de la Administración se ha convertido de repente en una mano que atenaza el cuello. «¿Que tenemos suerte? Mi sueldo es básico y he tenido que estudiar y sacrificarme mucho para sacar mis oposiciones. Yo siento más bien que a veces nos machacan, que se tiran a por nosotros».

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