La receta electrónica sale cara
La región registró el mayor aumento del país: un 8,8% con respecto al año pasado; la clave, el nuevo sistema de prescripciónEl incremento del gasto farmacéutico en 2009 dispara las alarmas
ARACELY R. ROBUSTILLO arrobustillo@hoy.es
Lunes, 1 de febrero 2010, 09:22
Extremadura es referente nacional en la implantación total de la receta electrónica, pero lo ha pagado caro. Desde el pasado abril en todas las farmacias de la región es efectivo este nuevo sistema de prescripción que ha disminuido las visitas de los extremeños a los centros de salud, y ha multiplicado, sin embargo, las idas y venidas a las boticas. En estos diez meses, el gasto farmacéutico se ha disparado hasta catapultar a Extremadura a la cabeza del país. ¿Consumimos los extremeños más medicamentos o quizás se están derrochando?
El aumento es de un 8,86 por ciento con respecto al año anterior (el doble que en España, donde subió un 4,47%). El resultado es una factura total de 358,6 millones de euros, 29,2 millones más que en 2008. Administración, médicos, farmacéuticos y usuarios señalan al dispositivo electrónico como el detonante de esta tendencia al alza del gasto en medicamentos.
Para Pedro Hidalgo, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Badajoz, la situación es fruto de «la utilización perversa del gran arma que puede llegar a suponer la receta electrónica. A veces por una mala dispensación y otras por una errónea interpretación del paciente. El resultado es que se ha consumido mayor número de medicamentos por los mismos pacientes», denuncia.
El número de recetas ha aumentado también. Hasta 25,6 millones a lo largo de 2009, un 8,08 por ciento más que el año anterior, cuando se contabilizaron 23,6 millones de prescripciones.
José Luis Sánchez Chorro, subdirector de Farmacia del SES, explica que la receta electrónica ha propiciado una mayor accesibilidad a los medicamentos. Para él, ése es uno de los principales motivos de que se haya incrementado el consumo.
¿Quién se equivoca?
Los tres 'corresponsables' de la situación: farmacéuticos, pacientes y médicos son los únicos que pueden llegar a controlar los efectos colaterales de una iniciativa que 'a priori' debería ser útil para todos y que, sin embargo, se ha convertido en un arma de doble filo. Una prescripción de calidad de los facultativos, la dispensación correcta de los farmacéuticos y la responsabilidad del paciente, pueden ser la clave para mejorar la situación.
Los usuarios admiten que en ocasiones reciben de manos de los farmacéuticos y en una sola entrega una medicación que debería ser espaciada en el tiempo. En principio, en la prescripción se especifica la fecha en la que debe ser retirada para seguir la pauta del tratamiento. Algún eslabón de la cadena falla.
Desde el pasado diciembre, la Junta ha empezado a aplicar correcciones técnicas para que no se produzcan estos errores de posología (las dosis en que deben administrarse los medicamentos).
«Lo cierto es que esperábamos más colaboración por parte de las oficinas de farmacia en este sentido. Deberían hacer de filtro, pero la realidad es que los usuarios se llevan más medicamentos que antes. Aunque también entendemos que son necesarios varios ajustes técnicos debido a que nos estamos enfrentando a una situación relativamente nueva», apunta José Luis Sánchez Chorro, del SES.
Los farmacéuticos aseguran que los desajustes son producto de un periodo de adaptación y niegan que se esté actuando de forma irresponsable. «Los sistemas automáticos funcionan sin problemas en un mundo perfecto, pero en la realidad tiene que haber un tiempo de pruebas y de reajustes», indica Cecilio Venegas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz. Venegas admite que en algún caso en particular se ha podido cometer algún error, pero asegura que su colectivo está compuesto por profesionales responsables.
También para contribuir a desinflar el gasto farmacéutico desde el SES proponen la implantación de la prescripción por principio activo. «Supondría un ahorro importante ya que implica que los médicos recetarán los compuestos como tal, sin marcas comerciales, y en las farmacias tendrán que darnos el más barato que haya porque, de lo contrario, no cobrarían la diferencia», apunta Jose Luis Sánchez Chorro, desde la Junta de Extremadura.