Tentudía: tejas volando y las tuberías congeladas

A sólo quince minutos, más alto que Cabeza la Vaca, está el Monasterio de Tentudía: 1.104 metros de altura. Allí, casi en solitario, trabaja Domingo Comerón desde hace tres inviernos como guía y vigilante de lo que fue una ermita en el siglo XIII convertida en monasterio en 1514. Por el edificio, por las vistas o por lo anecdótico de saberse en lo más alto de Badajoz, 25.000 personas suben hasta allí cada año, «la mayoría en verano, pero cuando nieva también viene gente si no está cortada la carretera, como el domingo pasado. Este invierno está siendo el más duro», declara antes de explicar que en esos momentos no hay agua porque el mecanismo de bombeo se ha congelado. Lo achaca a que allí en lo alto el viento multiplica la sensación de frío. Y además provoca desperfectos, como el canalón de la fachada que acababa de tirar esa mañana. «El mantenimiento aquí es continuo porque el agua se mete entre las grietas del cemento, después se hiela, hace cuña y rompe las tejas».