Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
El tabaco, ¡como siempre!
OPINIÓN

El tabaco, ¡como siempre!

Es inútil que, de un día para otro, se prohíba fumar. Hay que ir poco a poco, sin prisas, sin agobios

ENRIQUE FALCÓ

Domingo, 10 de enero 2010, 01:22

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

DE entrada que se sepa que mi menda no fuma; es más, odia el tabaco y le molesta, y bastante, que su ambiente se vea invadido por bocanadas del asqueroso humo que desprenden los cigarrillos. Como a tantos, me encantaría tomarme mis copas en mi pub favorito sin la necesidad de ahogarme con el aire viciado e irrespirable del tabaco. También estaría bien no tener que estar pendiente de que nadie me quemara accidentalmente la camisa y que al salir del pub mi ropa, pelo y cuerpo serrano no apestaran a humo. ¡Qué felicidad comer o cenar, con la familia, con los amigos, sin que a nadie se le ocurriera sacar el maldito paquetito de tabaco para fumarse un pitillo entre plato y plato! Parece mentira que haya algunos que no sean capaces ni de esperar a terminar la comida. Con lo que a mí me gusta comer no me puedo imaginar que alguien encuentre placer en tragar humo después de haber saboreado un buen chuletón de retinto con una botellita de Ribera. Pero qué le vamos a hacer.

Ahora, por Dios, ¡un poquito de paciencia y comprensión! Igual que exigimos a los fumadores que tengan en cuenta nuestra salud, debemos poner de nuestra parte para que tan nefasto vicio nos perjudique a todos lo menos posible.

De entrada hay que decir que los fumadores son gente como usted y como yo, gente normal, que no han asesinado a nadie. No vayamos a comportarnos como los estadounidenses, que equiparan a un fumador con el mayor asesino en masa. Debemos de tener en cuenta que en este país siempre se ha fumado mucho, bastante, e incluso hay estudios que apoyarían la tesis de que fumar estaba hasta bien visto. ¿Por qué no? Le daba a uno un aire muy elegante, al igual que el alcohol. Todo el mundo con un poco de clase fumaba y bebía. Fumaba el maestro en la escuela, los médicos en la consulta, el conductor de autobuses en su autobús y no pasaba nada. Hasta los famosos detectives de la tele, o héroes del cómic como Lucky Luke, no se separaban de su cigarrillo.

Evidentemente ahora, sabiendo de los peligros del tabaco, sería una barbaridad, pero bueno, quien suscribe se ha criado con un padre que se cepilla tres paquetes diarios y ya ven, 1,82 de estatura y más de 130 kilos de peso. El humo no me ha retrasado el desarrollo. Y mi hermano, el pequeño, mide más de 1,90. Recuerdo a mis profesores fumando en la escuela y nunca me causó trauma.

Es inútil que, de un día para otro, se prohíba fumar. Hay que ir poco a poco, sin prisas y sin agobios. Concienciando más que prohibiendo, pidiendo por favor más que exigiendo. Si en un bar donde se permite fumar no me gusta el ambiente irrespirable pues no voy. Si en un restaurante no hay zona de no fumadores bien separada y aislada pues no entro. Si en cualquier sitio público donde está prohibido fumar verdaderamente alguien está molestándome con su cigarro le pido amablemente que apague su cigarrillo, pero si el fumador está en una punta sin molestar a nadie, y yo en la otra y por tanto no me molesta, no voy a ir con toda la mala leche del mundo a afear su conducta.

Ya les he dicho que no fumo, pero si ocasionalmente me veo obligado a llevar en mi coche de copiloto a un amigo, familiar o compañero tampoco me importa en exceso que se fume un cigarrillo. Mi novia tampoco fuma, pero si un día están en nuestra casa, qué se yo, mi cuñado o mi padre, o mi hermana, tampoco les vamos a obligar a salirse a la terraza por fumarse un cigarro. ¡Por favor! La gente se cree que con un cigarro ya se te queda la pintura marcada y el olor metido para siempre. ¡No hay que exagerar hombre! Además, no olvidemos que, aunque legal, el tabaco no deja de ser una droga, una adicción, y los fumadores, por muy mal que se puedan sentir, no dejan de ser adictos a una droga, que como tal, tiene que ser bastante duro de dejar.

Sanidad va a prohibir fumar en los lugares públicos. Veremos cómo se aplica la ley, que esa es otra, pero es una ocasión inmejorable para plantearse si es conveniente o no seguir inundándose los pulmones de veneno.

Lo dicho: a ustedes, fumadores, un poquito de consideración. Deben darse cuenta que los no fumadores no tenemos que pagar por su adicción a la nicotina. Pero sobre todo ánimo, mucho ánimo para dejar el tabaco, o al menos, disminuir su consumo al máximo. Y a los no fumadores: un poquito de paciencia, comprensión, empatía y, sobre todo, buen humor.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios