Una amenaza verbal dispara la alarma sobre un atentado contra Obama

En Nueva York, cuando alguien escucha accidentalmente algo interesante lo cuelga en el portal OverheardInNewYork.com, pero lo que ayer llegó a los oídos de dos empleados de Continental en el aeropuerto de Newark les hizo ir directamente a la Policía: «Matar a Obama».

Faltaban menos de veinticuatro horas para que el presidente aterrizara para hacer campaña por la reelección del gobernador de New Jersey, Jon Corzine, así que no había tiempo que perder. La conversación le llegó casualmente en una de esas cafeterías medio ambulantes de las terminales. Detrás de las escalofriantes palabras se encontraba John Kelly, un agente de seguridad encargado precisamente de revisar diariamente a los empleados.

Tras esa posición omnipotente, Kelly, un republicano patriota de 55 años, tenía capacidad para burlar todos los controles, aunque él niega haber proferido amenaza alguna (un delito penado con 100.000 dólares -66.000 euros- y hasta cinco años de cárcel). Cuando la Policía registró su casa, con su venia, encontró 43 armas de fuego, todas legales dada la increíble permisibilidad de Estados Unidos para su uso.

Su padre, de 77 años, explicó al periódico 'The Star-Ledger' que su hijo es un ávido cazador de ciervos y conejos, para lo que supuestamente utiliza ese arsenal de rifles y armas automáticas encontradas en su hogar. En la puerta ondea una bandera estadounidense que da solvencia a los carteles de 'Dios Bendiga América' y el 'United We Stand' que se acuñó tras el 11-S para defender la respuesta bélica a los atentados terroristas.

El rotativo local aseguraba que sus amigos se habían quedado «estupefactos e indignados» al conocer la noticia de su detención. «Le describen como un hombre profundamente patriota y amante de las armas, que ha coleccionado muchas a lo largo de su vida para irse de caza los fines de semana», decía el periódico de New Jersey.

Perfil temido

Ése es precisamente el perfil que temen los servicios secretos, ahora que los conservadores acusan a Obama de ser desde un topo musulmán hasta el nuevo Hitler. La idea de que destruye el país y lo expone a nuevos ataques terroristas incentiva a más de un enajenado a tomar las armas para hacer un servicio patriota que puede resultar en una gran tragedia nacional.

Antes incluso de que la reforma sanitaria exacerbase los ánimos conservadores y proporcionase cobertura al racismo subyacente, los servicios secretos habían detectado un aumento del 400% en las amenazas que recibe con respecto a otros presidentes.

Tan estresado está este cuerpo de élite creado hace 144 años que un informe interno del Congreso dado a conocer la semana pasada opina que hay que replantearse sus funciones. Los servicios secretos siguen realizando la tarea original para la que fueron creados por el Departamento del Tesoro, perseguir a los falsificadores, entre otras.

Pero proteger al primer presidente negro del país ha requerido ya 33 millones de dólares -22 millones de euros- más de presupuesto sólo para tecnología.