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204 kilómetros con los trastos a cuestas
TOROS

204 kilómetros con los trastos a cuestas

ESTEFANÍA ZARALLO

Sábado, 10 de octubre 2009, 04:06

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Cada sábado por la mañana, mientras la mayoría de jóvenes descansa y aprovecha su día libre para olvidarse de la rutina diaria, de levantarse temprano o de ir al instituto o al trabajo, Rafael Cerro madruga con más ilusión que ningún día. No le importa tener que hacer, junto a alguno de sus familiares, más de 200 kilómetros. Son los que separan Saucedilla, la localidad cacereña donde vive, de Badajoz, la ciudad en la que se forma como torero.

Desde hace casi tres años, Rafael acude los sábados o domingos por la mañana a la Escuela Taurina del Patronato de Tauromaquia de la Diputación de Badajoz. Con su asistencia a las clases de Luis Reina y Antonio Jiménez 'Antoñete', donde entre otras actividades entrena físicamente y hace toreo de salón, se acerca un poco más a su sueño: ser matador de toros.

Pero la máxima categoría aún queda lejos. Tan sólo tiene 16 años y de momento, este joven cacereño se prepara para la cita inmediata más importante. Ha sido seleccionado para representar a Badajoz en el Encuentro Final de Novilleros de la Federación Internacional de Escuelas Taurinas. Mañana, junto a seis chicos de España, Francia y Portugal, hará el paseíllo en la plaza de toros de Almendralejo, con astados de la ganadería de Herederos de Bernardino Píriz y con la presencia de las cámaras de la televisión autonómica.

Una gran oportunidad

«Me siento muy orgulloso de torear en esa gran plaza, es superimportante para mi y estoy muy contento. Nunca he toreado en Almendralejo con público», señala ilusionado Rafael. No es para menos. Esta es una oportunidad muy importante para los novilleros sin picadores que como él, tratan de hacerse un hueco en un mundo complejo.

Rafael reconoce las dificultades pero asegura estar dispuesto a darlo todo por llegar a ser como Miguel Ángel Perera, José Tomás, Alejandro Talavante o Sebastián Castella, los toreros en los que se fija y que seguro trata de emular cuando toma los trastos para entrenar.

«Hay que hacer sacrificios pero tampoco es para tanto. Esta profesión conlleva muchas dificultades, pero compensa», destaca el cacereño. «Además, ahora hay más oportunidades que antes para ser torero, hay escuelas que ayudan y creo que el que no se prepara para ser torero es porque no quiere», añade el joven que hace un balance positivo de su temporada.

Prefiere el capote

«He toreado algunas tardes en público a veces lo he hecho bien y otras, regular», responde el novillero al ser preguntado por la temporada taurina. Asegura que tanto el capote como la muleta «se le dan bien» pero que, puestos a elegir, prefiere el capote.

«¿La espada? Por ahora lo llevo bien, hace un tiempo tuve una mala racha pero ya se ha solucionado y ahora estoy mucho mejor», comenta con respecto a la suerte suprema, que suele ser la asignatura pendiente para muchos novilleros e incluso, para algunos toreros.

A Rafael la tauromaquia le viene de familia. Su padre es un gran aficionado y está en contacto con el ganado pues trabaja como mayoral. Su hermano estuvo formándose para ser matador. Quizás por todo ello, terminó por «engancharse» a este mundo y por intentar probar suerte.

En momentos como este, en el que la Fiesta peligra en algunas comunidades autónomas, conocer historias como las del navero Rafael hacen pensar que quizás el mundo del toro es más importante de lo que muchos piensan.

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