Guerra sin cuartel

Mientras los vendedores de pan 'tiran' sus precios para arañar clientela a sus competidores, los consumidores comen pan barato a dos carrillos. La salida al mercado de productos más económicos ha conseguido atraer la atención de los clientes y cada vez es más frecuente encontrar personas que buscan las ofertas para estirar su dinero.

El ahorro resulta evidente, pero las estadísticas que manejan los panaderos no son especialmente positivas. El consumo de pan ha bajado durante los últimos años y la coyuntura económica actual agrava la tendencia de forma alarmante.

Carlos Monge, de la Panificadora El Nevero, asegura que en septiembre de 2008 ya se había detectado un descenso en el consumo cercano al 8%. «Eso era preocupante, pero la situación ha empeorado y la bajada ya alcanza el 15% si comenzamos a contar desde el inicio de la crisis».

Los datos que él maneja son parciales, puesto que los panaderos se muestran muy celosos a la hora de hablar de su volumen de negocios, pero aporta un dato clave. «Las harineras han constatado un descenso en las ventas del 15%, esa es la prueba más patente de que el sector del pan también está en crisis».

Se privan del pan

En recesiones anteriores el pan se convirtió en el alimento «refugio» al que recurrían las familias con menos recursos. Su bajo precio permitía saciar el hambre sin rascar demasiado el bolsillo, pero aquellos tiempos se acabaron y la crisis actual lo está demostrando. «Nosotros estamos detectando que la gente se priva por igual de la carne y del pescado que del pan».

Tal vez eso explique la creciente demanda de las baguettes, un pan que envejece mucho más rápido y que pierde cualidades a medida que pasan las horas. «Yo como pan candeal en mi casa, la calidad no se puede comparar, pero al final el cliente va a por el precio y las baguettes no tienen competencia en ese aspecto», reconoce Monge.

Tampoco al peso se puede comparar el precio, puesto que las tres barras de pan (750 gramos) que ofrece Mercadona por 1,20 euros doblan en peso a la barra de pan blanco, cuyo precio habitual se mantiene también en 1,20 euros.

Los grandes productores de pan aún se resisten a bajar, pero en la ciudad de Badajoz ya existen despachos de pan en los que el pan de siempre se vende a un precio bastante inferior. En la propia barriada de María Auxiliadora hay un despacho que cobra 0,80 por el pan entero mientras que unos metros más arriba los panes enteros cuestan 1,20. Es un ejemplo de lo que puede ocurrir en otras partes de la ciudad si la guerra del pan continúa.