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Siete formas de sonreír
CÁCERES

Siete formas de sonreír

Un grupo de niños palestinos disfrutan estos días de una divertida estancia en Cáceres

EVA CORONADO

Martes, 4 de agosto 2009, 12:20

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Sentados en sus butacas las cuatro niñas y tres niños palestinos miraban risueños a todos los periodistas y fotógrafos que se acercaron a conocerles en su presentación, ayer en el Ayuntamiento cacereño.

La estancia de los pequeños se debe a a la colaboración conjunta de la Plataforma de Ciudadanos Cacereños en Solidaridad con Palestina y la Corporación municipal. Una estancia que durará hasta el seis de agosto y que ha contado con numerosos problemas para hacerse realidad; su llegada se ha retrasado cuatro días respecto al calendario previsto.

Ya por fin en tierras extremeñas los niños, con edades que van desde los nueve a los once años, han explicado sus primeras impresiones en el Consistorio.

«Me siento muy contenta por estar con los cacereños, además ya tenemos amigos y amigas de aquí» explicó Raghad Abuowda, una pequeña niña morena de 10 años a la que sus compañeros habían designado «la portavoz» del grupo, por ser la más atrevida de todos ellos.

Mohammad Rumi de 11 años, aunque tímido al principio también quiso contribuir a mostrar sus primeras sensaciones de Cáceres y su gente. «Estoy de acuerdo con Raghad, creo que España está muy cerca de Palestina».

Beatriz Tostado, portavoz de la Plataforma cacereña, destacó ayer el objetivo principal del proyecto 'Vacaciones por la Paz': «Queremos que los niños pasen unos días de descanso, un perido de tiempo en las que puedan vivir alejados del ambiente de violencia que les rodea, y sobre todo, en contacto con los niños de Cáceres».

Una experiencia que al igual que el año pasado ha tenido, en esta, su segunda edición, una acogida muy buena. Tanto por la Corporación municipal, como por los numerosos cacereños que se han inscrito para participar como voluntarios y por la reacción de los niños palestinos que ayer se mostraban sonrientes y que esperan repetir, el próximo año. Con la foto final, los chavales se marcharon a disfrutar de la ciudad con los monitores y sus nuevos amigos extremeños.

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