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¡Mi cajaaaaa!!!!
LA SEMANA POLÍTICA

¡Mi cajaaaaa!!!!

La unión de Caja Badajoz y Caja Extremadura ya no es la solución, porque unidas seguirían siendo una entidad muy pequeña. Se pasó el tiempo de contar con una única caja extremeña. Se les pasó el arroz

MANUELA MARTÍN

Domingo, 26 de julio 2009, 14:12

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C ADA vez que se publica una nueva noticia sobre la eventual fusión de las cajas de ahorro -y esta semana hemos tenido varias-, aparecen opiniones de ciudadanos horrorizados ante la sola perspectiva de que 'su caja' de toda la vida, se integre en una gran entidad y pierda su nombre y sus esencias. «Me llevo todo el dinero que tengo en la caja...», amenazaba un internista, cliente de una caja extremeña en HOY.es en estos días. Todavía hay nostálgicos de las antiguas Caja Plasencia y Cáceres, ¡y se fusionaron hace más de veinte años en Caja Extremadura!!!

Esa supuesta, o real, resistencia de la ciudadanía a la unión ha sido una de las razones esgrimidas durante años para no abordar una efectiva integración. La explicación oficial era que, aunque son dos entidades pequeñas, son rentables. Por lo tanto, mejor no tocarlas si eso además iba a levantar resistencias sociales y celos entre ciudades por quién se queda con el nombre, con la sede, con los cargos... Todo el mundo estaba, en teoría, a favor de la fusión, pero en la práctica, en veinte años nadie ha movido un dedo para llevarla a cabo.

La parcelita extremeña

Pero he aquí que llega la crisis económica y lo que parecía eterno ya no lo es. El terremoto financiero que ha hecho caer bancos en todo el mundo tiene sus réplicas en España y los coletazos se sienten hasta en esa pequeña parcelita que es Extremadura. La doctrina del Banco de España es clara: si las cajas quieren sobrevivir deben concentrarse. Y en eso están muchas, de Cataluña a Andalucía y de Galicia hasta el País Vasco. Parece ser que tener solvencia, si se es pequeña, ya no es una garantía de futuro. Hay que ser grande para poder competir con bancos de dimensiones enormes.

Y puestos en este escenario resulta que la unión de Caja Badajoz y Caja Extremadura ya no es la solución, porque unidas seguirían siendo una entidad muy pequeña. Se pasó el tiempo de contar con una única caja extremeña. Se les pasó el arroz, que diría el castizo. No obstante, esa es la opción por la que sigue apostando el presidente de Caja Extremadura, que prefiere quemar esa primera etapa antes de embarcarse en la empresa de unirse a una caja mayor y, necesariamente, de otra región.

El asunto se ha complicado porque le ha pillado a las dos cajas extremeñas renovando su dirección. Caja Badajoz acaba de nombrar un nuevo presidente y está pendiente de designar a un director general. Y en Caja Extremadura el cambio se producirá a partir de septiembre. Esta coincidencia hace que se viva una situación de provisionalidad: los gestores antiguos no se atreven a tomar decisiones porque están con un pie fuera. Y los nuevos no se han hecho todavía con el timón.

Esa especie de interregno se ha visto en las últimas noticias sobre reuniones entre directivos para tantear posibles fusiones: mientras se informaba de un encuentro a cuatro bandas en Zafra, con representantes de Cajasol, Caja Extremadura, Caja Guadalajara y Caja Badajoz, el presidente de esta última entidad. Francisco García Peña afirmaba que él no había estado en la cita. Y parece ser cierto. Se celebró antes de que llegara al cargo y fue el anterior el que acudió.

¿Pueden entorpecer estos cambios una decisión sobre eventuales fusiones? En teoría debería facilitarla. Los nuevos gestores llegan sabiendo que la concentración de entidades es necesaria y que deben trabajar en ella.

Tampoco hay que olvidar que, a la postre, las fusiones dependen de los partidos que tienen representación en las cajas y en Extremadura tanto PSOE como PP se han pronunciado a favor. No hay un camino alternativo y lo que puede pedir la sociedad extremeña es que esa fusión sea haga bien, en interés de los clientes, de los trabajadores, y de la región en conjunto. La cuestión va mucho más allá de mantener un nombre o una marca. Se está jugando el futuro de entidades centenarias y el que continúen siendo un motor de la economía extremeña.

Elegir pareja

Lo que los ciudadanos de a pie no sabemos es si, vistas las prisas que le han entrado a algunas cajas, es conveniente agilizar cualquier operación o bien es más inteligente esperar. ¿Hay que adelantarse para escoger pareja de baile (que puede convertirse en pareja de hecho de por vida) o conviene esperar a que se despeje la pista?

El huracán de la crisis amenaza con llevarse por delante el antiguo sistema financiero formado por muchas entidades locales fuertemente ligadas al territorio. El resultado del proceso no lo conoce hoy ni el mismo gobernador del Banco de España, que lo está alentando. Lo que sí cabe exigir a quienes dirigen las cajas, y a los partidos e instituciones que los respaldan y los nombran, es que actúen con el criterio suficiente para que las entidades, esas que tantos impositores consideran 'mi caja' sigan prestando los mejores servicios a Extremadura. Aquí no caben errores.

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