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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Belforti tras conseguir el ascenso rodeado de aficionados cerristas./ BORJA CÁRDENAS
El Cerro manda en Badajoz
SEGUNDA

El Cerro manda en Badajoz

El equipo de Tinín se consagra como un grande y por fin puede celebrar el ascenso con una gran fiesta y baño en Las Grullas

JAVI PÉREZ

Martes, 30 de junio 2009, 11:26

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«¡Por fin! ¡Por fin!». Era la expresión más repetida entre abrazos y besos. El Cerro de Reyes regresa a Segunda B por la puerta grande. No se le podía escapar otra vez. La afición tomó el José Pache. Ha sufrido mucho en los últimos años. Ya se lo merecía. Su penitencia parecía eterna. En esta ocasión pudo celebrar el ascenso con una gran fiesta que se trasladó del campo a la fuente de Las Grullas.

La anterior se quedó en la intimidad de los despachos. No se pudo disfrutar. Tampoco compartir. Ahora sí que se sacó el champán. También hubo baño. El centro neurálgico de las celebraciones cerristas se estrenaba en este tipo de rituales espontáneos que montan las aficiones. Ahí, en la rotonda que sirve de emblema de la barriada, se desató la locura. Los héroes del ascenso llegaron en el autobús preparado para la ocasión. Cientos de seguidores aguardaban para hacerles el pasillo a sus campeones. La alegría era completa. Tino reventó el José Pache. Era el más buscado. El Cerro se lo ha ganado en el campo. Así se saborea mejor.

Badajoz se rinde al Cerro de Reyes. El equipo albiazul se convierte en el máximo exponente del fútbol en la capital pacense. Un barrio representa a la ciudad. El Cerro manda en Badajoz. El Cerrito se desprende de su diminutivo para inscribir su nombre con letras mayúsculas en Segunda B.

En ningún momento peligró el ascenso para el Cerro. Y eso que empezó algo temeroso. Quizás atenazado por los nervios ante la enorme oportunidad que se le presentaba. El centro de Abel Luque que peinó Henares rozando el poste supuso un aviso muy serio. Esas dudas iniciales permitieron que Los Barrios se creciera y se animara a lanzarse hacia su objetivo. Necesitaba marcar un gol. Además, Manu se resintió de una anterior lesión y estaba algo renqueante. Al Cerro le costaba salir de su campo. Se refugiaba en su terreno casi por inercia. Parecía conformarse con defender la renta que se trajo del Estrecho. Los pacenses sólo daban señales de vida en las fugaces apariciones de Juanito de la Cruz y algún destello que otro de Golo. En Los Barrios, Yosu Ibarra asumió la responsabilidad de llevar el balón a las inmediaciones de Manu. Pero no conseguía romper la ordenada defensa albiazul. Belforti tampoco permitió muchas licencias a su rival. Destruyó el juego gaditano y controló la situación para su equipo. Se convirtió en una bombona de oxígeno para sus compañeros. El reloj corría a favor del Cerro.

Poco a poco los de Tinín se fueron soltando. Cuando consiguió templar los nervios se presentó a Vilches. También pudo comprobar su valía. El portero barreño realizó algunas intervenciones de mérito como los puños que sacó a Juanito, la parada a disparos de Tino y Dieguito o el despeje milagroso a la falta lanzada por Rodolfo y que su defensa tuvo que enviar a córner al dejar el balón muerto en la boca de gol.

El José Pache, una fiesta

El Cerro salía airoso del primer acto. Se sentía cerca del ascenso. 45 minutos le separaban de la gloria. Esa sensación la transmitía a la grada. Se palpaba. Así, a medida que subía la temperatura de un José Pache abarrotado, el equipo de Tinín ponía cerco a la portería visitante. Golo mostró el camino. Dos acciones suyas pudieron adelantar al Cerro. En la primera ganó la espalda a los centrales y muy forzado ante la salida de Vilches envió fuera por poco. Después lo intentó a media vuelta, pero le salió ligeramente desviado. Un anticipo de lo que estaba por venir. Preparaba el terreno.

Los decibelios crecían en intensidad. Apenas tres minutos más tarde, Tino sentenciaba. La tranquilidad para el Cerro fue absoluta. El ambiente era ensordecedor. La fiesta ya estaba fuera del terreno de juego. El centrocampista andaluz aprovechó un rechace dentro del área para llevar el delirio a la grada. Los cerristas reclamaban un penalti sobre Pierucci, el balón quedó suelto y mientras los barreños protestaban apareció Tino por la derecha para firmar el paso definitivo para el ascenso. El Cerro entraba en la categoría de bronce a lo grande. El José Pache se venía abajo.

Si el Cerro tenía ya de por sí controlada la eliminatoria, el gol le sirvió de aliciente para una afición entregada desde el pitido inicial. La expulsión de Yosu Ibarra resultó definitiva para los de Jaime Molina. Pero Los Barrios no bajó los brazos y quemó sus escasas opciones hasta el último minuto. Con todo a su favor, el Cerro empezó a tener sus mayores problemas de todo el partido. Tinín aprovechó que las celebraciones bajaron también al césped para tener un detalle con Arévalo, eterno capitán del Cerro y único presente en los seis intentos albiazules para subir. Con su gesto le hizo partícipe del ascenso,

La fiebre albiazul contagia Badajoz. El Cerro es de Segunda B por méritos propios.

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