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José Enrique Campillo, que fue decano de Medicina de la Uex, publicará su nuevo libro en Destino. / CASIMIRO MORENO
«Durante la evolución, el ser humano y los antecesores fuimos unas piltrafas»
JOSE ENRIQUE CAMPILLO ÁLVAREZ DOCTOR EN MEDICINA Y CATEDRÁTICO DE FISIOLOGÍA EN LA UEX

«Durante la evolución, el ser humano y los antecesores fuimos unas piltrafas»

El autor de 'El mono obeso' y 'La cadera de Eva' afirma que el sedentarismo es una enfermedad carencial

JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ |

Domingo, 7 de junio 2009, 14:01

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-¿Tiene el colesterol alto?

-No... [Risas]. Además me he hecho un análisis recientemente y lo tengo estupendamente, todo.

-¿La Nintendo, la Play y las videoconsolas hacen niños obesos?

-Claro. Los americanos llaman a la obesidad infantil la 'nintendonización' de la infancia.

-¿Qué es, brevemente, la medicina darwiniana y evolucionista?

-Pues es que nuestro diseño, las características fisiológicas y genéticas nuestras son las del hombre del Paleolítico. Están diseñadas para sobrevivir hace cien mil años. Y cuando esas condiciones y características las hacemos confrontar con la forma de vida y alimentación del siglo XXI, pues entonces hay una discrepancia y de esa falta de ajuste surge la enfermedad. La mayor parte de enfermedades se deben a eso.

-Según usted no venimos de la costilla de Adán sino de la cadera de Eva.

-Por supuesto. Es que la cadera nos ha hecho lo que somos. Hay una forma fácil de aclararlo. Cuando uno lee libros sobre la evolución del cerebro humano, se ponen trascendentales, casi hay que leer el libro de pie y con la mano en el pecho... ¿Y cómo fue posible que un cerebro que creara la evolución, un cerebro capaz de pintar la Gioconda, de construir la Sagrada Familia...? No, no. El problema no es ése, el problema es cómo evolucionó una cadera capaz de parir un cerebro grande. Si no hubiera evolucionado la cadera de la mujer no hubiera sido posible parir cerebros grandes. Y hace 200.000 años no había cesáreas.

-Y eso ocurre después de la bipedestación ¿no?

-Claro, ese fue el problema. Al empezar a andar sobre dos piernas, (y eso los paleoantropológos lo han datado muy bien, en Lucy, hace tres millones y medio de años) además del compromiso entre el tamaño del diámetro de la cadera y el de la cabeza del recién nacido, estaba la angulación, porque la bipedestación exige una angulación de la cadera y entonces el parto humano es un parto complicado, el niño tiene que retorcerse, girar, y darse vuelta para salir por ese canal tortuoso. Por tanto, somos lo que somos gracias a la cadera de Eva.

-Y nacemos 'a medio hacer'.

-En efecto. Esa es la solución que encontró la evolución. Porque claro, la otra opción era hacer las caderas en la hembra de la especie el doble de lo que son ahora. Lo cual hubiera sido tremendo, habría que haber fabricado coches para mujeres y coches para hombres. La solución fue más sencilla: lanza un niño 'a medio hacer', a medio desarrollar, y que complete el desarrollo de su cerebro fuera del vientre de la madre. Los canguros hacen lo mismo, lo que pasa es que los canguros tienen la solución del marsupio, mientras que nosotros tenemos la familia. Por eso la hembra desarrolló también métodos para retener al macho y que le ayudara a criar a los recién nacidos.

-¿Qué métodos?

-Pues cosas que sólo tiene la mujer. La mujer es la única hembra que oculta su fertilidad (incluso la propia mujer no sabe a veces que está en periodo fértil) y, segundo, la mujer es la única hembra que acepta al macho en cualquier momento y en cualquier época del año y día y hora (salvo dolor de cabeza). Es la única. No existe otra.

-Lo del hombre cazador y la mujer recolectora.

-Eso es mentira.

-O sea, que es otro mito.

-Otro mito. Durante toda la evolución, el ser humano y los antecesores hemos sido unas piltrafas. Porque nunca hemos tenido mucha fuerza, nunca hemos tenido garras, ni colmillos, ni hemos comido mucho... Imposible. Por tanto, el ser humano sólo ha podido ser capaz de cazar animales vivos cuando tuvo la suficiente inteligencia o para hacer trampas o para tener armas, y eso fue hace doscientos o trescientos mil años. Antes de esa fecha, nosotros no cazábamos, comíamos una carroña que encontráramos por ahí y que se la disputáramos a las hienas, o mucho pescado, mejillones, y cosas de esas. Y la mayor parte de las veces comíamos de lo que las hembras recogían de bichos, gusanos, lagartos y cosas por los alrededores. Eso está demostrado.

-Y además, por si todo eso fuera poco, la inteligencia la pone la mamá, no el papá...

-La inteligencia y también la homosexualidad vienen de las madres.

-El cerebro y el estómago no pueden evolucionar por separado.

-No se trata exactamente de eso. Lo que ocurre es que el cerebro y el aparato digestivo son los órganos que más energía consumen. En cualquier animal, la suma de las calorías que consumen el cerebro y el intestino representan la mitad de todo lo que gasta ese animal. Entonces, es imposible que pudiera existir a lo largo de la evolución (desaparecería) un animal que tuviera un cerebro potente y un aparato digestivo muy voluminoso. ¿Por qué? Porque si eso es la mitad, serían muchas calorías, tendría que consumir tal cantidad de alimentos todos los días que hubiera desaparecido. No se puede tener nada más que una de las dos cosas y por eso cuando nos hicimos carnívoros (porque obligatoriamente pasamos una etapa bien documentada de carnivorismo) ahí se redujo nuestro aparato digestivo. Los carnívoros tienen menos aparato digestivo que los herbívoros. Y eso permitió el desarrollo del cerebro.

-Dice que somos el único ser animal en libertad que no está obligado a hacer ejercicio para conseguir alimento.

-Claro. En mi página web tengo un artículo que escribí para una conferencia que di en el País Vasco que se llama 'El sedentarismo, una enfermedad carencial'. Yo la vuelta a la tortilla se la he dado de la siguiente forma: no es que el ejercicio sea bueno, no, no. Es que el no hacer ejercicio es una enfermedad carencial. Como el no tomar vitamina C. Si uno no toma vitamina C durante mucho tiempo desarrolla una enfermedad que se llama el escorbuto. ¿Cómo se cura? Tomando vitamina C. Si uno no hace ejercicio físico durante mucho tiempo, desarrolla una en-fer-me-dad [y subraya cada sílaba] que se llama sedentarismo, y además sabemos qué genes se alteran, con una serie de manifestaciones: se te alteran los lípidos, el corazón se te machaca, etcétera. Por lo tanto, es una enfermedad. ¿Por qué? Porque no hay ningún animal -eso es una regla universal- que no tenga que pagar un precio de gasto energético muscular para llevarse los alimentos a la boca. Excepto el ser humano opulento. Por eso cuando me hicieron de la Cofradía Extremeña de Gastronomía me apunté al Club Maratón Badajoz, para compensar (Risas).

-Entonces, ¿es sano pasar un poco de hambre?

-Es sano pasar un poco de hambre y es obligatorio hacer ejercicio todos los días.

-Según la Biología, el destino de toda especie es la extinción.

-Sí, inevitablemente.

-¿Y hemos avanzado mucho en esa carrera?

-Pues nosotros, no. Porque nosotros como especie somos jóvenes. La especie humana, según un maravilloso estudio patrocinado por National Geografic sobre el ADN mitocondrial y el ADN del cromosoma Y, coinciden todos que descendemos de un pequeño grupo, de una pequeña tribu que habitaba hace unos 300.000 años algún lugar de lo que hoy es Etiopia. Así que como especie, tenemos doscientos y pico mil años de edad. Eso es muy poco para especie. Porque los neandertales, los heidelbergenses, los de Atapuerca, esos, afortunadamente, no tenían nada que ver con nosotros.

-Las abuelas y su útil función son posibles gracias a una particularidad de la hembra humana, la menopausia.

-Exacto. En todas las especies, la fertilidad, tanto en el macho como en la hembra, va reduciéndose progresivamente con la edad, como disminuyen todas las funciones: como disminuye la capacidad respiratoria, la capacidad renal, o el aparato digestivo. Y eso también ocurre en el macho de la especie humana. Hay un refrán castellano que dice: al hombre, más que el pelo y el diente le dura la simiente. Pero en la hembra de la especie humana ocurre una peculiaridad única, que es una programación genética: el cese de la fertilidad en el segundo tercio de su vida. ¿Y qué función puede tener esto? Pues muy sencilla. Es elemental. Debido a la larga dependencia de las crías, imagínate hace doscientos mil años, una criatura que a los cinco o a los seis años se le muriera la madre, estaba condenada a muerte, no se valía por sí misma. ¿Qué ocurre entonces? Pues como en aquella época la mortalidad era mucho más temprana que es ahora, si una hembra se arriesgaba a tener hijos a edad avanzada, había enormes posibilidades de que ese retoño fuera huérfano. Y una adaptación muy buena fue suprimir la fertilidad pronto porque se obtuvieron más beneficios genéticos si esas madres ayudaban en el cuidado de las crías a sus hijas que en arriesgarse a tener hijos propios en edades tardías.

-¿El cerdo ibérico es el que tiene menos colesterol 'malo', el pimentón de la Vera baja el colesterol, los triglicéridos y es anticancerígeno, la pintada o gallina de Guinea tiene más selenio que el atún. Nuestros productos son buenos, ¿dónde está el mal?

-Yo escribí un libro para la OMIC del Ayuntamiento de Badajoz que se llama 'La dieta de la dehesa'. Porque hablan de la dieta mediterránea, pero la dieta mediterránea es una entelequia. Porque en Túnez no se come lo mismo que en Sicilia ni lo mismo que en Grecia. La versión saludable en Extremadura de la dieta mediterránea es la dieta de la dehesa. No tenemos el boquerón, pero tenemos el jamón. En el efecto de bajar el colesterol, todos los pimentones, sean ahumados o no, bajan el colesterol y los triglicéridos de forma espectacular. Eso está demostrado. Hasta patentado en Internet. El pimentón de la Vera, además, es antioxidante. Y lo de la pintada es un dato interesante referido a la dehesa, porque todas las carnes, ya sea la vaca retinta o la vaca blanca cacereña o la pintada, o el cordero merino, todo animal que se críe en un entorno ecológicamente único como es la dehesa de Extremadura y dado que lo que se come se cría, tiene que criar buenas carnes.

-¿Echa de menos Cáceres?

-Con Cáceres tengo una relación íntima de añoranza perpetua de los Licenciados Reunidos, de...

-¿En qué colegio estudió?

-En los Licenciados Reunidos. Con don Eufemio, don Pablo Naranjo, don Antonio Muñoz y la señorita Maruja Collado. Recién llegué catedrático en el año 1981, el periódico 'Extremadura' sacó una noticia que decía: 'Joven cacereño, catedrático en Badajoz'. Y pocos días después me encontré con la señorita Maruja en Cáceres y me dijo: «¡Hay que ver, a dónde has llegado con lo enreda que eras!»

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