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Ronda Norte, a la altura del residencial El Arco, donde el Ayuntamiento quiere poner paneles anti ruido. / MARISA NÚÑEZ
Por la ruta cacereña del ruido
CÁCERES

Por la ruta cacereña del ruido

R-66, donde están previstos paneles anti ruido, Hernán Cortés o Cánovas son algunas de las áreas más afectadas de la ciudad Más allá de las zonas de la movida, también hay problemas en barrios periféricos como Ceres Golf, Castellanos o San Francisco

MANUEL-M. NÚÑEZ

Viernes, 5 de junio 2009, 12:32

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Hay ruido más allá de la Madrila. Acumulación de bares, incumplimiento de horarios, denuncias. Son algunos de los aspectos sobre los que se movió la redacción de la nueva Ordenanza de Protección Ambiental, que hace especial hincapié en el hecho de que los locales se atengan en el producto que ofrecen a lo que establece su licencia. Las llamadas zonas saturadas y de la movida se relacionan con problemas de ruido en las informaciones que se publican habitualmente.

Pero la contaminación acústica no es exclusiva en áreas de ocio. Así lo pone de manifiesto el último conflicto a propósito de la pista de coches teledirigidos en Los Castellanos. Vecinos y usuarios tratan de llegar a un acuerdo. O en el R-66, a cuenta de la Ronda Norte. El concejal de Infraestructuras garantizó a los afectados que a lo largo de 2009 El Arco contaría con pantallas anti ruido. Hernán Cortés, Cánovas o Moctezuma, por el intenso tráfico de vehículos, Ceres Golf o San Francisco son varios ejemplos de lo que podría llamarse la 'ruta alternativa' del ruido en Cáceres.

Antonio Durán no deja de sorprenderse. Es el presidente de 'Cacereños contra el ruido', una asociación creada como respuesta a lo que sus miembros denominan «una ciudad ruidosa en exceso». Ya lo ha contado en alguna ocasión. Ha pasado demasiado tiempo fuera de Cáceres como para no observar algunos detalles. La conclusión es que en Cáceres hacemos ruido hasta para saludar a los conocidos, con la típica costumbre de tocar reiteradamente el claxon del coche hasta que logramos llamar la atención del amigo que pasea por la acera. Antonio Durán no consigue explicarse situaciones así: «Nuestro objetivo es luchar contra el excesivo ruido que sufrimos en esta ciudad, no solo el de los bares», resalta antes de recordar que la asociación aún lleva «poco tiempo de actividad». Concienciado por un problema sobre el que considera que todavía falta concienciación, Antonio Durán ofrece una lista casi completa de zonas críticas. Plaza de la Concepción, Santiago, Plaza Mayor, la Madrila, Peña del Cura, Gil Cordero... Y añade «las afectadas por el tráfico rodado: Cruz de los Caídos, Hernán Cortés, Virgen de Guadalupe, Ronda Norte...».

El residencial El Arco, junto a la propia ronda de circunvalación, suma quejas desde hace meses. Tantas que el Ayuntamiento ya anunció hace siete meses que se colocarían paneles anti ruido. El decreto regional que regula los niveles de ruido marca un límite de 65 decibelios. A partir de ahí, el ruido se considera intolerable. El Laboratorio de Acústica de la UEx estableció que los 70 decibelios se superan en zonas como Virgen de Guadalupe, Hernán Cortes, Primo de Rivera o Gil Cordero. Juan Miguel Barrigón, coordinador de este departamento de la Politécnica, cree que falta una medición «de continuo, durante una semana al menos», antes de sacar conclusiones en esa zona. Quienes compraron sus viviendas en el R-66 pensaron que se iban a un área exclusiva, pero la Ronda Norte les ha cambiado la vida a base de frenazos, acelerones y algún que otro exceso de cláxones. Cuando se anunció los paneles para limitar las molestias del tráfico, la presidenta vecinal, María Ángeles Redondo, se limitó a comentar: «Queremos creer al Ayuntamiento, pero...».

La más ruidosa

«En Cáceres los ciudadanos sufrimos un exceso de ruido. Un estudio de la Caixa nos sitúa como la capital más ruidosa de España. Según el Laboratorio de Acústica de la UEx, un 30 por ciento de la población vive en un ambiente clasificado como intolerable por los expertos». Antonio Durán pone el ejemplo de los 'coches anuncio': «Debe ser la única corporación que se lucre por la producción de contaminación acústica», denuncia. Y alude también al caso de San Francisco, donde las pistas deportivas están junto a la clínica sanitaria: «Es increíble que se permita esta ubicación», sostiene.

«Ha habido algunas quejas. Nosotros hacemos allí las celebraciones de la barriada y procuramos orientar los altavoces en otra dirección. Tratamos de molestar lo menos posible», se justifica Juan Burgos, presidente de la barriada, que reconoce haber recibido alguna llamada de atención. «A veces nos han pedido que bajemos el volumen de la megafonía cuando hemos organizado algún acto lúdico». Para zanjar el debate hace una pregunta: «Las pistas estaban allí desde antes. ¿Entonces, por qué pusieron allí la clínica? Había más sitios».

Cerrar la ventana

En Los Castellanos algunos vecinos relatan cómo deben cerrar las ventanas o poner música para aislarse de los ruidos que generan los coches teledirigidos de gasolina cada vez que hay competición en la pista situada junto a sus casas. «El Ayuntamiento pasa olímpicamente», denunció Enrique Navarro, presidente vecinal. Las dos partes, con la mediación del concejal de Deportes, tratan de ponerse de acuerdo ahora y el Consistorio ya se plantea trasladar la instalación de sitio.

La ruta de ruido prosigue. Se prolonga por el extrarradio. Llega hasta el Ceres Golf. Cada celebración en el ferial, desde la fiesta de las novatadas en octubre hasta la gran cita de San Fernando en mayo, les afecta. Al Ayuntamiento le han pedido dos cosas: que recepcione la barriada al cabo de más de una década y que arbitre medidas contra los ruidos que le llegan desde el campo de aviación. Aún siguen esperando.

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