Cautela y dolor en Sarkozy

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, declaró ayer que la desaparición del Airbus de Air France era «un accidente trágico» y que no se podía «dar prioridad a ninguna tesis ni excluir ninguna». El jefe del Estado se reunió durante media hora con allegados de las víctimas de la catástrofe aérea, agrupados bajo la atención de psicólogos en dependencias del aeropuerto parisino Roissy-Charles de Gaulle, en un lugar inaccesible a los periodistas.

«No tenemos ningún elemento preciso sobre lo que ha pasado», manifestó Sarkozy, a quien acompañaban el ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner; el titular de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, y el secretario de Estado de Transportes, Dominique Bussereau. «Sabemos que había turbulencias fuertes, pero otros aviones las han sufrido; y sabemos que ha habido un problema de aviación, pero los especialistas rechazan en el momento actual de la investigación pronunciarse sobre ninguna pista», explicó. El presidente precisó que «se trabaja sobre las condiciones meteorológicas y el último diálogo de la cabina».

«Se debe hacer todo lo posible para encontrar la máxima cantidad de elementos de este avión para comprender lo que ha pasado», agregó antes de reconocer que la tarea será «extremadamente difícil pues la zona es inmensa» y el drama «se produjo en plena noche encima del Atlántico».

En las labores de búsqueda «nuestros amigos españoles nos ayudan y los brasileños nos ayudan mucho también», destacó. Con tal cometido, un avión de la Guardia Civil se desplazó a la capital de Cabo Verde para iniciar hoy la tarea de rastreo en la zona que se le asigne. Se trata de un Aviocar Casa-235 con base en Senegal dentro de la operación de la UE contra la inmigración ilegal con destino a Canarias. A este operativo se unió poco después un Focker del Ejército del Aire desde la base grancanaria de Gando.

El inquilino del Eliseo reveló también que Francia había pedido asistencia a Estados Unidos «a través de satélites para localizar el lugar donde se produjo la catástrofe» gracias a los sistemas de observación y escucha con que cuenta el Pentágono.

«Dignos y valientes»

Declaró que había expuesto «la verdad» a las familias de los desaparecidos, que se mostraron «extremadamente dignos y valientes». «Les he dicho que la perspectiva de encontrar supervivientes era ínfima», dijo. «Se pueden imaginar lo que piensa una madre que ha perdido a su hija o una novia que ha perdido a su futuro esposo», añadió.

Un cordón policial mantenía a resguardo de los periodistas a los parientes de las víctimas, a quien Air France presentó sus «condolencias» mediante un comunicado publicado a media tarde. A esas horas las pantallas del aeropuerto indicaban que el vuelo AF-447 entre Río de Janeiro y París estaba «retrasado». Mensajes difundidos por megafonía invitaban a las personas que esperaban a los pasajeros a que acudieran a un punto de encuentro desde el que eran conducidas a una unidad de crisis.

El vuelo París-Río estaba previsto que despegara a las 23.20 horas, pero el personal de Air-France no precisó si se habían producido anulaciones en el pasaje. Un turista brasileño, procedente de una gira de canto coral por Italia, se disponía a regresar a su país en ese avión. «Estoy angustiado porque una amiga viajaba en el vuelo siniestrado, estoy muy triste», declaró.

En el otro extremo, dos franceses de Montpellier se declararon bendecidos por «un milagro, porque deberíamos haber estado en ese avión». El profesor de medicina Claude Jaffiol y su esposa, cónsul de Holanda en Brasil, explicaron el aeropuerto de Río que intentaron embarcar pero no quedaban plazas libres.

«Hemos tenido una suerte inaudita y con perspectiva tuvimos miedo. Nuestro pensamiento está con todos los que se encontraban en el avión», manifestaron.