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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Jairo Miguel, Ferrera y Perera salen a hombros de la plaza junto con el ganadero en una tarde memorable./ LORENZO CORDERO
Y por fin... ¡Jairo Miguel!
TOROS

Y por fin... ¡Jairo Miguel!

La Plaza de Toros de Cáceres se volvió loca con el torero cacereño que salió a hombros con Perera y Ferrera y convertido en nuevo ídolo

DAVID GONZÁLEZ

Domingo, 31 de mayo 2009, 02:29

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Llegó el día tan esperado, sobre todo por el propio Jairo Miguel, pero también por los aficionados a los toros en general y por los cacereños en particular. Debutó en España el joven diestro cacereño, atrás quedaron años de exilios, de polémicas, de debates. Se presentó a las puertas de la ciudad que lo vio crecer, en la ciudad que le regaló el traje de luces de su alternativa. El mejor escenario posible.

Habló por fin el novísimo matador en el escenario en el que realmente debe expresarse, sin necesidad de micrófonos, que su mayor altavoz sean su capote, su muleta y su estoque. Enterró de una vez a Hidrocálido y al tan manido apodo del "niño torero".

¡Qué no le pregunten más por aquel inoportuno novillo de fama mal conseguida!, que pase a un recuerdo íntimo su cicatriz; se acabó lo del niño imberbe, pues se midió como un hombre de igual a igual con sus compañeros de terna. Perera, una máxima figura del momento y Ferrera un hombre con los muslos cosidos a cornadas y con un bagaje importante y completo.

Jairo

A las nueve y veinte de la noche, la plaza contenía la respiración para que Jairo no tuviera que usar el descabello y sacarlo en hombros convertido en su nuevo ídolo. No recuerdo en tiempos modernos que los paisanos apostaran así por un torero local. Cáceres se volvió loca, por Jairo, por pedir la vuelta al ruedo de un toro que recibió un picotazo en el caballo, escarbó, se rajó huyendo a tablas dos veces y acabo muerto allí donde no podía apretarse más contra la madera y Cáceres se volvió loca por permitir a un mayoral salir a hombros tras encierro paradigma de la nobleza más boba y antítesis de la bravura.

De manos de Jairo llegó lo más hermoso de la tarde, sus lances de recibo al tercero, cadencioso, cargando la suerte, componiendo la figura, la barbilla en el pecho, ganando terrenos, gloriosa la media... Tiene temple en sus manos, camina tranquilo por la plaza, de sus lances emana olor a perfume caro. Compone bien la figura, a medio pase, pero la compone y tiene planta de torero.

Alguien deberá decirle que toreó muy despegado, moviendo mucho los pies y sin quedarse para ligar, presentando el pico y a mucha distancia del noble y más potable sexto. Hizo lo mismo que sus compañeros pero se le notó más. Debe mejorar con los aceros, pero yo, ¡me apunto a este Jairo!

Perera

Antes Perera había demostrado que está sobrado, se subió literalmente encima de sus dos toros, asustando a la plaza y a los mismos morlacos, casi golpeándoles los pitones con los muslos.

Limpio y templado en el segundo, aunque acabó acortando distancias, y más poderoso y por encima del quinto, que quiso quitarse la muleta, punteándola durante toda la faena. Quitó en sus dos toros de manera variada, tafalleras, y gaoneras en el segundo y chicuelitas, tafallera y saltilleras en el otro. En la espada tiene un cañón. La gente quedó impresionada.

Ferrera demostró ganas toda la tarde, en su línea habitual, armó un alboroto en banderillas, mejor los pares del cuarto, los del primero muy a cabeza pasada. Buscó en sus dos enemigos terrenos de sol para calentar el público. Valiente y sobre todo con las muñecas muy templadas, llevó cosido al cuarto en dos tandas por el derecho.

Los Jandilla, escarbaron toda la tarde, sin casta, sin transmitir nada, la mejor virtud, dejar que las figuras se les montasen encima, sin una mala mirada, ¡Vaya virtud!. Nobles pero aborregados. Estos no son toros bravos, pero así está la fiesta.

Lo de las orejas da igual, es una batalla perdida.

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