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PILAR ARMERO
Miércoles, 13 de mayo 2009, 12:02
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Hubo vecinos que ya lo advirtieron el viernes, durante la inauguración oficial de una nueva parte del bulevar de Cañada Real: en cuanto lloviera, se inundaría.
No pensaban, sin embargo, que iban a tardar tan poco tiempo en comprobar el cumplimiento de tal predicción, ya que el lunes, tan solo dos días después, algunos se vieron achicando agua a la entrada de sus locales.
Esta avenida ha sido uno de los puntos afectados por la inesperada tormenta del lunes por la tarde. Aliviaderos y tragantes con poca capacidad, y unos pasos de peatones elevados que favorecieron el embalsamiento, contribuyeron a que el agua alcanzase un nivel inesperado.
Los afectados creen que debería rebajarse el realce peatonal, sobre todo porque las zonas de paso se encuentran junto a callejas hacia las que se deriva el agua. Además, habría que dotar de más capacidad a los elementos de alcantarillado, con bocas más anchas, por ejemplo, en el caso de las tuberías colocadas en paralelo al acerado y rejillas más generosas.
Otra de las alternativas que se apuntan es el rebaje del acerado, demasiado alto en opinión de algunos.
Rematando detalles
El nuevo tramo de bulevar se inauguró el viernes pasado pero se hizo a falta de rematar detalles que desde el lunes se están acometiendo. Así se indicó que se haría desde el equipo municipal de gobierno, que esta misma semana está dando nuevos toques.
Uno de ellos ha sido la colocación de decenas de pivotes azules para delimitar las isletas, con el fin de evitar que sean utilizadas como plaza de aparcamiento.
Además, se han empezado a reponer las fachadas en las que hubo que quitar baldosas por exigencias de la obra.
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