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Ambos autores dialogaron tranquilamente en torno a los libros escritos y los que aún escribirán. / JOSÉ VICENTE ARNELAS
Dos escritores orfebres del lenguaje y unidos como lectores
gonzalo hidalgo y ricardo menéndez

Dos escritores orfebres del lenguaje y unidos como lectores

El extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal y el gijonés Ricardo Menéndez Salmón dialogaron en Badajoz sobre su experiencia de autores reconocidos al margen de la comercialidad

MERCEDES BARRADO TIMÓN

Miércoles, 29 de abril 2009, 11:18

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Son una excelente pareja de conversadores. La charla de los dos escritores con los que Caja de Extremadura inauguró ayer en Badajoz su ciclo 'La Ruta de la Plata. Orillas de la ficción' fue un reconfortante y extraordinario regalo no sólo para sus lectores, sino para cualquiera que crea que escuchando aprende la gente. Sobre todo si quienes hablan son dos escritores preocupados por el lenguaje y que han impuesto su literatura a despecho de las modas y el oportunismo típicos de este sector.

Los novelistas Gonzalo Hidalgo Bayal (Higuera de Albalat, 1950) y Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971), lejos de sentirse alejados por la diferencia generacional o sus temas literarios, se reconocieron próximos desde que descubrieron los libros del otro y cuando coincidieron fugazmente en un encuentro del Instituto Cervantes en Nápoles. Ricardo Menéndez Salmón, apasionado de Portugal y articulista del diario 'El Comercio', y Gonzalo Hidalgo, autor 'La paradoja del interventor' y de un blog magistral, hablaron de lectores, de miedos y de proyectos.

-¿Se han elegido el uno al otro o el ciclo les emparejó de pura suerte?

-Gonzalo Hidalgo Bayal: Al principio hubo un problema de fechas y no estaba la cosa clara. Yo conocía a todos los autores que vienen pero mi trato más reciente había sido con Ricardo.

-Ricardo Menéndez Salmón: En mi caso me vino dada la pareja de baile y encantado, porque dentro de los escritores extremeños es uno de los que más me interesa y de los escritores españoles que más me seduce. Y teníamos la excusa de que, en lo personal, habíamos coincidido, aunque fue un encuentro fugaz en el Instituto Cervantes de Nápoles, en una Semana de las Letras Españolas que se celebró en noviembre. No nos conocíamos personalmente aunque nos habíamos leído. Tiene cierto interés porque, de alguna manera, somos dos de los últimos descubrimientos de la literatura española, por caminos y trayectorias muy dispares, con una literatura muy volcada al lenguaje, aunque esto pueda parecer una perogrullada al ser el lenguaje la herramienta de trabajo fundamental. Y, en segundo lugar, procedemos de una especie de resistencia dentro de lo que son las capitales de los centros de decisión editorial de España. No éramos personas que hubiéramos tocado en ningún momento esos centros de poder y supongo que hemos llegado al lugar que ocupamos a través única y exclusivamente de nuestros libros.

-Toda la vida pensando que estaban en la periferia y de repente se encuentran unidos por un eje axial que es la Ruta de la Plata, un poco como excusa para enfrentar sus literaturas. En lo personal sí puede haber similitudes, ambos son profesores de instituto...

-R.M.S: Yo lo he sido.

-...conocen a la gente joven y han trabajado mucho el lenguaje, lo que en el caso de Gonzalo Hidalgo a veces ha hecho pensar a algunos que era demasiado difícil. ¿Se identifican en alguno de estos puntos?

-G.H.B: El primer libro de Ricardo que leí fue el de 'Los caballos azules' y me sentí reconocido en su manera de escribir. Hay grandes diferencias, pero había y, creo que sigue habiendo, una sintonía estilística. Quizá sus novelas no tengan mucho que ver con las mías, pero en eso que él dice de que hay una preocupación por el lenguaje estoy de acuerdo. Entre los autores que han empezado a ser reconocidos hacia los treinta y tantos o cuarenta años, Menéndez Salmón es uno de los más interesantes. Hice lo posible y lo imposible por conseguir una novela suya que no aparecía por ninguna parte. He leído todas las novelas y no conozco la poesía. (Menéndez Salmón hace gestos indicando que eso no es demasiado grave).

-R.M.S: A mí me pasó lo mismo con Ricardo. 'La paradoja del interventor' se editó como un libro casi secreto pero empezó a circular y yo llegué a él a través de un amigo, Luis Fernández Roces, un escritor de mucha edad e importante en el género del cuento en los años 70. Cuando salió en Tusquets, me dijo que había leído el mejor libro que había encontrado en los últimos diez años. Es un hombre de cuyo criterio me fío muchísimo. La lectura de ese libro fue para mí no como encontrar un hermano temático, porque los temas de los que hablamos no son solidarios ni se compadecen necesariamente, pero descubrimos en nuestra literatura un universo de intereses como lectores.

-G.H.B: Yo tengo una cierta preocupación por esta novela mía última que acaba de salir ('El espíritu áspero') porque es un poco disparatada y no tiene nada que ver con otras novelas, como 'La paradoja del interventor'. Pretende ser bastante humorística y no sé yo qué va a salir de ahí.

-R.M.S: Yo no la he leído todavía porque pensé que iba a estar para Barcelona, pero no estaba aún a la venta en San Jordi. Luego me han dicho que acaba de llegar a las librerías.

-¿Pero temen a los críticos, a que sus críticas espanten a los lectores o que no les dejen hacer algo distinto?

-G.H.B: No es miedo a la crítica ni a los lectores. Pero creo que, como lector, uno anticipa cual va a ser el próximo libro de un autor que le interese y puede perfectamente ocurrir que esa anticipación no coincida con el libro y lo que significa. Y hay un cierto temor a que se acepte o no.

-R.M.S. Por lo que me has contado, tu novela va a ser distinta también por su ambición, ya que llevas trabajando en ella mucho tiempo y, además, es una gran novela en el sentido del continente cuando tú te has movido más bien en torno a la novela corta. En cualquier caso, lo que esperas es que un trabajo nuevo no te defraude en lo que te ha gustado antes.

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