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La profesora, Fernanda Porro y una alumna en el taller.|E.PIÑERO
Llegó la hora de zurcir el pantalón
ideas CONTRA LA CRISIS

Llegó la hora de zurcir el pantalón

MARÍA SAAVEDRA

Martes, 28 de abril 2009, 11:07

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Si tiene alguna propuesta o conoce alguna iniciativa novedosa para combatir la crisis puede escribirnos a ideascontralacrisis@hoy.es MÁS de uno en estos tiempos que corren no se plantea eso de ir a una tienda y gastarse un dineral en un traje que puede que sólo vaya a usar una vez en la comunión de un hijo, en el bautizo de un sobrino o en una boda a la que encima haya que ir por compromiso. Vueltas por las tiendas buscando las etiquetas más baratas, rebuscando en mercadillos y nada, no se da con algo que se adapte a gustos y bolsillos. Por eso, muchas personas están recurriendo a sacar prendas que ya no se ponen, bien porque ya no se llevan, porque hay kilos de más o de menos, o simplemente porque se arrinconaron al 'dar la vuelta al armario' en alguna temporada.

Existen talleres donde se puede aprender a 'poner a la moda' prendas antiguas o a confeccionar tu propio fondo de armario con un recorte o sobrante de tela. Es un recurso bastante utilizado. Fernanda Porro imparte clases en Dédalo, un taller de costura de la ciudad y asegura que hay muchas amas de casa que quieren aprender no el corte y confección en sí, sino que quieren arreglarse sus propias prendas, coger bajos de pantalones o hacer un zurcido, «lo que sería el uso diario de un ama de casa», añade.

Son cursos personalizados, en los que cada uno aprende a su ritmo por 60 euros mensuales, que se pueden amortizar con lo que se ahorra al no tener que comprar prendas nuevas. Mujeres y hombres que están aprendiendo a cortarse sus trajes confeccionados con patrones y otras que se arreglan su ropa y aprenden el manejo de la máquina.

En el taller de costura

Con la crisis en este taller, donde hacen arreglos para particulares y para tiendas y firmas conocidas, también han tenido que apretarse el cinturón. Hay más trabajo, pero la plantilla es la misma y para ajustar presupuestos hay que hacer un esfuerzo. «Nos espabilamos más con los pedidos y también hay tardes en las que tenemos que venir para adelantar», afirma Fernanda Porro.

En este tipo de establecimiento se ha notado un aumento considerable en la clientela. Según comenta esta monitora, hay días en los que se cuentan hasta pedidos de 20 personas. «Al taller llega gente que por no gastar más en comprar un vaquero nuevo, lo que hace es estrechar los que tenía con forma de campana de hace unos años. Están sacando mucha ropa del ropero con la crisis, porque ir a la tienda es más caro», cuenta Nandi, como la llaman sus alumnas y compañeras. «Es curioso porque antes se te rompía el bajo del pantalón y directamente te deshacías de ellos. Ahora vienen y les echan un zurcido por cuatro euros, es el arreglo más frecuente», dice entre risas Nandi. A partir de ahora, si el problema es que hay que ir a la boda del hijo del vecino no hay que dudar, hay que sacar el de la boda del último hijo y ponerlo a punto en un taller de costura.

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