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Directo Directo | La Veracruz de Badajoz también suspende su salida en procesión
HEMATÓLOGO. José María Brull, junto a algunas de las máquinas en las que se procesa la sangre donada en Extremadura. / BRÍGIDO
«Nosotros no somos la Consejería de Hacienda, que te pide unos papeles»
José María Brull, director del Banco de Sangre de Extremadura

«Nosotros no somos la Consejería de Hacienda, que te pide unos papeles»

Considera que el centro que dirige es un «mero intermediario» entre la solidaridad del donante y el paciente que al final se beneficia de ese gesto generoso

JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ

Domingo, 26 de abril 2009, 10:40

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-De Cataluña a Extremadura. Un viaje en sentido contrario al habitual.

-Sí. Yo vine a Extremadura en 1978. Me licencié en Medicina en Barcelona, me presenté al examen MIR y bueno, entre las opciones que había para elegir, no era la primera, evidentemente, porque en aquel momento hubiera preferido quedarme en Barcelona o en Tarragona, pero no había plaza en aquellos sitios y me vine a Badajoz, que es donde hice la especialidad de Hematología.

-Porque le dio prioridad a hacer esa especialidad, ¿no?

-Sí, sí. Podía haberme quedado en Barcelona haciendo otro tipo de especialidad para las que había plaza, pero tenía claro que me gustaba la hematología y me vine a Extremadura. Cuando terminé la carrera estaba haciendo lo que todo el mundo hace: una sustitución aquí, una cosita allí, y conocí a gente de Extremadura. Cuando salió el listado y vi que me correspondió Badajoz, hablé con ellos porque entonces (ahora ya menos) la impresión que se tenía de Extremadura no era real, pero mis conocidos extremeños me dijeron: «no te vas a arrepentir, vas a vivir bien». Me decidí y, desde luego, en ningún momento me he arrepentido y aquí estoy, más que satisfecho de haber tomado aquella decisión.

-¿Por qué le interesó la Hematología?

-La Hematología es una especialidad médica muy autosuficiente. A los enfermos hematológicos prácticamente el hematólogo se los guisa y se los come. Los hematólogos somos de las pocas especialidades que llevan clínica y llevan laboratorio. Es decir, cuando tú tienes un enfermo, los análisis los haces tú mismo, es un poco como el doctor House, pero de verdad. (Risas). Un enfermo al que diagnosticas una leucemia, le haces una punción medular, una biopsia medular para ver lo que hay ahí dentro; la haces tú y la interpretas tú. Esta autosuficiencia es lo que me gustaba más.

-Por supuesto, será del Barça, no del Madrid...

-¡Hombre! Por favor, por favor...

-Además, el día que llegó a Mérida creo que se encontró con un incendio.

-Yo llegué a Badajoz el 23 de abril de 1978, el Día del Libro. Y en Mérida aterricé el 28 de diciembre de 1981.

-El Día de los Santos Inocentes.

-Sí... Cuando se estaba quemando un edificio entonces emblemático de Mérida, una tienda muy famosa. Crucé el Puente Romano con el coche viendo salir humo y dije: ¡h..., donde nos hemos metido! La impresión que me llevé de Extremadura me sorprendió, la verdad. Yo esperaba otra cosa. Sigue siendo desconocida, aunque ya se conoce un poco más. Pero entonces Extremadura era la gran desconocida de este país.

-En noviembre de 2002 se creó el Banco Regional de Sangre. Por aquella época estábamos a la cola en donaciones de sangre a nivel nacional. ¿Cómo estamos ahora?

-Los terceros. Hemos pasado de sólo superar a Ceuta y Melilla a estar los terceros, por detrás nada más que de Navarra y el País Vasco. Es un orgullo para todos los que nos dedicamos a esto, pero el mérito es del donante.

-¿A qué se puede atribuir esa evolución?

-Al donante de sangre, es decir, al ciudadano extremeño. El ciudadano de esta bendita región es el que nos ha puesto ahí.

-¿La generosidad de una región se puede medir por el número de donaciones?

-Es un indicador más. A mi nivel, por supuesto. Pero supongo que alguno valorará más a la gente que esté apuntada a Médicos Sin Fronteras o a otra oenegé. Pero esto es algo más de día a día. No es decir ahora me sobran cinco euros y me apunto a Cáritas o se los doy a Payasos sin Fronteras. Esto es perder media hora de tu tiempo, poner el brazo, que te pinchen... Importante.

-¿Hace falta que la sociedad visualice la necesidad de sangre para lograr una movilización regular, no de manera extraordinaria?

-Aquí, francamente, no. Nosotros hemos tenido momentos puntuales en los que ha habido que tocar un poco digamos que la fibra sensible de la sociedad, cuando el 11-M o momentos puntuales en que hemos tenido una bajada de reservas, pero la gran ventaja de estos benditos extremeños es que anteayer por ejemplo fuimos a Almendralejo y sacamos 161 bolsas el primer día, ciento cincuenta y pico el segundo y todavía vamos a ir cinco días más y vamos a llegar a las 800 bolsas. Sin tener que decir nada, porque sí.

-¿José María Brull ha donado alguna vez?

-He donado alguna vez sangre. Lo que pasa es que no puedo donarla por motivos médicos. Por otra parte, los sanitarios que estamos todo el día en contacto con la sangre no somos las personas ideales para hacer donaciones. Por eso ya no dono con regularidad.

-¿Guarda mejor recuerdo de su etapa como director del Hospital de Mérida o de su etapa como concejal?

-De mi etapa como director del hospital. Guardo muy buen recuerdo de aquellos cuatro años.

-Dicen los compañeros de la prensa que usted es de los que no se corta ni un pelo y además se le entiende todo lo que dice.

-Hombre me llevo muy bien con todos tus compañeros y espero que contigo también en lo sucesivo. Entiendo que soy un servidor público. Yo estoy aquí con el dinero de los contribuyentes, intentando hacer mi trabajo lo mejor posible e intentando explicar mi trabajo lo mejor posible.

-¿La hemoterapia es una rama casi invisible de la medicina?

-Para el médico sí. La hemoterapia es una rama de la medicina más visible para el que realmente la hace posible, para el donante, para las hermandades de donantes de sangre, para los colaboradores de los pueblos que para el médico. Sobre todo ahora, que hemos conseguido alcanzar el nivel de donaciones que nos permite que no haya apuros en los hospitales por falta de sangre. Tengo la impresión a veces que hay compañeros en los hospitales que piensan que descolgando el teléfono y marcando un número, automáticamente les llegan quince bolsas de sangre al quirófano. Quizás no sean conscientes de que esas quince bolsas son quince ciudadanos que han puesto el brazo y que nos han dado media hora de su tiempo y que se han privado de tomarse dos cañas o de ver un partido de fútbol.

-Dígame una virtud y un defecto.

-Virtudes pocas y defectos muchos... Hombre, me considero bastante trabajador. No me considero una persona ni especialmente inteligente ni especialmente brillante, pero creo que doy el callo cuando hay que darlo, y habitualmente hay que darlo todos los días.

-¿El defecto quizás ser del Barça?

-¡Eso no es un defecto, esa es mi mayor virtud! (Risas).

-¿De no haber sido hematólogo, qué le hubiera gustado estudiar?

-Economía.

-¿Se siguen suspendiendo intervenciones quirúrgicas por falta de sangre?

-En Extremadura, no.

-¿Desde cuándo?

-Prácticamente desde que empezamos a funcionar como Banco Regional de Sangre.

-¿Cuantas personas trabajan ahora en este centro?

-Dependientes del Banco de Sangre, 44 personas. Aparte tenemos subcontratado el servicio de transporte de la sangre por los diferentes hospitales y del personal nuestro cuando va a hacer colectas, etcétera, y ahí trabajan otras 8 o 10 personas más de una empresa externa.

-¿Sus aficiones favoritas?

-Estar con mis hijos, por supuesto, y así de forma más global, la lectura y el fútbol.

-¿Recuerda la última vez que ha llorado?

-Sí, la recuerdo. Prefiero no comentar las circunstancias, pero me acuerdo.

-¿Por algún asunto familiar?

-He llorado de alegría cuando nacieron mis dos últimos hijos. El último tiene quince meses. Se me escaparon algunas lágrimas de alegría. ¿Lagrimas de pena? Al poco de abrir el Banco de Sangre falleció mi padre en Tortosa, a muchos kilómetros de aquí y me queda un poco la espinita de que mi labor profesional me robó un poco de tiempo de estar con él. Eso me dolió bastante.

-¿Alguna vez corrió delante de los grises?

-Me escondí, no corrí.

-¿Dónde se construirá el nuevo Banco Regional de Sangre, que ya tiene una dotación aprobada?

-Aquí en Mérida. En principio, probablemente en el recinto de este mismo Hospital Psiquiátrico. El problema de Mérida es que el centro está colapsado, es imposible aparcar, y a nosotros nos viene muy bien tener un espacio amplio. A veces nos piden sangre de forma urgente y no podemos tener a esta gente dando vueltas por ahí para buscar un hueco.

-Las personas que viven en los pueblos donan más que las de las ciudades. ¿A qué cree que se debe?

-Es una teoría que puede ser tan verdadera como falsa y que no está contrastada porque creo que es prácticamente imposible de contrastar. Yo creo que está relacionado con el hecho de que normalmente en los pueblos la gente no va a donar sola. Suelen acudir tres o cuatro personas. El que acaba de trabajar y se viene con los compañeros; la mujer que vive con la vecina o con la amiga que ha estado tomando café... Entonces hay un 'efecto arrastre' que no se da en las ciudades. Las ciudades cada vez se están deshumanizando más, y en los pueblos pues a lo mejor estás con el amigo y le dices: «voy a donar sangre, vamos vente, que no pasa nada; después nos tomamos un bocadillo y unas cañas». Eso en los pueblos ocurre, en las capitales no suele ocurrir. Yo lo atribuyo a eso. Pero a lo mejor viene un sociólogo o un psicólogo y me dicen que estoy tonto y que eso no tiene nada que ver.

-¿Cuál sería su alegato final respecto al Banco de Sangre?

-Yo diría a la sociedad que en el Banco de Sangre hacemos lo que podemos para sacar el máximo partido posible a la solidaridad del pueblo de Extremadura. No nos lo tenemos que creer como Banco de Sangre, a pesar de que yo estoy muy contento por como está funcionando y muy orgulloso de mi gente. Pero nunca tenemos que perder el norte. Nosotros somos meros intermediarios entre la solidaridad del señor de Palomas que dona sangre tres veces al año y el señor de Palomas, o de Cáceres o de Trujillo, que la va a necesitar. Que a lo mejor es este mismo que va a donar, y dentro de tres meses la va a necesitar. Que nosotros solo somos intermediarios en eso. Lo importante, lo importante es el donante. Me gustaría que la población de esta región nuestra sintiera el Banco de Sangre como algo propio. Es decir, nosotros no somos -por si alguien se ofende- la Consejería de Hacienda, que te pide unos papeles... Nosotros somos Extremadura. Si en algo creo que se puede representar Extremadura es en este Banco de Sangre, y este es de todos.

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