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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Antonio Sánchez incluso escucha a su vecino cuando se sienta en la cama. / CASIMIRO
El juzgado pone fin a ocho años de pesadillas
BADAJOZ

El juzgado pone fin a ocho años de pesadillas

Una promotora de viviendas ha sido obligada a mejorar la insonorización de 30 viviendas en los Jardines del Guadiana El autor del estudio acústico cree que la sentencia es ejemplar

EVARISTO FERNÁNDEZ DE VEGA

Lunes, 30 de marzo 2009, 10:50

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Manuel Sánchez González lleva tiempo sin dormir a gusto, justamente ocho años. Y la culpa no es de su vecino, que evita hacer ruido cuando está en el dormitorio, sino de la promotora que les vendió los pisos hace ahora ocho años. Sus viviendas forman parte de un bloque de la urbanización Jardines del Guadiana y figuran entre las afectadas por la última sentencia dictada en la ciudad sobre deficiencias en el sistema de insonorización. Ese fallo emitido por el Juzgado de 1ª Instancia número 5 de Badajoz condena a la promotora 'Piscis S.A.' a reparar todos los desperfectos recogidos en la demanda presentada por la Comunidad de Propietarios Parque Guadiana 2, compuesta por 30 viviendas pertenecientes a los portales 3, 5 y 7 de la calle Madre Teresa de Calcuta y 13 y 15 de la calle Julio Cienfuegos. En la sentencia se incluyen todos los aspectos que deberán ser reparados (humedades, grietas, problemas de olores e incluso distinta tonalidad en la pintura), pero el capítulo que más gastos generará hace referencia a los defectos de insonorización. Es ahí donde los vecinos se verán beneficiados en mayor medida, puesto que la sentencia obliga a adoptar medidas correctoras en las paredes que separan unas viviendas de otras. Científico En esa resolución judicial ha sido fundamental el estudio realizado por la empresa Acústica Ambiental, dirigida por Francisco Romero Gallardo. Licenciado en Ciencias Ambientales, este experto en mediciones de ruidos ha logrado demostrar que los tabiques que separaban unas viviendas de otras no cumplían las normativas básicas. «Cuando yo llegué a ese bloque de viviendas me encontré con un señor que había trasladado el dormitorio al salón porque los ronquidos de su vecino le impedían conciliar el sueño, era tremendo escucharlo». No es el caso de Manuel Sánchez, que mantiene su cama en la habitación, pero este otro afectado sí ha reconocido estos días que el problema de ruidos es realmente grave. «En mi dormitorio escucho cuando el vecino se sienta en la cama, así que imagínese lo que ocurre cuando va a hacer pipí: es un ruido extraordinario». El día que Francisco Romero escuchó esos testimonios no se extrañó. Desde hace varios años trabaja en la medición de ruidos, una actividad que ha permitido a varias comunidades de vecinos reclamar sus derechos con las suficientes garantías. Francisco Luengo, el abogado que ha llevado este caso, asegura que en su despacho ya se ha dado respuesta a cuatro o cinco comunidades por problemas similares. «Aún no sabemos cuánto dinero costará el arreglo, pero en la demanda valoramos la obra que se necesita realizar en unos 180.000 euros». A esa cantidad habrá que sumar los gastos generados por el traslado de las familias a los hoteles y el servicio de guardamuebles, puesto que será necesario desalojar cada piso durante los 10 o 12 días que duren los trabajos de albañilería. Ese proceso de mejora no se habría hecho realidad si los aparatos de Francisco Romero no hubiesen constatado que las paredes de las viviendas afectadas no contaban con los aislantes acústicos necesarios. «En este tipo de pisos las paredes deben tener una insonorización de 45 decibelios, algo que no se cumplía en el bloque afectado por esta sentencia». Las dependencias medidas por la empresa de Romero detectaron que los aislantes sólo filtraban entre 42 y 44 decibelios. «En cifras parece que la diferencia es mínima, pero hay que tener en cuenta que los decibelios no usan el sistema decimal, sino que son logaritmos, por lo que una diferencia de 3 decibelios puede significar que la insonorización es justo la mitad». Paredes finas Como prueba de lo que afirma, Francisco Romero recuerda que en ese bloque es posible conversar a través de las paredes. «No tuvimos que utilizar el teléfono móvil para ver en qué momento poníamos en marcha los aparatos, yo me comunicaba con mi ayudante a través de la pared sin necesidad de esforzar la voz». En la propia sentencia se recoge que los paramentos separadores entre viviendas (paredes) son distintos a los proyectados. «Además de usar ladrillo perforado en lugar de macizo, se ha revestido por cada lado con 0,74 centímetros de yeso en vez de hacerlo con 1,5 centímetros, lo que implica, tal y como reconoció el propio arquitecto, que el aislamiento que proporciona este elemento separador sea menor del exigido». La sentencia es clara. Ahora sólo resta que la promotora la ejecute y ponga fin al calvario que han vivido las 30 familias afectadas. «Yo he sufrido un montón, y soy de los que mejor están, así que imagínese», concluye Manuel Sánchez.

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