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martirio sonoro

«El ruido me pone enfermo»

Doce millones de españoles sufren ansiedad y estrés por la alta contaminación acústica de las ciudades

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Lunes, 16 de marzo 2009, 10:53

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Equipos de perforación, grúas, sirenas de ambulancias y bomberos, vehículos, aviones, trenes, locales de ocio... Las zonas urbanas de España sufren desde hace muchos años un auténtico caos acústico. Nuestro país ostenta el insalubre honor de ocupar el segundo lugar del mundo por exceso de ruido, según el presidente de la Plataforma Estatal de Asociaciones contra el Ruido y Actividades Molestas (PEACRAM), Ignacio Sáez de Cosculluela. Se trata de un auténtico estigma medioambiental que sigue generando numerosos trastornos físicos y psicológicos. Unos 12 millones de españoles sufren contaminación acústica. Un estudio del Colegio Oficial de Ingenieros de Técnicos de Telecomunicación (COITT) dice que una de cada cuatro personas padece ansiedad, estrés, falta de concentración y agresividad o irritabilidad por el continuo estrépito de las calles de las ciudades, auténticas fábricas de ruido. Y la cosa no va a mejor.

Ruidos más notorios

Controlar la emisión de estas fuentes sonoras que superan el límite de la tolerancia -establecido en 65 decibelios- se ha demostrado hasta ahora harto imposible con la legislación vigente. El estruendo diario en las grandes ciudades provoca insomnio, fatiga, problemas cardiovasculares y digestivos, síntomas psiquiátricos y debilitamiento del sistema inmunológico. Un estudio médico sobre salud acústica presentado por la empresa Pikolín señala que los efectos secundarios del ruido ambiental sobre la salud, el sueño y la calidad de vida resultan cada vez más notorios.

Elaborado por el doctor Gualberto Buela, responsable de la Unidad del Sueño de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, el trabajo evidencia que el ruido tiene perjudiciales consecuencias, inmediatas o de alcance más lejano, sobre multitud de aspectos relacionados con la salud. Las quejas de los ciudadanos no se limitan sólo al akelarre acústico que ocurre en el exterior de sus viviendas: casi un 30% de los españoles se quejan de los ruidos que generan sus propios vecinos.

El descanso, alivio fundamental para mantener un óptimo estado de salud, es uno de los grandes perjudicados por la contaminación acústica. España es un país que genera ruido, pero este carácter extrovertido de los españoles es la pesadilla de muchos ciudadanos. Un «infierno ambiental» que, como definió una sentencia el Tribunal Constitucional, puede representar «una fuente permanente de perturbación de la calidad de vida».

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