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INDUSTRIA. Los juguetes de madrea de Joaquín Torres-García se vendían en tiendas./C. MORENO
Una exposición muestra el origen de la identidad del arte latinoamericano
SOCIEDAD

Una exposición muestra el origen de la identidad del arte latinoamericano

«Es una exposición de diálogo entre ambos continentes», dice Juan Manuel Bonet, comisario de 'Explorando el sur', la muestra sobre «el constructivismo y otras tendencias en América Latina» que ayer se inauguró en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac).

MERCEDES BARRADO TIMÓN

Miércoles, 4 de marzo 2009, 13:44

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«Es una exposición de diálogo entre ambos continentes», dice Juan Manuel Bonet, comisario de 'Explorando el sur', la muestra sobre «el constructivismo y otras tendencias en América Latina» que ayer se inauguró en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac). Esta exposición ha sido posible gracias a la pasión coleccionista de Bernard Chappard, un francés distribuidor de champán que se instaló en Caracas y viajó por todo el continente americano. Él inició la colección que ya ha sido vista en la Fundación Carlos de Amberes en Madrid y que recorre prácticamente todo el arte del siglo XX en Latinoamérica, siguiendo siempre con firmeza la estela de aquellos pintores que construyen su estilo propio entre la tradición europea y la esencia del arte local. Está compuesta de artistas latinoamericanos «pasados» por Europa donde empezaron a echar de menos sus raíces y de otros europeos que acabaron instalándose de forma definitiva al otro lado del mar. En Badajoz, la exposición está instalada en las plantas primera y segunda del Meiac y tiene un comienzo muy significativo en la obra de Joaquín Torres García, un pintor interesado por la abstracción que, tras ver en París una exposición sobre las culturas precolombinas, «tiene la revelación» -dice Juan Manuel Bonet- de que el camino está en incorporar la abstracción y el eclecticismo que practica los rasgos que «él llama indoamericanos y que va a buscar en el arte inca, con el que forja su inconfundible estilo». Recorrer la exposición escuchando las explicaciones de Juan Manuel Bonet es descubrir el hilo conductor que liga la obra de este pintor con la que luego construyeron sus hijos Augusto y Horacio; con las maderas trabajadas del gallego Manuel Otero; con el surrealismo de Wifredo Lam y Roberto Matta; el color de Rufino Tamayo; las tallas de Francisco Narváez; las caligrafías de León Ferrari; pinturas del arquitecto Le Corbusier; el trabajo de Fernando Botero anterior a sus famosos 'gordos' o la obra de la portuguesa María Helena Vieira da Silva. Mundo geométrico A las obras anteriores a la mitad del siglo XX les sigue otra etapa posterior en la que ya no está presente ese tema de la herencia, según Bonet, y los artistas abandonan su ensimismamiento. Son los años 50, en los que Uruguay sigue bajo la férrea disciplina 'torregarciesca', pero el ambiente se internacionaliza y los americanos dan pasos muy importantes en el mundo geométrico. «Es el caso de Cruz Díez y Soto, del brasileño Camargo, de León Ferrari en Argentina -explica el comisario de la exposición-, cuando Latinoamérica vive nuevos desarrollos del constructivismo pero ya no está tan preocupada por su identidad». Tras aquellos tiempos en que París fue el centro del mundo artístico, los artistas volvieron sus ojos a Nueva York, que se mostró como un buen sitio donde arraigarse. «Nueva York es una ciudad muy híbrida, muy latina -argumenta Bonet-, allí se expone mucho y las grandes subastas de arte americano se hacen allí todos los años. También se mira mucho a Miami, pero hoy hay un mayor policentrismo y los países latinoamericanos, a veces de economías precarias, han logrado desarrollar unas infraestructuras culturales importantes y hay buenas galerías». A su juicio, el triángulo México-Sao Paulo-Buenos Aires concentra un gran número de artistas de gran calidad y muestra un panorama nada unificado, con diversidad de intereses en el origen de sus obras. El arte de Brasil, con fotógrafos como Miguel Rio Branco, las estructuras de Ernesto Neto o Beatriz Milhaces tiene, a su juicio, «mayor enraizamiento». El crítico de arte manifiesta que muchos museos españoles, entre ellos el Meiac, han hecho esfuerzos para divulgar la obra de los artistas latinoamericanos, lo que ha contribuido a que España supere su «absurdo complejo de superioridad» sobre el arte de aquellos territorios. «Hoy el arte latinoamericano se ha puesto de moda como antes se había puesto la literatura, cuya importancia se aceptó aquí sin reservas quizá por aquello del idioma común. En arte, este reconocimiento ha costado un poco más». Bonet destaca que el arte latinoamericano «no es un eco del europeo, tiene sus peculiaridades, en unos casos muy acentuadas, como ocurre con casi todo lo que coleccionó Chappard, y en otros menos acentuadas». Añade que el concepto regionalismo tiene un acento positivo en Latinoamérica que valora lo criollo, la mezcla. Galería de fotos en www.hoy.es Vídeo de la exposición también en la web

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