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En el centro de la imagen el alcalde de Hoyos, Marcelo Hernández; el obispo de Coria -Cáceres, Francisco Cerro; y Gregorio Carrasco./ L.C.
Recuerdan los 200 años del asesinato del obispo considerado héroe nacional
CACERES

Recuerdan los 200 años del asesinato del obispo considerado héroe nacional

Juan Álvarez de Castro fue ejecutado en Hoyos el 29 de agosto de 1809, a la edad de 85 años, por los soldados de Napoleón El Obispado organiza actos para dar a conocer a este patriota, que con sus pastorales levantaba a las masas contra el invasor

SERGIO LORENZO

Jueves, 8 de enero 2009, 10:23

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¿Se puede ser un héroe nacional con 85 años, casi ciego, enfermo y encamado? La respuesta a esta pregunta es que sí. El héroe es Juan Álvarez de Castro, asesinado por soldados franceses en la Guerra de la Independencia, en la localidad de Hoyos. Los soldados del mariscal Soult fueron a buscarle, le tiraron de la cama al suelo. Se burlaron de él y luego le dispararon en los testículos y en la boca. Este héroe ha sido el único obispo español asesinado por las tropas de Napoleón. Fue obispo de la Diócesis de Coria de 1790 a 1809. Le ejecutaron el 29 de agosto de 1809. En este 2009 que acaba de empezar se cumplen dos siglos de este crimen, y por eso el Obispado de Coria-Cáceres ha organizado diversos actos para dar a conocer la figura del obispo que es considerado héroe de la Guerra de la Independencia. El Obispado cuenta con la ayuda de los ayuntamientos de Hoyos, Coria y Mohedas de la Jara (Toledo), la Diputación de Cáceres y profesores de la Universidad de Extremadura. El actual obispo de la Diócesis, Francisco Cerro, señala que lo que intentan, «es destacar su figura histórica, que fue muy importante en la Extremadura de su tiempo». Juan Álvarez de Castro nació el 29 de enero de 1724 en Mohedas de la Jara, en un pueblo de Toledo cerca de la provincia de Cáceres. Fue párroco de Piedraescrita (Toledo), Azután (Toledo) y de la parroquia de San Justo y Pastor en Madrid. Ordenado obispo, ocupó la sede de Coria el 7 de julio de 1790. De su etapa al frente de la Diócesis se recuerda que se preocupó de los niños huérfanos y abandonados, de la mejora de los hospitales y que instaló en la catedral de Coria el órgano que tiene en la actualidad. Napoleón y Lucifer A los 82 años, castigado por la enfermedad, se retiró a Hoyos. Vivía en casa de su sobrina María Martín Montero. Desde Hoyos lanzó sus pastorales en las que pedía al pueblo que se levantara contra los invasores franceses. Los archivos del Congreso de los Diputados guardan dos de estas pastorales, una fechada el 30 de junio de 1808 y otra el 20 de septiembre de 1808. En la primera pedía a todos los españoles que se unieran para hacer frente al invasor francés, y en la segunda compara a Napoleón con Lucifer. La historia cuenta que en abril de 1809 acogió en su casa de Hoyos al obispo de Tuy que huía de los franceses. Los dos obispos escaparon a Valverde de Fresno y de allí a Villanueva de la Sierra, en donde estuvieron tres meses. Cuando se tranquilizó la situación cada obispo se fue a su lugar de residencia. El obispo de Coria enfermó más aún de lo que estaba. Permaneció en cama, casi ciego, sin poder moverse, esperando su última batalla. La mañana del 29 de agosto de 1809, muy temprano, entraron en Hoyos soldados del mariscal Soult. Dieron muerte a una persona que cuidaba del obispo, y luego mortificaron a su enemigo que entonces tenía 85 años. Le sacaron de la cama, le quitaron la ropa y lo tiraron al suelo boca arriba. Le dispararon dos veces. La primera a los testículos y la segunda a la boca. Escapó de la matanza el secretario de cámara, que en camisa y calzoncillos huyó por las sierras descalzo hasta llegar a Villamiel donde le auxiliaron. Un sacerdote, Domingo Jiralte, ayudado por el sacristán, enterraron el cadáver del héroe en la iglesia de Hoyos, aunque no se sabe en qué lugar de la iglesia se encuentra. Benemérito de la Patria El 21 de abril de 1814, el diputado Antonio Larrazábal se dirigió públicamente a las Cortes de Cádiz (instaladas ya en Madrid), para pedir que se declare al obispo de Coria «benemérito de la Patria». Hace 100 años, en el primer centenario de la muerte del héroe, el Ayuntamiento de Hoyos le dedicó la calle en la que se encuentra la casa donde fue asesinado, y en el claustro de la Catedral se colocó una lápida con la siguiente inscripción: «Sea perenne entre nosotros la memoria del esclarecido obispo, ilmo. Sr. Dr. D. Juan Álvarez de Castro, quien después de consagrar su vida a las tareas apostólicas y sus bienes al socorro de los pobres y a la defensa de la Patria, murió asesinado por las tropas francesas en Hoyos, a 29 de agosto de 1809, a la una de la tarde, a los ochenta y cinco años de edad y siete meses. El Cabildo Catedral en el primer centenario de la gloriosa independencia española, dedica este humilde recuerdo al heroísmo y caridad de tan venerable prelado». En 1950 el Ayuntamiento de Mohedas de la Jara, puso el nombre del obispo a la calle en la que había nacido, y colocó una placa conmemorativa. Mañana, 9 de enero, comienzan en Coria, en la Catedral, los actos del bicentenario del asesinato del obispo Juan Álvarez de Castro. Se sucederán las conferencias, se hablará en los colegios de la figura de este héroe y hasta se publicará un cómic sobre su vida. Marcelo Hernández, alcalde de Hoyos, comenta que la valentía del obispo asesinado por los soldados de Napoleón debe mover a la reflexión, «debe animarnos a pensar en la paz, en la no violencia, y en los males de la guerra que ahora estamos viendo». Tras hacer esta referencia a la guerra de Israel en Gaza, dijo sonriendo que las relaciones con los franceses han cambiado mucho, «Hoyos está ahora hermanado con un pueblo de Francia».

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