Un equipo de expertos analiza los 'achaques' del Edificio Metálico

Hace muchos, muchos años, tantos que ya forma parte de la historia del Badajoz de ayer, un alcalde de largas miras decidió impulsar la construcción de un gran mercado de abastos. El siglo XIX estaba llegando a su fin y eran tiempos difíciles, pero aquel regidor visionario, apoyado por su corporación, consiguió dar cuerpo a un mercado metálico que se convirtió en la envidia de muchas capitales de provincia. Ubicado en la Plaza Alta, aquella plaza de abastos se transformó muy pronto en el centro neurálgico del Badajoz de la época. Era, salvando las distancias, el Carrefour o El Corte Inglés de la época. Pero el paso de las décadas fue cambiando los hábitos de consumo y en la década de 1970 aquel esbelto edificio de fundición casi pasa a la historia. La campaña iniciada por el entonces redactor de HOY, José María Pagador, llegó a tiempo y quienes apostaban por la continuidad del Edificio Metálico lograron que se convirtiera en la construcción más singular del recinto donde se forman los universitarios extremeños. Allí ha permanecido durante los últimos 31 años, pero el tiempo no pasa en balde y los achaques ya amenazaban su longeva vida. Por eso estos días un equipo de técnicos de la empresa Vorsevi se ha desplazado al campus universitario para analizar el estado de conservación del Edificio Metálico, aquejado de algunos males que sólo podrán ser corregidos con una adecuada restauración. El delegado de Vorsevi en Badajoz, Ángel Acebes, es consciente de que una construcción de estas características puede durar toda la vida si el mantenimiento es adecuado. La experiencia le dice que en esa tarea serán claves los estudios de caracterización de estructura y cimentación que realiza en compañía de un equipo de especialistas. Ministerio de Vivienda En este caso, es el Ministerio de Vivienda quien se va a hacer cargo del proyecto de rehabilitación, por eso ha encargado un estudio previo que pretende determinar el estado del edificio y diseñar las actuaciones a realizar. La elaboración de ese proyecto fue adjudicada a un grupo de empresas madrileñas que han encomendado a Vorsevi el análisis del actual edificio. «Nosotros vamos a analizar la composición del terreno, las características de la cimentación, las dimensiones de las zapatas y todos aquellos datos que puedan resultar de interés», afirmó a pie de trabajo José Antonio Pérez Díaz, responsable del Departamento de Estructuras y Patologías de Vorsevi. Mientras ofrecía estas explicaciones, una máquina perforadora situada junto a una de las esquinas del edificio introducía el tubo que recogía las muestras del suelo. «En este caso vamos a profundizar diez metros», explicó el técnico. El análisis de los materiales que componen el entorno y de los que se utilizaron en la cimentación será fundamental para garantizar la supervivencia del edificio, pero no es ése el único aspecto que analizará Vorsevi. Su equipo de especialistas también hará diversas comprobaciones para saber si la cimentación existente puede soportar el salón de grados con pendiente que se quiere construir justo donde está el salón de actos. «Ahora mismo hay un forjado (suelo) plano, pero se quiere evaluar si aguantará el nuevo uso que se le va a dar». El estudio técnico también contempla la extracción de muestras de la estructura metálica que compone el edificio en sí, puesto que hay zonas puntuales donde la corrosión ha erosionado el material. «También vamos a ver si los tensores que hay en la zona alta mantienen la tensión que tuvieron», añade Pérez Díaz. Aunque el estudio aún está en sus fases iniciales, los técnicos que analizan el edificio metálico han llegado a la conclusión de que las zonas más afectadas por el óxido son muy localizadas. «Fundamentalmente están en los lugares donde el agua ha tenido una mayor presencia». El estudio encargado por el Ministerio de Vivienda sentará las bases de la futura rehabilitación, una forma de actuar que se repite en los edificios de mayor interés histórico. «Nosotros ya hemos trabajado en lugares como la plaza de Santa Ana de Badajoz, en el edificio de Correos de Zafra, en las catedrales de Coria y Plasencia y en el embarcadero de Aldea Moret en Cáceres», apuntó Acebes. Los test realizados por esta empresa han sido claves para garantizar la pervivencia futura de todas esas construcciones, pero no todos los propietarios de edificios emblemáticos pueden permitirse observaciones tan especializadas. «Normalmente actuamos en edificaciones muy antiguas de las que se quiere saber el grado de saneamiento de la construcción para rehabilitar con garantías». En el Edificio Metálico de Badajoz se tomarán muestras de los pórticos de fundición, de los tensores y del resto de piezas para saber su aguante, pero en otros casos se someten a prueba la piedra o la madera. «Hay lugares en los que se encuentra carcoma y eso obliga a sanear la madera para evitar peligros». En otras ocasiones el problema está en la cimentación y es necesario buscar fórmulas que permitan asegurar la consistencia del edificio sin necesidad de someterlo a procesos de rehabilitación agresivos con su estructura original. Ángel Acebes no oculta que el trabajo iniciado en el campus universitarios de Badajoz es ilusionante para todo el equipo, pero tiene claro que su aportación sólo es el inicio de un proceso que terminará cuando las conclusiones del informe marquen las pautas de la futura restauración. «En el mercado actual hay protecciones para la fundición más baratas y más caras, hay imprimaciones que protegen los elementos férricos de la corrosión y también existen protecciones catódicas que evitan la corrosión electrolítica: con un mantenimiento bueno, un edificio como éste puede durar toda la vida».