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SIETE DÍAS

Monago, en cohete

Este chico, lo que se mueve. El líder del PP ha entrado en escena montado en un cohete. Lo mismo está en las Hurdes visitando los pueblos del entorno y comprando miel para llevársela al presidente como regalo en su primera visita institucional, que aparece en Badajoz en una feria de muestras; igual se reúne en Talayuela con los productores de tabaco, que se presenta en Cáceres para la inauguración del museo de UGT dedicado al movimiento obrero.

ANTONIO CID DE RIVERA

Domingo, 30 de noviembre 2008, 11:57

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Este chico, lo que se mueve. El líder del PP ha entrado en escena montado en un cohete. Lo mismo está en las Hurdes visitando los pueblos del entorno y comprando miel para llevársela al presidente como regalo en su primera visita institucional, que aparece en Badajoz en una feria de muestras; igual se reúne en Talayuela con los productores de tabaco, que se presenta en Cáceres para la inauguración del museo de UGT dedicado al movimiento obrero.

Un día está en Bruselas detrás de la pancarta en una manifestación de agricultores extremeños, y al otro aparece en Cheles reivindicando soluciones para los problemas de un colegio público. Aún tiene tiempo para intervenir en el Senado, dada su condición de senador por designación autonómica, y en el Parlamento extremeño, donde consigue en su primer duelo frente a Vara que éste le diga eso de arrieritos somos tras sus críticas por el Lexus de la vicepresidenta y el despacho placentino de la consejera de Igualdad.

Sólo hace veinte días que Monago llegó al cargo, pero su presencia en todos los saraos ha hecho que parezca que lleve mucho más. En política, y con esta velocidad, sólo pueden ocurrir dos cosas: que se le queme el motor y no tenga más remedio que levantar el pie del acelerador durante la carrera, o que consiga acercarse a quien irremediablemente le lleva no una, sino muchas vueltas de ventaja.

Decía el otro día un simpatizante del PP que ni pillando a Vara en un escándalo de amplia magnitud, Monago tendría una oportunidad en las próximas elecciones. No le falta razón a fecha de hoy. El presidente extremeño le gana al nuevo líder del PP en todas las magnitudes: es mucho más conocido, tiene empatía y cae bien por regla general, defiende la marca PSOE, lo cual es un plus en Extremadura, y trabaja electoralmente tanto o más que el líder de la oposición a pesar de estar en el poder.

Por si todo esto fuera poco, el presidente extremeño ha empezado a jugar en la liga nacional con un discurso autonómico que ha captado adeptos de otras regiones, lo que le ha propiciado un nivel de popularidad aún mayor. Sin embargo, Monago parece no haberse enterado y, de momento, sigue montado en el cohete.

Popular sólo en Badajoz

El nuevo presidente del PP podrá ser una persona popular en Badajoz, dada su condición de teniente de alcalde durante trece años y delfín del veterano Miguel Celdrán. Sin embargo, en el resto de Extremadura es un desconocido. Hay extremeños que siguen pensando que continúa Carlos Floriano al frente del partido, y éste está fuera de juego prácticamente desde el día siguiente de las elecciones.

Los suyos conocen la situación, pero él más que nadie. De ahí su inquietud por moverse de forma desenfrenada para llegar al nivel de conocimiento de su contrincante, y su afán por acertar en el discurso. El objetivo es que el electorado hable de él y de lo que dice, aunque sea para mal, que diría un buen director de campaña.

De eso sabe mucho Guillermo Fernández Vara, quien durante las elecciones del 2007 se movió tanto que cansó hasta los suyos, y lanzó tantos mensajes que los periodistas tenían titulares un día sí y otro también.

El presidente extremeño partió en la carrera electoral con un índice de conocimiento ciudadano inferior al de Carlos Floriano (un 40% frente a un 70%) y llegó a la cita de las urnas con su porcentaje prácticamente igualado. Es verdad que el aval de Ibarra y del PSOE le ayudaron, y puede que hasta le hiciera ganar las elecciones, pero el margen conseguido fue mérito suyo.

Lo mejor de todo es que, al fin, y después de un año, en el feudo socialista se preocupan de lo que hace el contrincante. Y lo que es mejor, se interesan por lo que dice y denuncia.

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