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tiene esclerosis múltiple y se quiere morir

El juez prohíbe morir a Debbie

Una británica con esclerosis múltiple pierde una batalla legal para aclarar la doctrina del Supremo sobre el suicidio asistido

FERMÍN APEZTEGUIA

Jueves, 30 de octubre 2008, 10:31

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Tiene esclerosis múltiple y se quiere morir, pero el juez le ha dicho no. La británica Debbie Purdy escribió ayer una de esas historias que serán recordadas en adelante cada vez que se hable de la eutanasia y el suicidio asistido. Cansada de la enfermedad devoradora que la mantiene en silla de ruedas, la mujer recurrió al Tribunal Supremo londinense en busca de dos respuestas. Quería abandonar el mundo que conoce y garantizarse al mismo tiempo que su marido, el músico cubano Omar Puente, no acabaría con sus huesos en prisión por ayudarla. No logró ninguna de las dos certezas. Su lucha continúa. «Estoy muy decepcionada», tres palabras que resumen el malestar que generó en la afectada el fallo judicial. Debbie Purdy, 45 años y residente en la localidad de Bradford, al norte de Inglaterra, se había marcado como objetivo que el Tribunal Superior de Londres obligara a la Fiscalía a precisar en qué circunstancias puede ser procesada una persona por ayudar a morir a otra en el extranjero. La idea, que aún ronda por su cabeza, es la de seguir el ejemplo de otros británicos que le han precedido y, en cuanto viera que su enfermedad se agravara, viajaría con Omar al país helvético. Allí, donde la eutanasia está legalizada, pediría a un médico que acabara con su vida; y fin de la historia. «¿Cómo podemos estar seguros de que actuamos dentro de la ley si no nos dicen en qué circunstan cias nos juzgarán?», se preguntó ayer la mujer ante los medios de comunicación que le aturdían. No es de extrañar. Su caso ha suscitado mucha expectación en la opinión pública. La mujer conserva intactas sus facultades mentales, pero la esclerosis múltiple le impide ya caminar y la parte superior de su cuerpo se debilita de manera progresiva. Aunque no le valen, los jueces le han dado algunas de las respuestas que buscaba. «El delito de suicidio asistido -señalan en su escrito los magistrados lord Scott Baker y Aikens- representa un plano muy amplio para que se abarquen todos los supuestos de circunstancias diferentes». Es más: «implica un cambio en la ley y eso es algo que sólo el Parlamento puede hacer». La respuesta, por tanto, es no. Peregrinación a Suiza Lo cierto es que tampoco es un rechazo frontal, porque los magistrados se han mostrado solidarios con la paciente, pero la respuesta en cualquier caso ha sido negativa. «No podemos dejar este caso sin expresar gran simpatía por Debbie Purdy, su marido y otros en una posición similar que desean saber con antelación si se enfrentarán a una acusación por hacer algo que muchos consideran que la ley debiera permitir», reconocen los jueces. ¿Qué le pasará al músico cubano si ahora se muere Debbie? Probablmente, nada. Probablemente. La clínica suiza Dignitas se ha convertido en los últimos tiempos en centro de peregrinación para decenas de británicos, casi un centenar, que decidieron poner fin a sus días. Ninguno de sus familiares ha tenido que rendir cuentas ante la justicia, pero Debbie Purdy no las tiene todas consigo. «Seguramente retrasará su suicidio tanto como le sea posible. Quiere evitar el peligro de que su marido pueda ser acusado por ayudarla», explicó ayer su abogado. Reino Unido recuerda estos días la historia de Chantal Sébire, la profesora francesa que padecía una rarísima enfermedad que le deformaba el rostro. Los jueces le obligaron a seguir viviendo. Dos días después se suicidó con una sobredosis de barbitúricos. Debbie piensa ya en el Tribunal de Apelaciones.

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