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SIETE DÍAS

Agua ¿extremeña?

Una declaración del secretario de Estado de Aguas ha puesto de manifiesto que el trasvase Tajo-Segura desde Cáceres puede ser una realidad. Extremadura puede ser solidaria, pero deberá recibir algo a cambio

ANTONIO CID DE RIVERA |

Domingo, 26 de octubre 2008, 11:04

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EL presidente extremeño ha declarado que del posible trasvase Tajo-Segura desde Valdecañas «se puede hablar» y eso es como cuando le abres la puerta a un vendedor de enciclopedias y le dices que pase, entra hasta la sala de estar y, antes de que uno se de cuenta, ya tiene encima de la mesa toda la colección. Murcia tiene mucha sed y, ante ello, está dispuesto a pagar lo que sea, incluso su filiación al PP.

Guillermo Fernández Vara ha venido a señalar que si se quiere apostar por un discurso nacional donde los ríos no sean de nadie y sean de todos, (Extremadura ha presentado dos recursos de inconstitucionalidad por ello a Andalucía y Castilla León) no se puede cerrar a ninguna opción. No obstante, eso no es óbice para poner ciertas «condiciones».

Hasta ahora no hay nada oficial, es más el Gobierno hasta lo niega, pero en el ambiente ya todo el mundo sabe que el Gobierno y el PSOE han cambiado su política de aguas de la etapa Narbona, y lo que era una apuesta decidida por las desaladoras, se ha pasado a una gestión a la carta en la que caben determinadas desaladoras, véase Barcelona y Valencia, pero también trasvases como el ya anunciado del Júcar al Vinalopó en Cataluña, y ahora el del Tajo al Segura desde el embalse extremeño de Valdecañas.

Y es que a Josep Puxeu, secretario de estado de Aguas, le cogieron el jueves con el carrito de los helados. Participaba en un acto que organizaba la fundación Ingeniería y Sostenibilidad y dijo sin paliativos que el trasvase al Segura desde el Tajo medio era «una posible buena opción» aunque actualmente el proyecto no está en estudio «para no quemarlo», si bien la decisión está tomada y el Ministerio de Medio Ambiente planea anunciarlo en febrero de 2009.

Puxeu, puestos a soltar, dijo también que las desaladoras «no son la panacea» y que «gestionar el agua desde dogmas es un error en que hemos estado inmersos en los últimos años». Un diario nacional se hizo eco de estas palabras e informó de que la intención del Gobierno, ya pactada con el PP, consiste en bajar el tono de la disputa del agua, eliminar del Estatuto de Castilla-La Mancha la caducidad del trasvase Tajo-Segura y promover una nueva toma de agua río abajo, desde la provincia de Cáceres.

Hay que pensar que parte de los recursos servirían para rellenar el ya agotado acuífero 23 del Guadiana cuando la conducción pasara por Ciudad Real, con lo que se contentaría a José María Barreda, y que el resto iría camino de Murcia a contrarrestar el déficit hídrico que tiene el Segura, alegrando a Ramón Luis Valcárcel. Dos por uno y por sólo 2.000 millones de euros, el presupuesto que ya baraja el Ministerio para ejecutar los 440 kilómetros de canal. Todo calculado.

La reacción de Guillermo Fernández Vara el viernes no se hizo esperar y llamó por teléfono a la ministra Elena Espinosa para preguntarle si tenía que saber algo que no supiera y que era muy feo enterarse por los periódicos de lo que se estaba cociendo. Ella contestó que todo seguía igual y que el susodicho trasvase sigue sin estar encima de la mesa.

El caso es que Extremadura tiene por primera vez en mucho tiempo un as en la manga para cuando llegue el momento, que llegará. Nadie más que esta tierra sabe lo que es ser solidario con otros territorios, pero tampoco vamos a ser tontos, ¿no?.

La postura del presidente Vara es la acertada. La coherencia ante todo, no podemos lanzar un discurso de Estado desde Extremadura y luego hacer un aparte en el tema del agua. Por hablar no se pierde nada, pero a la mesa de negociación Extremadura no puede sentarse como un invitado más. Hay que plantear condiciones, garantizar las necesidades extremeñas en el ámbito agrícola y turístico; y que las contraprestaciones a recibir no sean planes de esos que suenan muy bien pero se traducen en casi nada.

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