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SOCIEDAD

No diga chimpancé, diga persona

Pedro Pozas, del Proyecto Gran Simio, defiende en la Uex el reconocimiento de los derechos de esta especie

P. CALVO

Viernes, 24 de octubre 2008, 03:09

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Pedro Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio, recuerda que «cuando lo dijimos en el Congreso de los Diputados, se lió la de dios». Ayer lo repitió en el salón de actos de la Facultad de Veterinaria, en Cáceres, y también sonó extraño: «O se cambia la definición de persona, o no tenemos más remedio que considerar a los grandes simios como personas. Otra cosa -precisó- es ser humano». Pero durante dos horas, Pozas puso sobre la mesa todos los argumentos (genéticos, culturales, científicos) que está haciendo que cada vez más gente en todo el mundo apoye el Proyecto Gran Simio (PGS). En España, el Parlamento aprobó el pasado mes de junio una proposición no de ley en la que se adhiere a sus planteamientos y se compromete a defenderlos en otras instancias internacionales. También se incluye la prohibición expresa de experimentación o investigación con simios. «No pretendemos que se considere a chimpancés, gorilas, orangutanes y bonobos como humanos, que no son, si no como homínidos, que sí son. Los grandes simios son tan homínidos como los neandertales; solo pretendemos que se les trate y se les reconozcan derechos como se los reconoceríamos a aquellos si no se hubiesen extinguido». La afirmación no corresponde a Pozas, aunque la comparte, sino que es lo primero que se encuentra, a modo de «aclaración», el usuario de la página web del PGS. Los pomotores del Proyecto Gran Simio son conscientes de lo controvertido que aún resultan sus postulados en algunos sectores, pero los defienden con pasión. Bienestar animal En realidad, como puso ayer de manifiesto Pozas en la Facultad de Veterinaria, se hace una defensa más amplia del bienestar animal y de la conservación del medio ambiente. Por eso critican el estado de los zoos españoles ¯ellos rescataron del zoo de Almendralejo dos chimpancés, que ahora viven en Holanda, y cinco osos pardos¯ o de los circos que utilizan animales; tratan de combatir la explotación indiscriminada de los bosques, en los que viven los primates; y denuncian el monocultivo del agrocombustible, que esta acabando con la selva en varios países y dando lugar a los «desiertos verdes». Pero su acción principal va dirigida a los simios y a defender sus derechos: a la vida, a la protección de su libertad individual y a no ser torturados ni física ni psicológica. Son derechos básicos de los que actualmente sólo gozan los seres humanos. En nuestro país, además, los animales domésticos sí gozan de la protección del Código Penal, pero no el resto de especies. Sin embargo, los primates, y especialmente el chimpancé, coincide genéticamente con el hombre en el 94,6%, y algunas comunidades que residen en Estados Unidos han aprendido a comunicarse a través del lenguaje de signos, una prueba más de su cercanía al hombre. Pozas también subrayó las «capacidades cognitivas» de los primates, su habilidad para «comunicarse a nivel emocional». «Buscamos continuamente restos de nuestros antepasados (neandertales, erectus...), que me parece bien, pero a los que tenemos vivos, que tienen un mismo ancestro común, los tenemos abandonados», señalaba ayer el director ejecutivo del PGS, que también recordaba que un hombre puede recibir una transfusión de sangre de un chimpancé. A más largo plazo, el Proyecto Gran Simio quiere conseguir el establecimiento de territorios protegidos para que los chimpancés, gorilas y orangutanes «puedan seguir viviendo como seres libres por sus propios medios». También quieren lograr una declaración de las Naciones Unidas.

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