Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?
Julio, vestido de mimo, en la calle Ramón y Cajal de Villanueva. / F.H.
«Estar cuatro horas de mimo cansa más que ocho horas en la construcción»
JULIO FERNÁNDEZ LÓPEZ MIMO Y ARTISTA AMBULANTE

«Estar cuatro horas de mimo cansa más que ocho horas en la construcción»

Con su cara pintada de blanco, su mochila a la espalda y su silla, este mimo ha vuelto estos días a Villanueva de la Serena, donde estuvo ya hace cinco años

FRAN HORRILLO

Lunes, 20 de octubre 2008, 11:54

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Julio Fernández López tiene 40 años y es natural de la ciudad cántabra de Torrelavega. Desde hace dos semanas los viandantes le habrán podido ver vestido de mimo, inmóvil sobre un pequeño escalón y llenado de color las calles comerciales de Villanueva de la Serena. Con su silla, su maquillaje blanco y su mochila se ha recorrido tres veces toda España pero, como reconoce, suele repetir visita en las ciudades en donde tuvo buenas experiencias. Durante estos días, gracias a él, muchos niños dibujan una sonrisa en sus caras. -¿Desde cuándo se dedica a esto del mimo? -Desde hace unos quince años. Siempre me gustó hacer teatro en plan amateur y una vez me dio por hacer esto, me lié la manta a la cabeza y empecé. -¿Qué tal aceptación tiene allá por donde va? -Normalmente a la gente le gusta lo que haces y lo aprecia, aunque también hay personas a las que no le resulta cómoda tu presencia. A muchos también les da un poco de reparo el verme tanto tiempo subido sin moverme. Como siempre, hay de todo. -¿Se necesita entrenamiento para aguantar tanto tiempo sin moverse ahí arriba? -Ante todo lo que se necesita es paciencia y, luego, sí que existen una serie de ejercicios de respiración que te aportan la relajación necesaria para moverte lo menos posible. -¿Cuánto tiempo puede estar sin moverse absolutamente nada? -Uf, es difícil, aunque en una ocasión participé en un concurso en Barcelona de mimos, para ver quien aguantaba más tiempo, y aguanté tres horas y pico. En ese concurso quedé bastante mal, ya que hubo gente que estuvo más de siete horas sin moverse. -¿Se suele sacar mucho dinero en un día? -Bueno, depende de los sitios, de la calle en la que te pongas, de las fechas -¿Qué tal le va en Villanueva de la Serena? -Aquí nos vamos defendiendo, pero hace cinco años estuve en Villanueva y entonces me fue muchísimo mejor. De todas formas, ahora, en todos los sitos se nota la crisis, ya que antes te echaban monedas de un euro y ahora te echan los céntimos. -¿Cuánto dinero puede sacar de media al día? -Como mucho unos treinta euros, pero estando cinco o seis horas en horario de comercio. Si llegas un día a los cincuenta euros te puedes dar con un canto en los dientes. -¿En qué lugar ha ganado más dinero? -Pues me acuerdo que fue en La Coruña, coincidiendo con la liga que ganó el Deportivo por primera vez. En dos horas, recaudé más de 100.000 pesetas de las de entonces. Pero esas situaciones se dan sólo una vez en la vida. -¿Qué es lo más gratificante de su trabajo? -Pues sobre todo sacarle una sonrisa a un niño. Eso es una maravilla. -¿Recuerda alguna anécdota curiosa que haya vivido? -Sí, en Monforte de Lemos, en Galicia, un chaval de unos ocho años me vino un día con una foto que tenía conmigo cuando tenía dos años. Se fue a casa a por ella para enseñármela y casi se me cayeron las lágrimas. Luego, en Plasencia, también vinieron dos niños saharauis, que se me quedaron mirando con unos ojos enormes y asustados. Después de que la madre adoptiva me echó una moneda, me bajé y les empecé a hacer malabares, y se les puso una sonrisa que, con esos dientes blancos que tenían, parecían un piano. Esas sonrisas me valieron ese día más que todo el dinero que me habían echado. -No obstante, también habrá escuchado palabras desagradables hacia su trabajo, ¿no? -Pues sí. Bastantes veces muchos me han dicho que me daban un pico y una pala. Y lo dicen sin saber nada de mi vida o sin experimentar si esto es o no cansado. Esto es agotador, ya que cuatro horas aquí como mimo, a la intemperie, es más cansado que ocho en la construcción. Y lo digo con conocimiento de causa, ya que también he trabajado de albañil. Luego, también alguna vez he sufrido robos de todo lo que había recaudado. -¿Se dedica a esto durante todo el año? -Qué va. Hay épocas en las que desconecto y enganchó unos meses trabajando en algún sitio, como en la construcción, detrás de una barra o en el campo. -¿Cómo ha acabado de nuevo en Villanueva de la Serena? -He recorrido ya España tres veces, así como la costa mediterránea francesa. Aquí vine hace cinco años, me gustó y repetí. El otro día entré en el 'Bar 21' y tanto Pepe como Fernando, los camareros, se acordaban de mí. -Durante su estancia en las ciudades, ¿dónde vive? -Bueno, pues en hostales o en casas de algunos amigos. Este oficio, en el que estás siempre de un lado para otro, tiene eso de positivo, que en todos los sitios vas dejando amigos que te aprecian. -¿Hay mucha competencia en este mundillo? -Sí que la hay, aunque ahora se ha sumado mucha gente que se viste de blanco y no hace nada. Yo, además de mimo, soy clown y payaso. A los niños los pinto, hago malabares, globoflexia y creo que aporto algo diferente. La otra vez que estuve por Villanueva iba de maniquí de una tienda, con pajarito, un sombrero y un chaqué. Creo que son cosas que se valoran más que estar sólo quieto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios